El Sacramentado rebautiza su Semana Santa y trae a León aires del sur

Hubo cambio de nombre. La penitencial rebautizó su procesión para llamarla Camino de Pasión y de la Esperanza para presentar a los papones de acera un desfile de los que gustan en León y que también lo haría en Andalucía.

Desde la Colegiata de San Isidoro se hicieron grandes, como lo hacen con sus enormes capillos altos, para enfrentarse a una ciudad que estaba dispuesta a una larga espera para vivir su pasión.

A dos hombros, al son de la música, y guiados por la Banda de Cornetas y Tambores del Santísimo Cristo de la Victoria, Nuestro Padre Jesús de la Esperanza caminaba cautivo ante Anás. El aroma a incienso y su rostro encumbrado por un triunfo traían la esencia andaluza hasta el empedrado leonés. Un espectacular solo de viento-metal permitía a los portadores alcanzar la plaza de San Isidoro.

Acompañaron a los papones del Sacramentado la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen de Lorenzana y también lo hicieron los guardianes de la oración nocturna de San Isidoro.

Misma esencia y porte tuvieron las braceras de la Virgen de la Piedad y del Milagro. La talla anónima sobre trono plateado avanzó de la mano de la Agrupación Musical del Gran Poder.

Y la calle Sacramento aguardaba uno de los momentos estelares de la procesión principal de este Sábado de Pasión. Los focos apuntaban alto, a las ventanas de San Isidoro, donde al paso de Nuestra Señora la Virgen de la Esperanza centenares de pétalos de flor salían disparados hasta acostarse sobre su palio, las andas y los capillos de unas braceras emocionadas.

El primer sábado de una nueva pasión se dibujo en azul marino sobre cielo calmado. León ya disfruta de su Semana Santa y el Sacramentado ya marca el paso de todo lo que está por llegar.