La nieve suspende parcialmente la Procesión del Perdón en León

«Creo que no debemos salir. Lo siento en el alma. Es muy difícil decir esto, lo más difícil que me ha pasado», anunciaba el abad de la Cofradía del Santo Cristo del Perdón, José María Urdiales.

El abad explicaba a los hermanos y al público asistente que las «tallas son para mucho tiempo» y la cofradía «tiene que salir muchos años». «No vamos a estropearlo. Nos cuesta mucho, pero suspendemos la procesión», sentenciaba.

La salida, prevista para las 18:45 horas dese el asilo de Ancianos Desamparados, se retrasó más de 35 minutos con fieles esperando a la procesión en Corredera, paraguas en mano y abrigados con guante, gorro y bufanda por la drástica bajada de las temperaturas.

La decisión tomada fue la de iniciar la marcha sin pasos y hacer la mitad del recorrido, llegando hasta la Catedral de León para completar el acto del Perdón y poner fin a la procesión.

El anuncio fue un jarro de agua fría, aunque comprendido por los hermanos y hermanas del Perdón, que rompían en un aplauso ante un emocionado abad. «Lo siento, de verdad que lo siento. No puedo hacer otra cosa», insistía ante los braceros, que aguardaban en la carpa junto a sus pasos.

Las más emocionadas, las braceras de la Madre de la Paz, entonaron vivas a la virgen y una espontánea dedicó una saeta a la talla que custodia la iglesia parroquial de San Francisco de la Vega.

La procesión se ordenó para salir, sin pasos, y con permiso del abad para que quien no quisiera participar del recorrido se fuera. Casi todos se sumaron, entre ellas la banda de Celada -La Robla- y la de la propia cofradía, así como escoltas de paso, manolas, braceros, hermanos de filas y demás miembros de la penitencial ferroviaria.

Pasadas las 19:15 horas salió definitivamente. En la plaza de Regla se celebró la liberación del preso.