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Pablo Álvarez
Riello
Miércoles, 26 de febrero 2025, 09:23
Un año más, Riello volverá a dar vida a los zafarrones. Este sábado, el municipio omañes saldrá a la calle para espantar a los malos espíritus durante el sábado carnaval. Esta singular celebración es todo un clásico en la zona, aunque durante más de 50 años se dejó de realizar de manera regular. Fue en 1997 cuando la Asociación Ares Omaña decidió impulsar de nuevo una tradición que, año tras año, despierta el interés de toda la comarca.
Según marca la tradición, los vecinos del pueblo se disfrazan durante los cuatro días de carnaval de diversos personajes para recorrer las calles de la región y pedir casa por casa mientras representan unas parodias. Tras visitar todos los pueblos de Omaña, los Zafarrones, el toro y el torero regresarán a la plaza de Riello para celebrar la fiesta en torno a la hoguera. A las 19:30, dará comienzo la zafarronada, que consiste en hacer sonar los cencerros para espantar a los malos espíritus en torno al fuego. Tras llevar a cabo la representación, todos los presentes podrán entrar en calor con la habitual degustación de sopas previa al gran baile que tendrá lugar en el salón.
El elemento principal de la zafarronada es la hoguera. En la antigüedad, servía para llevar a cabo ritos purificadores. Hoy en día, los vecinos del pueblo utilizan las cenizas del fuego para arrojarlas al resto de habitantes en una tradición que se conoce como cernada. Por su parte, los cencerros que portan los zafarrones sirven para ahuyentar a las fuerzas malignas y hacer despertar a las fuerzas vivificantes de la tierra.
Dentro de la amplia lista de personajes que forman la zafarronada, destacan por encima del resto los zafarrones. Representan figuras demoníacas, el caos invernal y tienen como misión amedrentar y generar ruido con los cencerros. Llevan el rostro tiznado de negro o cubierto con una careta oscura de piel, cartón o madera. Su vestimenta está compuesta de pieles de animales sobre una amplia blusa de color blanco.
El toro siempre sale unido al torero que simula torear a toda la gente, especialmente a las mozas. Otros personajes que aparecen son el ciego, el lazarillo, el abanderado, y los gitanes, cuyos participantes masculinos llevan corbata y los femeninos pañoleta florida.
De esta forma, Riello volverá a representar uno de los carnavales más especiales de toda la provincia. Una fiesta que une tradición y folklore en torno a un ritual que atrae a decenas de turistas dispuestos a disfrutar con la representación de una zafarronada que no deja indiferente a nadie.
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