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Siempre a la derecha del Padre Nazareno -según la contempla el espectador-. Su figura preside la hornacina que decora ese lado de una capilla de Santa Nonia que durante meses estuvo huérfana sin su Virgen de las Angustias.
La talla de Juan de Angers ya está de regreso a su camarín tras someterse a una rehabilitación integral y recuperar el mejor aspecto de esta imagen del siglo XVI.
Desde el pasado verano, la imagen titular de la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad fue llevada a Sevilla, donde Juan Manuel Miñarro hizo un estudio y descubrió el deplorable estado en el que se encontraba la pequeña virgen. Tuvo que consolidar las maderas, recomponer lo desecho por la carcoma, limpiar la talla en cámaras de acondicionado y ha quitado pintura e impurezas que no eran propias de la imagen. «La acogió con mucho cariño y, a la vista está: el resultado ha sido fabuloso», afirma el abad Miguel Ángel Gil.
La Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad también ha llevado a cabo la reforma del camarín de una de sus tallas titulares.
La restauradora leonesa Raquel López ha trabajado en esta hornacina, de la época de Juan de Angers, que tiene una gran valoración.
Su trabajo ha consistido en limpiarla, consolidarla, ajustarla y ponerle unos nuevos anclajes que van incrustados en la propia madera para su sujección.
La talla volvió a León el 10 de marzo, lista para procesionar. Pero la irrupción de la covid-19 obligó a la cofradía a dejarla en la Casa de Hermandad. «La tuvimos que meter en cuarentena. Ha sufrido también el confinamiento de la enfermedad».
El resultado de la intervención no puede agradar más a la penitencial mariana, y más tras la anterior rehabilitación, en el pasado siglo, que dejó muy desencantados a los hermanos de Angustias. En aquella ocasión, en los años 90, un taller de Simancas llevó a cabo una restauración «muy liviana», y en la propia virgen se encontraron puntas, clavos y otros elementos que estaban ocasionando daño a la propia imagen.
La cofradía tiene en la obra del compañero de Juan de Juni a una sus tallas más veneradas.
Este año, estaba previsto que saliera a las calles de la ciudad hasta en tres ocasiones, aunque la pandemia no permitió a los leoneses disfrutar de la imponente plasticidad de esta piedad. «El disgusto va pasando, el tiempo lo mata todo, pero cuando acudes a un acto recaes en el sentimiento de pena. Ha sido un palo muy grande», aseguran.
Al menos ahora, los devotos a la Virgen de las Angustias podrán volver a admirarla junto a su otra titular, la Virgen de la Soledad, en Santa Nonia, donde vuelve a reposar tras la cuarentena y lo hace con más fuerza y potencia que nunca.
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Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
Clara Alba, Cristina Cándido y Leticia Aróstegui
Javier Martínez y Leticia Aróstegui
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