Todos sabemos que llegará de nuevo ese momento de esperanza, ese instante en el que de nuevo volveremos a vernos las caras.
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Ese momento llegará y recuperaremos nuestras vidas y nuestras tradiciones, y también algo tan nuestro como la Semana Santa leonesa en ... su plenitud.
Han sido dos años sin experimentar la plenitud de la Pasión. Sin ese olor a incienso que denota ya algo especial. Sin ese sonido de tambores y cornetas que marcan el ritmo de León durante diez días.
Han sido dos años también en los que la limonada ha sabido diferente, porque es bien sabido que lo que de verdad le da sabor es la compañía.
Y volveremos. Volveremos a estremecernos con cada acto de la Pasión y a que broten lágrimas repletas de emoción. Volveremos a salir a las calles para aplaudir el esfuerzo de cada papón y a llenar de sentimiento nuestro corazón.
Por que la Semana Santa ha perdido parte de su ser sin mostrarse a todo León.
Pero los pasos, los capirotes, las cornetas y las tallas volverán a la calle. El sentimiento regresará al alma de León con sus procesiones, su Ronda, su Encuentro y su gente. Porque, ante todo, la Semana Santa es su gente y, muy pronto, estará de vuelta.
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