Dos años en blanco han sido suficientes para que Lacina vuelva a teñir de negro carbón la procesión más emblemática de la comarca.
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El Cristo de los Mineros de Caboalles de Abajo ha vuelto a ser el protagonista de la tarde y la noche ... de Viernes Santo. El paso pujado, como es tradición, por los cofrades ataviados con el mono de la mina y el casco ha estado escoltado por la Virgen Dolorosa. Las mujeres de la cuenca pujaban a su Virgen de pulcro luto en un Viernes Santo de dolor.
No faltaba la banda de cornetas y tambores de la Cofradía que marcaba un paso firme a los braceros y a los centenares de visitantes que cada año acuden sorprendidos a la conocida como Procesión de los Mineros.
Un reflejo de la identidad de la comarca en un acto muy emotivo en el que los mineros vuelven a tomar protagonismo en la comarca.
La procesión ha tenido este año un recorrido distinto, ya que ha habido que acortarla porque la gente que les acompaña es mayor y es demasiado tramo. No quisieron abandonar el acto en el monumento a los mineros, pero han creado otro monumento que simula una mina y es donde se va a parar este año.
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