Abilio Guerrero Aller - Nuevo abad de Angustias y Soledad
«Vine de Trobajo sin tener ni idea de qué era esto y aprendí a golpe de cabezazos»Abilio Guerrero Aller - Nuevo abad de Angustias y Soledad
«Vine de Trobajo sin tener ni idea de qué era esto y aprendí a golpe de cabezazos»Cuando su mano conecte con la vara de mando, su mente regresará a 1977; a ese día y a aquel amigo con el que bajó a León y el azar, pero también la fortuna, hizo que se convirtiera en papón del origen de la Semana Santa ... .
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Abilio Guerrero Aller escalará el próximo domingo 17 de mayo, día de Pentecostés, hasta la cúspide de la pasión mariana que le entregará las llaves de Santa Nonia y la abadía de la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad.
El chaval de 14 años, que empezó pujando el San Juan 'viejo' de Jesús, recordará en su toma de posesión la primera vez que vistió la túnica negra con el emblema dorado. También estará muy presente ese amigo con el que llegó a la zapatería de Canuria para hacerse cofrade y que falleció a los 18 años, lo que le frenó en sus ganas de salir en procesión.
A pocos días de ostentar la abadía rememora aquella primera vez en la que ambos marcharon con flores para casa y que el seise de su primer paso les invitó a una limonada en la taberna de Darío. La repentina muerte de su compañero de aventuras le hizo replantearse su pasión, aunque el Viernes de Dolores y la Virgen del Mercado, quien le vio bautizar, le devolvió la ilusión. «Salió la procesión y dije: ¿qué hago? ¿por qué no me pongo la túnica? Aquel año lo retomé y salí el lunes, que éramos muy pocos, con Angustias».
Luego fue trayendo a su familia: primero al sobrino, luego a los hijos... y ahora le llega su turno como abad para lo que carga con un sentimiento que aún no sabe explicar. «Uno que vino de Trobajo del Cerecedo, que no tenía ni idea de lo que era esto, que no sabía nada, que se incorporó y que no tenía ni referencias y que aprendió a golpe de cabezazos, que ahora esté aquí es algo muy importante».
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'Abi', como le conocen sus allegados, siempre pujó el San Juan, hasta que en 2011, de la mano de los Lescún y Andrés Garrido, entró en la junta de seises y se puso al frente de las andas del Cristo Yacente de Ángel Estrada. De este paso, del que confiesa «dicen que es el mejor» del imaginero, mantiene varias anécdotas sobre cómo se esculpió: «Dicen que lo hizo de un gitano, de uno que iba a dormir la siesta a su estudio, o que si es una copia de uno que se ahogó en el Bernesga». Pero, sobre todo, pone en valor a los braceros que le han acompañado en la última década y presume con orgullo de los «40 suplentes» que llegarón a Santa Nonia en el último Entierro. «Miré para atrás y pensé: damos otra vuelta», explica sonriendo.
Angustias y Soledad tendrá nuevo abad en un momento «dulce» para la cofradía que ya supera los 4.100 hermanos y que está a puertas de celebrar el 450 aniversario. A este efeméride llegarán con unas arcas saneadas.
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De su antecesor, Hugo Medina, quiere mantener el orden que ha impuesto en las procesiones. Y su impronta la quiere dejar en los más jóvenes, a quienes abrirá la Casa de Hermandad para las actividades del Grupo Joven que integran 70 personas. Espera saber integrar a todo el mundo que se acerque a la cofradía y que nadie se sienta ajeno, como le ocurrió a él cuando llegó hace casi medio siglo. «Que quien se apunte a Angustias se le ayude a integrarse y haga la cofradía algo suyo».
En materia de patrimonio, Abilio tiene los deberes hechos «gracias» a la pandemia que les permitió invertir en restauraciones durante los dos años que no pudieron procesionar, a falta de la Virgen de la Alegría que se retocará este mismo año, después de su procesión.
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El gran reto o visión más optimista sería el llegar a 2028, año del 450 aniversario, con 4.500 papones en Angustias. Y ese año, en el que él será viceabad y la máxima responsabilidad recaiga sobre Roberto Canuria, empezará a proyectarse en su abadía. Para entonces ya tienen pensado organizar el Congreso Nacional de Cofradías de las Angustias, un libro que recopile toda la historia de la penitencial o la exhibición de la bula papal que les agrega a una archicofradía de Roma y les concede indulgencias plenarias en el día de Navidad, Jueves Santo y el tercer domingo después de la octava del Corpus Christi. «Quiero una celebración a lo grande», sentencia.
El nuevo abad mira a ambas titulares, a la Virgen de las Angustias y a Nuestra Señora de la Soledad. Ambas participarán, si el tiempo lo permite, en el Santo Entierro de 2026, procesión con la que guarda una vivencia especial. Cuando con 16 años pujó por primera vez el San Juan vivió el «no va más». Fue por sorpresa, cuando le reclamaron bajo las andas y tuvo que meter la cruz de hermano de filas debajo del trono para llegar a Santa Nonia, donde cogió el ramo de flores y pudo llevárselo a su casa.
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Ahora no tendrá que esconder la cruz, sino que lucirá con orgullo la vara de mando cerrando la oficial en la noche del Viernes Santo.
Abilio Guerrero llegará el Pentecostés a Santa Nonia y se presentará, aún sin saber cómo, para salir de la capilla como abad y guardián de la historia de la cofradía más antigua de León.
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