Acto del Pregón de las Siete Palabras este Jueves Santo. I. Santos

Siete Palabras desde una sola plaza en un Pregón sin caballos

La Cofradía de las Siete Palabras celebra un pregón íntimo para un reducido número de hermanos en el interior del Claustro del Palacio de los Guzmanes

I. Santos

León

Jueves, 1 de abril 2021, 14:10

El pregón de las Siete Palabras no contó este año ni con caballos ni con asistentes a un acto que se celebró en el claustro del Palacio de los Guzmanes.

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Siete revelaciones, siete credos desde siete plazas del León viejo. Pero este año fueron todas ... desde el mismo sitio. La crisis sanitaria de la covid-19 obliga a suspender y adaptar actos de la tradicional Semana Santa leonesa y el Pregón a Caballo de la Cofradía de las Siete Palabras ha sido uno de ellos.

En el interior del claustro del Palacio de los Guzmanes se encontraron los participantes en el pregón y los medios de comunicación. Con mucho espacio y distancia se llevó a cabo un acto íntimo en el que lo más importante fueron «las siete palabras y los siete anhelos» que los cofrades llevan dentro con tres colores. El rojo, de la sangre derramada, el negro del luto por la muerte y el blanco, ante la esperanza de la resurrección.

Y de este modo, ni la plaza de San Marcelo ni la Mayor ni la de Regla frente a la catedral y tampoco la de San Isidoro vivieron este año el habitual recorrido del cortejo procesional. Tendrán que esperar un año más para poder recitar por todo lo alto las siete palabras.

El pregón fue pronunciado por Gonzalo González Cayón como eje, ante autoridades y un reducido grupo de representantes de la cofradía. Un sentido texto, en el que reclamó «que sepan desde Compostela a Roma y desde Roma a Jerusalén que esté bimilenario León ya escuchó estos siete preciosos versos en la distancia, cuando Jesucristo proclamó las siete palabras finales».

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Un pregón sentido, pero con grandes añoranzas, como los fieles que otros años lo acompañaban por las plazas de León. El acto finalizó con el sonido de las cornetas, el golpe del tambor y el resonar de la matraca. Y después, silencio.

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