León vuelve a la Última Cena de la mano de los Apóstoles

«Al atardecer, estaba a la mesa con los doce y, mientras comían, Jesús les dijo: 'Les aseguro que uno de ustedes me entregará', así relata Mateo, en su Evangelio, como Jesús anticipó lo que iba a ocurrir en sus últimos días de vida.

Unos hechos que hoy, de manera más plástica, han recorrido las calles de León en una suerte de pasos firmados por José Ajenjo y Víctor de los Ríos gracias a la Hermandad de Santa Marta y de la Sagrada Cena.

La cofradía no ponía sus pies sobre el asfalto leonés desde 2019 por eso hoy el nerviosismo estaba patente para sacar a la calle esta escena fundamental de la Pasión. Además presentando novedades. La principal ha sido la sección de galileos, con niños que portaron atuendos representando a cada uno de los doce apóstoles.

«María, tomando una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, ungió con él los pies de Jesús y los secó con sus cabellos». La Unción de Betania ha sido el paso que ha abierto el cortejo. El trono portado por más de 80 braceros fue realizado por José Ajenjo en 1983 y refleja el momento en que María lava los pies de Jesús con un caro perfume en agradecimiento a la Resurrección de Lázaro.

Un paso que, tal y como muchos leoneses recuerdan, fue encargado por el Ayuntamiento y entregado a la Junta Mayor de la Semana Santa para que fuera pujada por braceros de todas las Cofradías y Hermandades de León en la Procesión del Pregón. Tras desaparecer dicho acto, el consistorio lo cedió a la Hermandad. En un primer momento lo siguieron pujando miembros de todas las cofradías; una historia que se ha repetido este año cuando la hermandad ha solicitado dos braceros de cada cofradía para portar la talla.

Y es que eso también es Semana Santa: unión y pasión por un mismo fin.

Sobre los hombros de los braceros de blanco y granate, el paso de la Casa de Betania ha congregado a cientos de leoneses y turistas este Jueves Santo. El paso tallado en 1969 por Víctor de los Ríos recuerda el pasaje en el que Jesús señalaba a una pecadora y accedía a entrar en su casa, pese a la advertencia asustada de ésta.

Siguiendo lo narrado en el Evangelio de San Lucas, le seguía el Lavatorio de Pies, pujado por mujeres. Desde 1997 esta obra del leonés José Ajenjo representa la escena en la que Jesús lava los pies a Pedro en presencia de Juan: «Si yo, el señor y maestro, he lavado sus pies, ustedes también deben lavarse los pies los unos a los otros», dijo Jesús, según el Evangelio, tras lavar los pies de aquel que habría de negarle pero sobre quien erigiría su iglesia.

Y por fin, el paso principal de la tarde, la Sagrada Cena. Una embriagadora y monumental talla obra de Víctor de los Ríos en 1950, el único sobre ruedas y que muestra en la mesa una replica del Cáliz de Doña Urraca que se guarda en San Isidoro.

Las samaritanas, jóvenes y ataviadas con blancos ropajes, portaban los enseres de la cena y las frases más conocidas del Evangelio. «Este es mi cuerpo», «Esta es mi sangre»

A su vuelta a la Catedral, se repartió el pan que el Obispo bendijo a su partida para que la Sagrada Cena tras aunar tradición, estética y rigor diera paso a la recta final de la pasión leonesa.

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