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De la noche a la mañana, como si de un abrir y cerrar de ojos se tratase, el futuro se torna en Villadangos del Páramo. Dos meses atrás, Vestas asestaba una puñalada a su músculo industrial, primero, en forma de ERE, para culminarlo ... con su cierre total.
Era el declive de un polígono industrial que 'nació' en el año 2011 y que presumía, aunque desde la prudencia, de una salud envidiable en León.
Crisis industriales precedentes vividas en la provincia –Everest, El Mar o la crisis minera- no invitaban al optimismo, sin embargo, Gobierno y Junta, PSOE y PP, asumieron un compromiso con León, prácticamente sin precedentes en los últimos años, que ha permitido a Villadangos mirar al futuro con optimismo.
De ayer a hoy. Y literalmente. Reyes Maroto, ministra de Industria, anunciaba este lunes, la compra de la planta de Vestas por Network Steel, un holding madrileño que prevé impulsar un plan industrial que se traducirá en una inversión de 100 millones de euros en una fábrica de acero.
Una «importante» apuesta, que supera incluso las expectativas iniciales, que prevé ampliar en 35.000 metros la planta y la creación de 350 empleos directos y un millar indirectos, permitiendo 'curar' la herida laboral abierta por la multinacional danesa.
De ahí que hoy en Villadangos reine la felicidad. «Los vecinos estamos muy ilusionados», asegura sonriente su alcaldeTeodoro Martínez, que reconoce que dejan atrás unos meses muy «duros, tristes y difíciles porque fuimos engañados por Vestas. Jamás pensamos que algo así ocurriría».
Un sentimiento generalizado entre todos los vecinos de Villadangos que en 1999 acordaron la cesión de las 200 hectáreas que hoy ocupan el polígono industrial, con el único objetivo de lograr que los jóvenes pudieran labrarse un futuro en León y que volviesen los que se habían ido. «Era nuestro objetivo que se rompió con Vestas».
Ahora, Network Steel recoge las piezas rotas para rearmar el puzle de ese sueño que no tiene límites. Con más razón ahora después de que la acerera haya anunciado el desarrollo de un nuevo ramal ferroviario que conectará las nuevas instalaciones siderúrgicas con la red ferroviaria general de León, con el objetivo de tener un acceso directo a los principales puertos.
De esta forma, se retoma una vieja idea del Ayuntamiento de Villadangos que, según recuerda Martínez, planteó la construcción de un puerto franco al lado del polígono industrial. Una idea que quedó en el tintero, hasta ahora.
El alcalde reconoce que técnicamente es «complejo» dado que la conexión ferroviaria debe superar la Ap-71 y la N-120. Si bien, reconoce que es cuestión de voluntad política. «Con dinero es posible», asegura Martínez, que pone encima las dos posibles soluciones.
Por un lado, la construcción de una lanzadera a escasos metros del apeadero del barrio La Estación, concretamente en una parcela de algo más de cinco hectáreas de Repsol. La segunda opción, pasaría por llevar la vía hasta el polígono, lo que implicaría proyectar un nuevo trazado que se desviaría en San Miguel del Camino para girar y desembocar en la gravera próxima a la primera entrada del área industrial.
Una infraestructura que sería clave para el impulso definitivo del músculo industrial de la comarca. «Sería un punto de inflexión. Permitiría ampliar el espacio e incluso retomar la idea de duplicar la superficie porque serían mucha las empresas que recalarían por el interés que despertaría el movimiento de sus mercancías a través del ferrocarril».
Es más, Martinez reconoce que Mercadona, una de las empresas más importantes del polígono, sería la primera interesada en la construcción de este ramal ferroviario. «Yo siempre le digo a los empresarios, de aquí a Asturias no hay nada, por lo que se puede construir todo lo que queremos porque son miles los metros que tenemos para hacer industria, que es lo que realmente necesita León».
Pero paso a paso. Teodoro Martínez se muestra cauto y en los próximos días confía en entrar en contacto con el nuevo inversor para conocer en profundidad su proyecto que, a priori, permite ver el futuro de la zona «en un verde claro».
No es de extrañar que su alcalde sueñe, sueñe con poder ver a un Villadangos igual que aquel del año 1866, que con la llegada del tren se convirtió en el punto neurálgico del transporte del cereal y de la remolacha del Páramo y la Ribera.
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