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León
Jueves, 18 de abril 2019, 09:41
Como manda la tradición cada Jueves Santo vuelve a salir a escena el 'misterio' de la barrica de vino que se esconde entre los entresijos de la Real Colegiata Basílica de San Isidoro.
En su interior reposa el vino más añejo del mundo, cuya historia nace en el siglo XI. A la estancia en la que se encuentra la barrica que esconde sus entrañas tan singular líquido sólo se accede en Jueves Santo, jornada en la que seis clérigos 'catan' ese licor casi divino. El resto del año permanece cerrada, silenciada y oculta. «Ya está todo preparado, para que tal y como manda la tradición, degustemos este vino un año más», aclara Francisco Rodríguez Llamazares, abad de San Isidoro, a leonoticias.
El cuarto que esconde este legendario vino cuenta con una puerta doble de madera y hierro. Ambas, contiguas, casi pegadas, tienen doble cerrojo y las llaves de los mismos son custodiadas por personas diferentes, por un lado una llave la guarda el abad de turno y la otra el administrador capitular. «En Jueves Santo, por la mañana, acudimos los dos casi en forma capitular a la cuba donde sacamos como medio litro de vino, en un jarra que ya tenemos preparada para la ocasión», aclara el abad de San Isidoro, que repondrá justamente el doble. Se repone el doble porque el roble «se impregna» por el líquido y se bebe ese sobrante durante el último año.
La leyenda recuerda que la barrica milenaria fue llenada por santo Martino de León hace casi mil años con «con doce cántaros de vino», unos 176 litros. «La cantidad de vino es escasa, si lo damos a probar a todos nos quedamos sin él, hay que limitarlo y seguir la tradición».
El milenario y secreto vino de San Isidoro para quienes lo han paladeado es «un coñac con gran solera», con seguridad el más viejo del mundo, por la «madre que tiene». «Yo ni soy catador de vino ni especialista, pero mi opinión personal es que es coñac, es un vino muy envejecido en barrica de roble, hasta el color es muy parecido al coñac», comenta Francisco Rodríguez.
A lo largo de la historia la barrica ha 'servido' su vino-licor a canónigos y autoridades, pero siempre en medio del sigilo y la discreción, «es un privilegio poder tener acceso a este vino». El presidente de la Junta de Castilla y León,Juan José Lucas, la que fuera presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, o ya fallecido presidente de honor del Partido Popular, Manuel Fraga, tuvieron el privilegio de saborear el caldo. Ante la cuestión de que alguien 'nuevo' pueda catar este licor, el abad es muy contundente. « Tendría que ser un caso excepcional que habría que examinar con detalle el perfil de esa persona».
La historia ya se ha convertido en leyenda misteriosa que da lugar a muchas cavilaciones. Argumento utilizado asiduamente por el síndico del Ayuntamiento en la ceremonia civil y religiosa de Las Cabezadas. «Es un argumento socorrido que forma parte de las historia de San Isidoro y de su monasterio, la gente se pone nerviosa lanza sus dudas sobre el misterio de la cuba, si lo sacáramos a plaza nos quedaríamos sin el cubeto», bromea Rodríguez.
Durante sus mil años de historia esta barrica ha protagonizado todo tipo de anécdotas. El Rey Alfonso XIII, por ejemplo, renunció a beber el mismo porque el día en el que acudió al templo no era Jueves Santo.
La barrica, además, logró sobrevivir a las tropas napoleónicas, que se llevaron del templo sarcófagos del Panteón Real y otros bienes, pero no alcanzaron la barrica.
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