El interior del museo y Marta Barriales, Natalia Iglesias y Sergio Iglesias.

La cercanía de las tallas y la falta de otras «muy importantes»: León opina sobre su museo cofrade

La espectacularidad de algunas de las tallas expuestas, junto con la falta de tronos y otras figuras son las primeras opiniones de los visitantes en el día de apertura

Jueves, 28 de noviembre 2024, 08:17

La pasión de Cristo según León ya se puede vivir los 365 días del año. Este miércoles 27 de noviembre el Museo Diocesano y de la Semana Santa de León ha abierto sus puertas al público general, que ha acogido de gran manera esta apertura. Cuatro años de espera bien valían esta calurosa acogida, que representa de una manera diferente cómo se vive la Semana Santa en la provincia.

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Según datos recogidos por este periódico, entorno a 80 tarjetas anuales se han sacado en este primer día de apertura en el que unas 50 personas han entrado a visitar la exposición, que el pasado martes 26 fue inaugurada oficialmente por la clase política de la provincia y de la comunidad.

Opiniones buenas, pero con matices

Había miedo de que el museo no estuviese a la altura porque las tallas expuestas al culto representan lo mejor de la pasión leonesa, y a pesar de eso la sensación de la gente que sale de pasear por las ocho salas que contiene el museo es buena. Pero con matices. Es el caso de José Antonio Robles y Domingo Vergara, que echaron en falta la Sagrada Cena y la Oración en el Huerto del Dulce Nombre de Jesús Nazareno: «Yo soy bracero de ese paso», comentaba José Antonio, «pero me imagino que poco a poco irán ampliando la exposición y espero que la pongan». Vino hace unos años, cuando los pocos actos cofrades que acogía la edificación se limitaban a pequeñas exposiciones o conciertos, y el contraste con cómo está ahora le ha gustado: «Me ha gustado mucho, cuando vine hace años no había nada, solo cuatro banderines y poco más, pero ahora mola mucho».

Iván Peña salía con una sonrisa en la boca. Se notaba que le había gustado. «Me ha encantado», reconocía. «Me dio pena cuando cerraron y los problemas que ha habido con el edificio y ver esto otra vez me ha gustado mucho, está muy bien verlo así», explicaba con una palpable felicidad, aunque reconoce que se lo esperaba «un poco peor». «Me ha sorprendido, las salas impactan mucho y estar tan cerca de las esculturas y del arte sorprende», decía antes de admitir que le faltaba algún trono y la Sagrada Cena, «un paso muy importante en León y que falta».

«Es espectacular»

En falta echaba al Cautivo de la Hermandad del Sacramentado y a la Virgen de la Misericordia de las Bienaventuranzas Iara Tallante, aunque ambos estén expuestos al culto el primero en San Marcos y la segunda en San Claudio. Aún así, señalaba que «está bastante bien» y sí que se lo esperaba tal y como es, así que sorpresas pocas se ha llevado esta orgullosa cofrade, que reconoce que le gusta mucho la Semana Santa junto con Alexander Gutiérrez.

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Igual de felices y convencidos salían en grupo Marta Barriales, Natalia Iglesias y Sergio Iglesias. A los tres se les notaba que les gustaba la Semana Santa por sus acertados comentarios. «Me parece algo espectacular», dice Sergio antes de decir nada más, «pero me falta alguna cosa más, aunque entiendo que son donaciones y las cofradías dan lo que pueden dar». A ello puntalizaba Marta que «es verdad que lo más importante no iba a estar porque ya está expuesto», que también podría estar la Sagrada Cena y «es verdad que falta», aunque «todo lo que tenga que ver con Semana Santa me gusta, pero me lo esperaba mejor».

«El patio está vacío, pero el edificio en sí e smuy bonito», añadía Sergio, que destaca el orden cronológico de la exposición y que el palio de la Virgen de la Soledad de Angustias estuviese cubierto por un cristal y las pinturas de hacía siglos expuestas en la parte diocesana no lo estuviesen. «Me parece chocante, pero es mi opinión», comenta, aunque, en general, «ver de cerca las tallas te permite verlas desde otra dimensión diferente a la de las procesiones en la calle».

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Por su parte, Natalia expuso que se esperaba «algún paso en la zona central del patio» porque en su momento, cuando vino a una exposición temporal que el museo acogía anteriormente, «había varios pasos con tronos y la entrada era más impresionante», igual que el «realismo» de las tallas y los pliegues de la tela.

León ya tiene su ansiado museo. En un punto neurálgico, en una subida, la de Domínguez Berrueta, hacia la Catedral que tantos momentos emotivos brinda a los papones. Y con ocho salas que recorren minuciosamente la manera en la que la provincia leonesa entiende a Cristo y su vida, muerte y resurrección.

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