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Catania, toda la elegancia siciliana entre el agua y el fuego

Catania, toda la elegancia siciliana entre el agua y el fuego

Esta bella ciudad italiana se levanta a caballo entre la inmensidad del mar Mediterráneo y la altura del volcán Etna, todavía activo

Álvaro Romero

Jueves, 9 de mayo 2019, 08:25

A los pies del Etna, uno de los volcanes activos más altos de Europa, y bañada por las azules aguas del mar Mediterráneo se levanta la bonita ciudad de Catania, un símbolo de Sicilia y la segunda urbe más grande de la región, tan solo ... por detrás de Palermo. Considerada como un importante punto turístico y económico de la zona, cada año es visitada por miles de viajeros y tiene la suerte de ostentar uno de los puertos más importantes de Italia.

Catania se muestra como una metrópoli vivaz y alegre, joven y con mucho movimiento. Puede presumir de ser un destacado centro universitario con actividad tanto diurna como nocturna. Recorrerla a pie es la mejor de las opciones pues las distancias entre los puntos turísticos más destacados no son demasiado lejanas.

Vínculo volcánico

Dominando Catania desde las alturas el omnipresente Etna mantiene un vínculo muy especial con sus gentes y el modo de vida de las mismas. Las fértiles tierras volcánicas de sus alrededores suponen el abono perfecto para jardines y huertos privados donde se cultivan viñedos y árboles frutales que aportan bellas pinceladas de color y rompen con la gris monotonía.

Dibuja el perfil del paisaje con más de 3.300 metros de altitud e impacta desde todos y cada uno de sus perfiles. Pese a ello y a su constante actividad las laderas son habitadas por miles de ciudadanos locales. El Etna es su principal emblema y la UNESCO decidió protegerle bajo la calificación de Patrimonio de la Humanidad.

La arquitectura en piedra de lava es más que habitual a través de sus anchas calles y amplias plazas, un material tan oscuro como abundante que contrasta con la bella luz del sol que se proyecta en el mar e ilumina esas tierras durante la mayor parte del año. Esta característica convierte a Catania en una ciudad única que recuerda estar siempre alerta, pues algunas de sus históricas erupciones hicieron temblar la tierra y asolaron la zona sin piedad, en especial durante el siglo XVII.

Para no perdérselo

Tras la destrucción llegó la calma y se levantaron multitud de edificios de gran belleza, en especial de estilo barroco. La Catedral es el ejemplo perfecto, preside la plaza homónima y rinde culto a Santa Ágata, patrona de la ciudad, cuya estatua se sitúa encima de la fachada principal. Frente a ella se alza la fuente del Elefante, una de sus imágenes más representativas.

La escoltan los palacios de Chierici y del Elefante, este tipo de construcciones civiles son habituales en el centro histórico de Catania. A pocos metros se eleva La iglesia de Badia de Santa Ágata, de impresionante fachada que acapara todas las miradas gracias a su hermosa decoración.  

Desde la plaza del Duomo se accede directamente a la de la Universidad, enclave de dominio estudiantil cuyo edificio, de espectacular semblante, fue fundado en el siglo XV y puede presumir de ser de las más antiguas de Italia.

Una buena ruta por el centro de Catania no puede pasar por alto la basílica de la Colegiata, un magnífico ejemplo del lujo arquitectónico realizado durante el Renacimiento. Ni tampoco el castillo Ursino, originario del siglo XIII cuyos muros empedrados han sabido sobrevivir a todo tipo de acontecimientos históricos y desastres naturales.

A poca distancia de los atractivos turísticos más relevantes se sitúa la franja costera con el puerto y alguna que otra playa, zona ideal para pasear y relajarse con el vaivén de las olas y el sonido del mar Jónico.

Deliciosa cocina

Catania puede presumir de ofrecer una deliciosa gastronomía basada en platos tradicionales, muchos de ellos con el pescado como protagonista. Su cercanía al mar y la calidad de productos como pulpos, gambas, salmonetes, mejillones o anchoas hacen las delicias de los visitantes que los pueden degustar en cualquiera de sus bares y restaurantes típicos.

Del interior de Sicilia llegan carnes bovinas, equinas y porcinas que se cocinan a la parrilla, hortalizas, verduras y sabrosos quesos. Todo ello sin dejar de probar su pastelería, la preparación de los dulces para los sicilianos es un verdadero arte. Cannoli rellenos, cassata, galletas tradicionales, turrones, y los refrescantes helados y granizados de multitud de sabores son solo algunos de los más típicos.

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