Del negro carbón al cielo. El Cristo de los Mineros de Caboalles de Abajo ha vuelto a ser elevado y admirado en Laciana en uno de los actos procesionales más peculiares de la provincia leonesa.
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El negro en Caboalles no sólo significa luto. Es un color con multitud de connotaciones, relacionadas con la riqueza, con una forma de vida, con el trabajo, con el medio para llevar el pan a casa cada día.
Y, por ello, es un color especial. El Cristo de los Mineros, como es tradición en la tarde de Viernes Santo, ha sido pujado por cofrades ataviados con el mono de la mina y el casco.
Les escoltaba la Virgen Dolorosa, llevada a hombros por las mujeres de la cuenca, de pulcro luto en un Viernes Santo de dolor.
No faltaba la banda de cornetas y tambores de la Cofradía que marcaba un paso firme a los braceros y a los centenares de visitantes que cada año acuden sorprendidos a la conocida como Procesión de los Mineros.
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Es un acto de devoción, de fervor, pero también un reflejo de la identidad de la comarca en este emotivo acto en el que los mineros vuelven a tomar protagonismo en la comarca.
En torno a un millar de personas acompañaron al acto procesional en el que el sentimiento y la identidad de Laciana se fusionaron para honrar al Cristo de los Mineros.
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