Valdelugueros alimenta cuerpo y alma

Unas actividades que levantan el apetito pero Valdelugueros tiene la virtud de satisfacer todas las necesidades. Cuando el hambre 'aprieta' en un lugar paradisíaco la comida tiene que estar al nivel del paisaje.

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El rio y la montaña ofrecen manjares increíbles que unido al buen hacer de sus vecinos que han sabido mantener el legado tradicional e incorporarle nuevos sabores hacen que hasta los paladares más esquistos se deleiten con la cultura culinaria de esta zona.

En una mesa de Valdelugueros nunca falta ni el chorizo ni la cecina, a lo que unir platos de cuchara; bien sea patatas, alubia o garbanzo para invierno o unas ricas ensaladas en verano. Otra de las cosas que no pueden faltar son las carnes rojas, el cordero o el pollo, sin quitarle protagonismo al cerdo que en algunas de las casa todavía se sigue criando como manda la tradición.

El Curueño es el mejor hábitat para la trucha común y así lo demuestran los platos que se hace con este pescado. En sopas, a la plancha, al horno son algunas de las modalidades en la que se puede presentar este manjar.

Siempre presente en la mesa, pero muchas veces olvidado, nosotros no vamos a caer en el error de olvidarnos del pan y más si está amasado en horno de leña como el de la panadería de Lugueros.

Una dieta elaborada con productos de la zona donde además de alimentar al estomago se favorece la economía circular que permite la fijación de población en esta zona rural.

Valdelugueros es un enclave capaz de alimentar el alma y el estomago, donde poder saborear la mejor comida disfrutando de las mejores vistas.