La 'amargura' de no poder procesionar lleva a los papones de Minerva a San Martín

Esta vez, el recogimiento y la oración dio paso a la penitencia en la calle. El párroco pidió a los asistentes acompañar a la virgen, que presidía el centro del altar. La talla de Juan de Rozas, del siglo XVII, encarnaba el dolor de los papones de Minerva, en esta ocasión con traje y corbata, por no poder mostrar a León su devoción sacramental.

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Una a una se fueron rezando las estaciones de Vía Crucis, con tres jóvenes desplazándose por la iglesia con ciriales y una cruz, para posteriormente llevar a cabo una meditación ante la imagen y un responso por los hermanos fallecidos.

El incienso impregnó el ambiente de solemnidad y la seriedad se apoderó, una vez más, de los cofrades de esta centenario a la que aún le quedará un acto más, ya que al ser año par le corresponde oficiar el Santo Entierro de León.