Mujer de Dulce pregón

Antes, con un Auditorio de León lleno, el presidente de la Junta Mayor, Manuel Ángel Fernández, tomó la palabra para hacer balance de un año «que ha sido largo, con cosas buenas y otras no tan buenas». Obligado era el recuerdo a Don Enrique, papón incomparable y párroco de la iglesia del Mercado, que recogió el aplauso sincero del público.

También quiso el presidente valorar el papel social de las cofradías leonesas, fundamental en el devenir diario de la pasión capitalina, al tiempo que animó a las instituciones a seguir tomando parte en la Semana Santa de León.

En este sentido, el teniente alcalde, Fernando Salguero, quien fuera abad del Dulce Nombre de Jesús Nazareno, brindó por el cariño que mantiene con 'Aurora, no María', como aseguró llamarla, exponiendo que ha ostentado «el cargo más necesario y de la forma más callada», haciendo referencia a su papel en la cofradía de María del Dulce Nombre.

En el año de la Mujer Papona, María Aurora García hizo honor al nombramiento. «El señor es mi pastor, nada me falta» comenzó su pregón, haciendo continuas referencias a la emigración vivida, al recuerdo por una tierra que nunca abandonó. «El cielo azul purísima, claro como ninguno, parece que nos permite atisbar los altos picos de mi León», versaba.

Quiso también María Aurora establecer la relación que ha plasmado con sus actos entre la pasión del sur y la leonesa, con ese «eco lejano de campanilleros que evocan sentimientos grabados a fuego, con el soplo del viento frío del norte».

En el año de la Mujer Papona, María Aurora García dejó patente su devoción por una pasión que ha vivido, vive y vivirá, en el que hasta los 'juntaletras' forman parte. Una elección, la de María Aurora como voz del pregón, que fue un acierto. Un 'Dulce' acierto.