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Álvaro Romero
Madrid
Jueves, 29 de junio 2017, 13:35
El Mediterráneo es un mar intercontinental que baña más de 20 países costeros de Europa, Asia y África. Un tesoro entre culturas que ha visto a lo largo de la historia a cientos de pueblos batallar por hacerse con los rincones más estratégicos y cotizados ... de este charco de 2,5 millones de kilómetros cuadrados.
La biodiversidad marina que alberga el Mediterráneo es uno de sus valores más importante, más de 10.000 especies diferentes conviven entre sus azuladas aguas. Destacan delfines, cachalotes, orcas, focas monje o atún rojo, entre otras. Esta gran extensión de agua salada ayuda, también, a crear el clima mediterráneo que favorece el desarrollo de especies vegetales y animales en tierra firme.
Su belleza es indiscutible y abastece de frutos de mar a todos los pueblos que se dedican a la actividad pesquera. El mar Mediterráneo es también sinónimo de turismo y diversión, en verano sus costas están a rebosar de turistas que pueden practicar infinidad de deportes marinos. Algunas de sus islas están consideradas como entornos naturales únicos, con preciosas playas de arena fina bañadas por aguas cristalinas que nada tienen que envidiar al exótico mar Caribe.
Formentera. Sin duda uno de los lugares insulares más especiales de España. Situado junto a la bella isla de Ibiza, alberga naturaleza en estado puro y cuenta con una de las playas más bonitas del mundo, la de Ses Illetes. Su entorno natural aúna la riqueza del interior con la de su litoral, playas de arena blanca y aguas cristalinas. Rincones protegidos y poco alterados por el hombre donde los fondos marinos son una auténtica delicia. Pueblecitos marineros, acantilados y faros completan la isla.
Córcega. Una de los territorios insulares más bellos de Francia. Todo un paraíso natural donde más de 200 kilómetros de playas de arena blanca y aguas turquesa toman protagonismo. En el interior domina la vegetación, siendo una de las islas más verdes de todo el Mediterráneo. Bastia y Ajaccio son sus núcleos urbanos más importantes. Mientras, pueblecitos como Bonifacio o Porto Vecchio rebosan belleza por los cuatro costados, conservando el encanto de antaño.
Capri. En territorio italiano, muy cerca de la espectacular Costa Amalfitana y frente a las ciudades de Nápoles y Pompeya. Admirada por pintores y artistas Capri es, sin duda, una de las joyas del Mediterráneo. Una isla que puede presumir de fauna y flora tanto terrestre como submarina, los fondos marinos son perfectos para la práctica de buceo. Uno de sus rincones más reconocidos es la Gruta Azul, imperdible para los turistas.
Santorini. Las islas griegas siempre son un clásico entre los rincones más bellos del mar Mediterráneo. Santorini es su mayor representante, considerada como la joya de las Cícladas, ofrece un ambiente de singular belleza y origen volcánico. Su peculiar arquitectura marida a la perfección con el intenso azul del mar. Desde cualquiera de sus núcleos rurales se observan unas vistas espectaculares. Entre enormes acantilados se deja ver alguna que otra playa de arena negra y aguas transparentes.
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