La ribera del Esla, tierras bañadas con historia

Este verano, León te espera, vuelve a tus orígenes, vuelve a tu historia, conoce los secretos mejor guardados de nuestra tierra; patrimonio, naturaleza y gastronomía. León es una provincia para recorrer y sentir, en la que podrás vivir experiencias inolvidables, disfrutando de su gastronomía, alejándote en un medio natural sin igual, reencontrándote con los tuyos y contribuyendo con tus experiencias a generar riqueza. Así todos juntos ayudaremos a que León siga hacia adelante, superando esta situación, apoyando al sector y a nuestras gentes.

En pleno veranillo de San Miguel emprendemos nuestra última ruta veraniega, gracias a Turisleon. Después de recorrer toda la provincia sólo nos queda por descubrir la ribera del Esla. No por ser nuestro último viaje es menos importante, siempre se dice que se deja lo mejor para el final y aunque la provincia de León no entiende de prioridades lo cierto es que esta ribera tiene una valor histórico y tradicional incalculable.

Comenzamos nuestra visita en Valencia de Don Juan pronto nos topamos con su castillo, una de las insignias de esta villa. Este monumento, declarado Monumento Nacional en 1931 y actualmente catalogado como Bien de Interés Cultural, se asienta sobre una terraza en la margen izquierda del Esla. La historia de esta ciudad reposa entre las paredes de esta fortaleza.

Fue construido en el siglo XV por los Acuña, condes de Valencia, sobre las ruinas de una fortaleza anterior, destruida por Almanzor en el 996.

Flanqueado por torreones que parecen torres y adornado en sus esquinas y frentes por torrecillas circulares y decoración gótica nos sentimos auténticos caballeros al caminar a su alrededor. Llegamos a la Torre Homenaje para adentrarnos en el interior del museo, un edificio de hierro, madera y cristal. A través de sus tres plantas realizamos un recorrido cronológico de los acontecimientos más importantes que han tenido lugar a los largo de toda la historia de la ciudad. Escudos, monedas, vajillas nos muestran la vida de épocas pasadas antes de llegar a la terraza de la tercera planta donde disfrutamos de unas vistas espectaculares.

Después de sobrevolar Valencia de Don Juan descendemos a la tierra para descubrir otro museo que muestra la historia, costumbres y vida que han llevado las gentes de estas tierras. El museo de la Indumentaria nos abre sus puertas para descubrir el primer centro museístico que abrió sus puertas en la provincia dedicado al estudio de la indumentaria y joyería tradicional de León.

La indumentaria es un fiel reflejo de la sociedad y más concretamente de las clases sociales que existen. Paseando por los rincones de este espacio entre más de 4.000 piezas de indumentaria y joyería procedentes de las diferentes comarcas de la Región Leonesa realizamos un viaje al pasado para conocer de cerca a nuestros antepasados más cercanos.

Las diferencias de clase son latentes, pasamos de la reputación de las familias burguesas más acomodadas hasta llegar a sacarle el máximo partido a las telas por parte de las clases más populares. Además de la exposición permanente, numerosas itinerantes completan la oferta de este museo.

Salimos de esta galería para darnos un paseo hasta llegar a las Piscinas Municipales del Polideportivo un espacio de baño y diversión que con el paso de los años ha ido creciendo hasta convertirse en un atractivo no solo de leoneses, sino de asturianos que vienen durante la época estival a 'secarse'. A las pistas de pádel, campo de fútbol y campo de entrenamiento hay que añadirle varias piscinas y espacios acuáticos. Una piscina olímpica, una piscina de chapoteo, una gran piscina con varias zonas, la piscina de la bola y varios parques de agua sacian las necesidades de todos los amantes del agua.

Abandonamos Valencia de Don Juan para adentrarnos en Toral de los Guzmanes. El Palacio de los Guzmanes nos recibe, una joya de la arquitectura en tapial. Construido en el siglo XII todo está hecho en tapial, reforzado en algunas partes con piedra y ladrillo.

Este monumento tiene forma de cuadrilátero con cuatro torreones, de los que hay recuperados tres que mantienen una dimensión y trazado idéntico mientras el restante, que sería de mayor envergadura, sólo se conservan los cimientos.

