La historia tras el Palacio de Toral de los Guzmanes

El patrimonio histórico y monumental de la provincia de León es incalculable. Los leoneses contamos con grandes restos históricos que hacen de nuestra tierra, uno de los territorios más ricos en cultura. Por esta razón, Leonoticias se acerca este verano, a vista de dron, a los castillos y murallas más espectaculares de la provincia.

Es momento de adentrarse en el Palacio de Toral de los Guzmanes, originalmente una fortaleza militar.

El Palacio de los Guzmanes en Toral, originalmente una fortaleza militar, fue construido principalmente entre los siglos XIII y XIV por Don Juan Ramirez de Guzman.

Su estructura refleja el diseño característico de las «Casas Fuertes» del siglo XIV, con una planta cuadrada perfecta y alas abiertas hacia un gran patio interior que organiza toda la edificación. En sus inicios, la fortaleza contaba con cuatro torres en cada esquina, de las cuales solo se conservan tres; la cuarta, más robusta, probablemente era la Torre del Homenaje, aunque fue eliminada en tiempos históricos.

Una característica notable de la fortaleza es que está construida mayoritariamente con

tapial calicastrado sobre sólidos zócalos de mampostería de piedra arenisca local.

Además, se sabe que la fortaleza estaba originalmente rodeada por un profundo foso, cuyo recuerdo aún perdura entre los actuales habitantes de Toral. Este foso era claramente visible en el lado noroeste de la construcción hasta mediados del siglo XX.

Durante la Guerra de las Comunidades, siendo la villa propiedad de Ramiro Nuñez de Guzmán, notable comunero leonés, el palacio fue asediado, siendo la defensa del mismo responsabilidad de Maria de Quiñones, la cuál aguantó 4 meses de largo asedio y en la capitulación acordó la no destrucción del edificio.

Tras el fin de la Guerra de las Comunidades, durante la cual la fortaleza y la villa de Toral fueron sitiadas por las tropas realistas durante más de seis meses debido a que pertenecían al comunero Ramiro Núñez de Guzmán, la fortaleza perdió su función defensiva y con el avance de la artillería y la llegada de la paz, sus características defensivas se volvieron innecesarias.

Así, a mediados del siglo XVI, la antigua fortaleza se transformó en una residencia palaciega, añadiendo grandes ventanales y balcones, y construyéndose una galería columnada de piedra de estilo renacentista en el patio interior, de la cual solo se conservan dos arranques de sus arcadas.

A finales de la década de 1980, se emprendió un ambicioso plan de rehabilitación del edificio para darle un uso social y cultural, convirtiéndose en el centro cultural de referencia de la Vega del Esla. A finales de los años 90, el descubrimiento de los cimientos de lo que podría haber sido la torre mayor de la fortaleza medieval permitió realizar una reconstrucción volumétrica del edificio, que actualmente alberga el Ayuntamiento de Toral de los Guzmanes.

Todas las obras de rehabilitación y reconstrucción fueron proyectadas y dirigidas por el arquitecto Eloy Algorri.

Actualmente es sede del Museo del Botijo, el cuál es la mayor colección del mundo en esa materia.

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