La lluvia no puede con Las Bienaventuranzas

El objetivo de la hermandad cambió este año ya que, por la previsión de precipitaciones, tuvo que modificar la Procesión de Las Bienaventuranzas su recorrido, acortándolo hasta la Plaza Mayor y sin subir a la Catedral donde normalmente se realiza el sermón.

Y fue acertada la decisión ya que en la misma Plaza Mayor comenzaban a caer, pasadas las once de la mañana, las primeras gotas de lluvia. El sermón se redujo al paso de los tronos, una ofrenda floral y lectura de las mismas cuando el titular, el Santo Cristo de la Bienaventuranza, pasaba por delante de la iglesia de San Martín.

Aumentó la intensidad y aligeraban el paso los hermanos y hermanas, viviendo uno de sus momentos de más afluencia en la Plaza de San Martín donde iniciaban el retorno hacia el Patio del Albéitar. Levantaron los aplausos del público Nuestro Señor Jesús Nazareno y María Santísima de la Misericordia, bailados por 80 braceros y 80 braceras para encaminar la cuesta abajo de la calle Zapaterías. La música la pusieron las bandas de Tres caídas de San Andrés y Nuestra Señora de la Soledad, además de la propia agrupación musical de Las Bienaventuranzas, una de las más numerosas de la Semana Santa de León.

El último cuarto de los cinco pasos, Nuestra Señora de la Piedad, entraba en San Francisco cuando comenzaban a abrirse los paraguas por la intensidad de la lluvia, aligerando el paso para culminar la vuelta a casa antes de las 12:30 horas.