La historia tras el Castillo de Laguna de Negrillos

El patrimonio histórico y monumental de la provincia de León es incalculable. Los leoneses contamos con grandes restos históricos que hacen de nuestra tierra, uno de los territorios más ricos en cultura. Por esta razón, Leonoticias se acerca este verano, a vista de dron, a los castillos y murallas más espectaculares de la provincia.

Es momento de adentrarse en el Castillo de Laguna de Negrillos y su increíble historia.

Desde el reinado de Fernando II de León (1157-1188) la villa de Laguna de Negrillos es una villa de realengo en la que existe ya el nombramiento de Teniente. En el siglo XIII la villa fue repoblada por Fernán Fernández, y en el siglo XIV los Quiñones adquirieron la propiedad de la villa.

El actual castillo se asienta sobre la edificación anterior, de la cuál ya existen referencias en el Fuero otorgado por Alfonso IX a la villa en 1205. Este anterior castillo servirá como defensa del territorio leonés antes de la unión de los reinos de León y Castilla.

La actual edificación es la reforma de la anterior que llevaron a cabo, en el siglo XIV, Diego Fernandez de Quiñones y Maria de Toledo, los cuales establecieron en Laguna su residencia.

La actual estructura se conforma de cal y canto, utilizando los restos de la estructura anterior, la cuál algunos autores dan por arruinada en el momento en que los Quiñones inician la renovación. Diego Fernandez de Quiñones y Maria de Toledo dotaron a la edificación de adarves, saeteras, letrinas, torres de flanqueo y, de lo que se ha convertido en todo un símbolo para el pueblo, la Torre del Homenaje.

En 1217 Alfonso IX acude a la villa a refugiarse tras una frustrada expedición por las tierras castellanas.

Con el asentamiento de los Quiñones la villa se convierte en una plaza fuerte, cabeza de las posesiones de los Luna en el Páramo y residencia habitual de los Condes. Aquí volvió Don Suero tras las Justas del Passo Honroso en 1434 a reponerse de sus heridas, y hasta aquí tuvo que desplazarse Juan II en 1440 cuando Maria de Quiñones se resiste a la autoridad regia; y es aquí donde Diego Fernandez, en 1477, rechaza el llamamiento de Enrique IV para que fuera a la Princesa Juana, en lugar e Isabel. En la villa datan muchos documentos de los Quiñones, hasta que a finales del siglo XV existe el nombramiento de un alcaide en nombre del conde de Benavente y Luna.

Esta torre, de planta cuadrada que alcanza los 24 metros de altura, está realizada en mampostería con refuerzo de sillería en las esquinas. Sobre las ventanas de arco de medio punto se situaron los escudos de los Quiñones y los Toledo, al igual que sobre la puerta de acceso al recinto.

En 1847 Madoz nombra la existencia de un palacio y un castillo en la villa, estando el palacio completamente arruinado, pero conservando el castillo en buen estado.

Actualmente el castillo ha sido objeto de obras de consolidación y restauración, saliendo de la Lista Roja del Patrimonio de Hispania Nostra. También se están realizando obras en la Torre del Homenaje con el fin de construir un museo en su interior y un mirador en su parte más alta.

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