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Lo primero que encontrarán los futuros visitantes del Museo Diocesano y de la Semana Santa será a la Borriquilla y lo último la Resurrección. Víctor de los Ríos será origen y final en un itinerario que abrirá sus puertas, por fin, este mismo año.
La exposición permanente del museo que se inauguró en julio de 2020, y que aún no contaba con el objetivo por el que abrió sus puertas, se llenará este otoño de imágenes para cumplir con su cometido.
El presidente de la Fundación, Luis García, puso el discurso del museo en manos de César García Álvarez, quien ha confiado en Alejandro Grande para encajar la museografía de este centro que, ahora sí, se prepara para abrir sus puertas de forma permanente.
Se acabaron las palabras y ya empieza a haber gestos. Desde hace varias semanas, las cofradías han ido llevando parte de su patrimonio a esta instalación ubicada en Domínguez Berrueta. Y, a principios de septiembre, está prevista la llegada de una segunda y definitiva remesa.
El museo ya tiene definido y reajustado el proyecto básico con el que se colocarán las pieza en las diferentes salas, además de tener diseñada su iluminación. También se colocarán las cartelas con la información de cada imagen y objeto.
La primera sala será una recepción del visitante en el que aparecerán los maniquíes de las 16 cofradías de la Junta Mayor de Cofradías y Hermandades de la Semana Santa de León junto a sus guiones. También aparecerá un audiovisual para escuchar música pasional con imágenes de las procesiones.
El museo reserva una sala a su primer nombre: Diocesano. Este espacio está «muy avanzado» y pretende mostrar, en concomitancia con la Semana Santa, la producción histórico artística en la vida de las parroquias y las comunidades cristianas vinculadas con esta época. De este área se está encargando Máximo Gómez Rascón, responsable artístico de la Catedral de León, junto al técnico Iván González.
El diseño ha tenido que hacer «encaje de bolillos» para respetar de forma «rigurosa» el criterio cronológico» de la pasión leonesa y acomodarlo a las exigencias de cada espacio, apareciendo las piezas más destacadas y altas en el patio central.
La última parte de la visita quedará dedicada a la virgen, a la música procesional y a enseres menores.
La apertura de doce vanos debajo de la cúpula acristalada ha permitido «aligerar muchísimo» la temperatura del Museo Diocesano y de la Semana Santa, que alcanzaba temperaturas imposibles para el correcto mantenimiento de las figuras.
A ello ayuda el clima habitual de León, con noches en las que refresca y que permitirá aliviar el clima interior.
Todas las cofradías han participado de forma activa en el contenido que el museo expondrá a sus visitantes. Algunas solo han podido aportar objetos, ya que sus pasos permanecen al culto en los templos correspondientes, mientras que otras sí han podido enviar las tallas. «Queremos que todas tengan algo».
A las penitenciales se les ha enviado un borrador de préstamo, como propietarias de las imágenes y objetos, y el patrimonio quedará asegurado. También podrán retirar el material «cuando lo necesiten». A ello se suma la peculiaridad de ser un museo que, precisamente, quede cerrado y vaciado durante la Semana Santa.
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