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JUANJO GONZALO
MADRID
Martes, 30 de abril 2019, 13:35
Finaliza una excelente temporada para algunos, irregular para muchos otros, sobre todo por un inicio marcado por la meteorología, que apenas ayudó. Zonas que esperaban poder disfrutar de un mes de diciembre que siempre se consolida como uno de los más importantes acabaron pidiendo clemencia ... ante la ausencia de precipitaciones en forma de nieve.
Las vacaciones navideñas fueron cosa de unos pocos privilegiados, destacando el Pirineo Catalán, donde el oro blanco llegó a borbotones en todos los centros invernales desde, prácticamente, noviembre. Circunstancia que ayudó, y mucho, a afrontar el resto de temporada con el magnífico estado que han presentado hasta sus últimos días. El caso de Masella es aún más especial, consolidándose como la segunda que más tarde echa el cierre a un magnífico curso. Lo hace aprovechando la fiesta del 1 de mayo, jornada en la que atraer a muchos fieles del esquí.
Será superado, únicamente, por Sierra Nevada, donde se decidió alargar una semana -y mantener las puertas abiertas hasta el domingo 5- a un curso colosal. No se han repetido complicaciones típicas de otros años, más allá de un viento que ha impedido disfrutar de la totalidad del dominio algunos días. La superficie esquiable presentada ha superado con creces los 100 kilómetros en prácticamente toda la campaña; no es de extrañar si nos fijamos en el estado actual: prácticamente 70 kilómetros que descender durante la primera semana de mayo.
La imagen en ambas áreas contrasta con la vivida en el Sistema Central. La zona capitalina apenas pudo resistir ante las altas temperaturas y la ausencia de nevadas. Sin duda, uno de los cursos más efímeros para unas estaciones que ya se han acostumbrado a sufrir, en las que muy poco se ha podido disfrutar este año. Ninguna de ellas, a pesar de que el Puerto de Navacerrada fue la que más logró aguantar abierto. Presentando una extensión mínima, eso sí.
Mucho mejor han ido las cosas en la Cordillera Cantábrica y el Sistema Ibérico, capaces de vivir el 2019 rodeados de oro blanco y mejores condiciones de las que acostumbra. Algunas lo mantuvieron durante una Semana Santa que, a pesar de haber llegado tarde y haber competido con otro tipo de destinos, ha sido bastante positiva. El más llamativo es el caso de San Isidro, en León, que ha logrado aguantar hasta el último fin de semana de abril en una demostración de las cosas bien hechas.
Como también garantía son los viajes a un Pirineo Aragonés que titubeó de inicio -Cerler fue la única que pudo iniciar en las fechas previstas-, y que poco a poco consiguió alcanzar el mejor estado. Uno al que ya todos los amantes de la nieve están acostumbrados. Un destino seguro que tampoco falló esta temporada. Todos ellos ya trabajan en las mejoras que se verán, si las precipitaciones y la meteorología respetan, en los últimos meses de este 2019.
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