Valdelugueros, sentarse en el paraíso

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Entre historia y leyenda se encuentra la Dama Arintero. Tras la muerte de Enrique IV se desencadenó una cruenta y brutal guerra civil en el reino de España que tenía como fin apoderarse de las coronas de Castilla y León. El conde García de Arintero, señor del lugar, que había luchado en múltiples batallas pero su avanzada edad ya no estaba en disposición de combatir. Su joven hija, de nombre Juana, pasaría a formar parte de la leyenda popular cuando decidió acudir al campo de batalla ocultando su verdadera identidad porque en esa época a las mujeres les estaba prohibido guerrear.

Vestida como un mancebo y adoptando el nombre de Diego Oliveros, Juana se reveló como una valerosa mujer combatiendo al lado de los Reyes Católicos. En uno momento de la batalla fue herida en uno de sus senos dejando en evidencia su condición de mujer.

Llevada ante el rey Fernando a este no le quedó más remedio que reconocer su valor, premiando su entrega con la concesión de privilegios para su familia y para el pueblo de Arintero.

Venganzas y traiciones, pasiones y desencantos forman parte de la leyenda en la que unas versiones dicen que fue asesinada mientras jugaba una partida de bolos y otras versiones relatan que logro regresar a casa donde fue recibida con honores.

Una historia que sirvió de inspiración al escritor Jesús Fernández Santos para su novela 'La que no tiene nombre'. Pero no fue la única obra que se ambiente en este paraje. Enamorado de estas tierras la tranquilidad e inspiración llegaban en la calma que le otorgaba el molino, convertido en casa, de Cerulleda en el que pasaba largas temporadas.

Ganador del premio Nadal este escritor supo dar rentabilidad a esta zona para dar rienda suelta a su imaginación.

Las tradiciones y costumbres están a buen recaudo en estas tierras. Valdelugueros ha sabido conservar y la vez actualizarse para que fiestas y ferias cada año reciban a más gente. Un ejemplo de ello es la Feria del Cristo, que se celebra cada segundo domingo de septiembre. Una cita centenaria que reúne cada año a miles de visitantes pueden comprobar de primera mano la calidad de las mejores cabezas de ganado.

Los veranos e inviernos se viven en Valdelugueros, un enclave, que con independencia de la estación en la que nos encontremos, siempre ofrece su mejor versión para deleite y disfrute de todos los turistas que cada año cautiva.