Álvaro Romero
Jueves, 7 de noviembre 2019, 07:58
Enclavado en el norte de la provincia de Navarra, el Valle de Baztán forma parte del Pirineo atlántico, y yace escoltado por los puertos de Belate y Otsondo. Alberga en su territorio una riqueza natural extraordinaria, patente en cada uno de sus rincones, destacando sobre ... todo su fauna y flora. Es apreciado por su idílico paisaje, su verde manto salpicado de pueblos y caseríos, la amabilidad de sus gentes, la deliciosa gastronomía, y su importancia como enclave histórico y cultural.
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Este territorio, habitado desde hace miles de años, fue una importante zona de paso y foco comercial gracias, entre otros factores, a su posición estratégica y al Camino de Santiago. Durante la Edad Media se libraron mil batallas de carácter fronterizo y se levantaron infinidad de torres defensivas, fortalezas militares y robustos palacios. A día de hoy muestra todo el carácter navarro con influencia vasca y francesa. Un total de 15 conjuntos urbanos encuentran su sitio en esta región.
El valle se caracteriza por ser tierra de hidalgos e indianos, personalidades que regresaron de ultramar con una gran fortuna y que invirtieron en remodelarlo. El resultado se hace patente en numerosos palacios y caseríos de piedra, decorados con balconadas, que salpican sus campos. Monasterios, puentes medievales y monumentos megalíticos se intercalan entre serpenteantes ríos, verdes pastos y colinas, espesos bosques y fastuosas cuevas. Características naturales que le han valido el apodo de «la Suiza navarra».
Estos campos viven al abrigo de las montañas, cumbres de alrededor de mil metros de altura que dan cobijo a caseríos y casonas, muchas de ellas levantadas por los propios indianos, que se reparten por las laderas mientras el ganado campa a sus anchas. La mejor panorámica se obtiene desde el mirador del Baztán, situado en Ziga, enclave de visita obligada.
Peregrinos, brujas y contrabandistas también dejaron su huella. Hoy pueden seguirse sus pasos a través de diversas rutas: la del Camino de Santiago del Baztán, la de las brujas y el sendero de los contrabandistas que une las cercanas cuevas de Urdax, Zugarramurdi y Sara. Más de 50 rutas de senderismo se reparten por la comarca haciendo posible que disfrutar de tranquilos y apacibles paseos en la naturaleza sea una de las actividades preferidas por los visitantes. Algunas de las sendas atraviesan extensos hayedos y se asoman a intrincados barrancos dejando a su paso vistas espectaculares.
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El Valle de Baztán ofrece, además del senderismo y el montañismo, infinidad de actividades enfocadas a todo tipo de turistas. Tanto para aquellos que buscan descargar adrenalina practicando deportes de aventura como para los que buscan relajarse en alguno de sus balnearios. Visitar sus molinos, aprender cómo se elabora el queso local en las propias queserías, realizar algún scape room o recorrer el entorno a caballo, son algunas de las actividades más destacadas, ideales para realizarlas en familia y descubrir a fondo la zona.
Capital administrativa, jurídica y cultural del Valle de Baztán, Elizondo es también el centro neurálgico y comercial de la comarca. Sirve de hogar a la mitad de la población y de escenario para fiestas, mercados y actos públicos. Se distribuye a ambas orillas del río Bidasoa, cauce que atraviesa el trazado urbano dejando espectaculares estampas.
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Contempla y alberga construcciones nobiliarias, palacetes y casonas como el palacio de Arizkunenea o el edificio del Ayuntamiento. En la cercana población de Irurita se pueden contemplar excelentes casas palaciegas torreadas y torres medievales como la de Dorrea o la de Jauregizuria. Otras localidades a tener en cuenta son: Arizkun, Amaiur o Arraiotz.
Entre su gastronomía, contundente y exquisita, destacan los productos de la tierra y las recetas populares que se han sabido conservar a la perfección, pasando de generación en generación. Preparaciones que nacieron como platos humildes y que a día de hoy enamoran paladares. Mención especial merece la elaboración del chocolate con avellanas, pues hace las delicias de los más golosos. Es en Elizondo donde se fabrica uno de los mejores de toda Navarra. Paseando por sus calles se respira un aroma exquisito que delata la elaboración de este manjar.
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