Blanca Portillo protagoniza en el Bergidum una obra sobre el Holocausto

En la Varsovia de nuestros días, la protagonista conoce la leyenda del cartógrafo del gueto. Según esa leyenda, un viejo cartógrafo se empeñó, mientras todo moría a su alrededor, en dibujar el mapa de aquel mundo en peligro. Pero como sus piernas ya no lo sostenían, como él no podía buscar los datos que necesitaba, era una niña la que salía a buscarlos para él. En el montaje, la protagonista tomará por verdad la leyenda y se lanzará obsesivamente a la búsqueda del viejo mapa y, sin saberlo, a la búsqueda de sí misma.

En ese sentido, 'El cartógrafo' adquiere la forma de un mapa sobre esa búsqueda y sobre la propia leyenda. La obra se detiene en el pasado y en la recuperación de la memoria para luchar contra la dictadura del presente. 'El cartógrafo' es teatro puro, simple, sin artificios, con juego de luces y música, en el que los protagonistas se tiran al suelo, hacen voces, intercambian papeles, hablan al público y llevan las interpretaciones al extremo, dentro de la historia más atroz que ha vivido la Humanidad. Al respecto, la historia supone una cartografía de la desaparición, con el objetivo de encontrar en el mapa el camino hacia la memoria colectiva.