Nos dirigimos a la puerta principal compuesta por un arco redondo de ladrillos. En el interior de este edificio se encuentra el museo del Botijo. Un espacio único que alberga la mayor colección de botijos del mundo, tanto es así que entró en el libro 'Guiness de Records' al poseer, en 1997, 2000 botijos, cifra que actualmente llega hasta casi los 3000.

De este instrumento para guardar el agua 'fresca' Toral de los Guzmanes ha hecho todo un santuario. Todas las formas, colores y clase tienen cabida en la colección del riojano Jesús Gil Gibernau que desinteresadamente ha cedido al ayuntamiento.

Nuestra última visita es Valderas, un municipio que rebosa historia en cada costado. En el 2008, fue declarada Bien De Interés Cultural.

Situada en la planta baja del antiguo Seminario de San Mateo, un edificio del siglo XVIII, la Oficina de Turismo ofrece información sobre los diferentes monumentos de Valderas, restaurantes, alojamientos y otros servicios. Después de recalar toda la información necesario llegamos a nuestra primera parada. En lo alto del cerro de Altafría sobre el valle del río Cea se encuentra el Castillo Altafría o de Villalobos. Una fortaleza construida por el monarca leonés Fernando II para defenderse de los ataques de Alfonso VIII de Castilla. Este castillo que fue construido en aparejo de sillería y tapial solo conserva parcialmente dos torres y parte de uno de los muros de tapial.

Seguimos nuestro camino para ver la casa consitorial de estilo herreriano la leyenda cuenta que este edificio fue construido en 1701 en el antiguo lugar donde la heroína María de las Zarzas salvó a Valderas de ser arrasado por lo musulmanes. Nos vestimos de ilustrados para ver el Santuario Del Socorro, antiguo convento fundado por la orden de Carmelitas que fue un importante centro de cultura. En su interior está situado el Museo de Arte Sacro, por una puerta de la sillería entramos en este espacio.

Numerosas reliquias y piezas de corte religioso se guardan con esmero cuidado. Destaca el Gran Cristo del fondo, con postizos naturales o un Cristo yacente articulado obra de Gregorio Fernández.

La Cruz de los Espejos y el primer retablo que hubo en el convento, de principios del XVII completan esta colección.

Dos arcos se conservan en este pueblo, uno de ellos el de las Arrejas, una de las primeras puertas de entrada de la muralla. Esta construcción del siglo XII es una de las pocas que conserva el rastrillo. Por otro lado está el arco de Santiago, de estilo mudéjar, tras la ampliación de la muralla en el siglo XIV se trasformó en el principal acceso a Valderas.

Llegamos a la plaza de San Juan que antiguamente daba cobijo a unos de los principales mercados del norte peninsular. Dentro se encuentra la iglesia de San Juan, este monumento cuenta con tres naves separadas por columnas toscanas y bóvedas de yeso modernas. En su interior se encuentra el retablo mayor del siglo XVIII en el que se puede ver la imagen moderna de un Sagrado Corazón y la escultura de San Juan Bautista vestido con pieles.

Son muchas los edificios que guardan historia en este pueblo que en tiempos pasados gozaba de buen renombre. Edificios como la casa de los Arias construida en el siglo XVII y habitada por una de las familia burguesa o la casa de Los Charro que fue habitada por el Ministro de Gobernación de Carlos IV son una muestra del prestigio que tiene Valderas.

La gastronomía es otro de elementos destacados de esta zona, zona de paso ha propiciado que sin tener mar el bacalao al ajo arriero sea uno de los productos más característicos de estas tierras pero también los son su conejo guisado, su pan bregado y sus dulces.

Las fiestas y romerías también tienen arraigo en estas zonas. Valderas celebra el lunes siguiente a Pentecostés su tradiconal romería del Pan y Queso. Esta cita anual tiene como objetivo la 'devolución' de la Pastorcica y la Virgen del Rosario a sus respectivas moradas.

El tradicional reparto de Pan y Queso es complementado con un 'buen trago' de los vinos de la tierra para luego proceder al baile y folclore con los tradicionales cantares de la zona.

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