Astorga vive su Pasión con la entrega de más de la mitad de sus habitantes

Una de las penitenciales que más ha alimentado esta pasión es la Hermandad de los Caballeros del Silencio de Nuestro Padre Jesús Nazareno, con sede canónica en la iglesia de San Bartolomé y que está formada por tres tallas: el Nazareno, el Ecce Homo de Valdeviejas y las 14 farolas de la pasión.

Realizan tres acto: el traslado el sábado de dolor del Ecce Homo hasta el cabildo; el Martes Santo participan en el VíaCrucis de la Junta Pro Fomento; y el Jueves Santo por la noche con la Procesión del Silencio.

Roberto Pérez recuerda cómo la llama de la Semana Santa astorgana se prendió en él desde pequeño, desde el Domingo de Ramos con la palma que le hacía su madre, hasta convertirse en el hermano mayor de este cabildo. «Me acuerdo de cogerme, todos los años, el bajo de la túnica por parte de mi madre. Siempre fui del Silencio y de la Cena, que usaban el mismo hábito menos el caperuzo».

Como momentos más destacados de su hermandad sitúa el voto de silencio de los cofrades, que no se rompe hasta que el Nazareno regresa al cabildo, o uno más litúrgico: cuando el coro Excelsiors Ciudad de Astorga le canta un motete al Nazareno y otro al Ecce Homo en la plaza de la Semana Santa y todo el mundo guarda silencio.

De una segregación de los Caballeros del Silencio nace la Hermandad de la Santa Cena del Gremio de Alimentación y Hostelería, un apellido singular que nace en sus orígenes. «La hermandad se compone de 225 hermanos y el origen es la segregación de la Hermandad de los Caballeros del Silencio, impulsada por el gremio de hosteleros de la ciudad, en 1969; y después entra a formar parte el gremio de alimentación. Los cargos ha de ser uno de cada gremio».

El monumental paso que da nombre a la penitencial reposa en el cabildo y lo componen los 12 apóstoles y Jesús. También destaca la talla del Huerto de los Olivos, con cinco imágenes; y la Traición de Judas, ambos propiedad del Silencio; siendo otro el único paso que les pertenece: el Jesús Cautivo, que va con cargadores, hasta 40 hermanos, y representa el cautiverio del Señor.

La procesión principal de la Santa Cena es bonita desde el inicio, aseguran, con la majestuosidad de su paso entrando en la plaza mayor o la de la Semana Santa, y el paso de su cautivo. «La salida de Jesús Cautivo, desde el cabildo, o la recogida ya en el último momento de la procesión, cuando los cargadores y el esfuerzo tras la procesión te hace sacar ese impulso para despedirla».

La vena cofrade del hermano mayor, Roberto Suáñez, llegó con ocho años, cuando empezó a tocar en una banda de cornetas y tambores. «He ido pasando por diferentes cofradías hasta que recaí en la que estoy ahora, donde tocaba con mi banda, y empecé como cargador del Cautivo, todavía siguo, y a raíz de ahí viene todo».

Fuera de la Junta Pro Fomento de la Semana Santa de Astorga se sitúa la Archicofradía de la Virgen de los Dolores, que desde tiempo inmemorial profesa su fe a esta advocación de María. En 1906 se puso al culto la imagen, obra de José de Rozas, de la escuela castellana, y es una imitación de la Virgen de las Angustias de Juan de Juni de Valladolid.

La principal peculiaridad la lleva en su propio nombre, con el de archicofradía, y que podría deberse a dos cofradías, en la parroquia de San Andrés y en Murias de Rechivaldo, que surgieron de ella. En la opinión de Emilio Fernández, canónigo de la catedral, párroco de la parroquia y consiliario de la penitencial, esto llega por ser «madre de cofradías, con filiales, a lo largo de su historia».

Tras la novena a la Virgen de los Dolores, su acto principal tiene lugar el Domingo de Ramos por las calles de la capital maragata. La portan 40 braceros, que suelen inscribirse y solicitar incluso vivamente su interés por ser braceros. Son gente joven, antes solo varones, pero ahora también mujeres.

A estas tres penitenciales se suma la más antigua de la ciudad: la de la Santa Vera Cruz y Confalón, de 1475, que cuenta con importantes tallas como el Jesús Flagelado, el Descendimiento, el Yacente, la Piedad o la Urna.

Completan el catálogo de la Semana Santa de Astorga la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Soledad; la de las Damas de la Virgen de la Piedad; el Bendito Cristo de los Afligidos y la Entrada de Jesús en Jerusalén.

Y la reflexión final para recuperar la pasión astorgana la deja el párroco Emilio Fernández. «Con motivo de la pandemia que padecemos se ha ausentado del culto de los templos mucha gente. ¿Cómo conseguiremos que vuelva toda esa gente? Pues la Semana Santa puede ser una oportunidad para ello».