A. CUBILLAS
León
Lunes, 16 de julio 2018
Unidad sin fisuras en el seno de Vestas. La plantilla ha iniciadoe ste lunes la primera jornada de una huelga de carácter indefinido que ha secundado el 98% de los trabajadores de la planta de Villadangos del Páramo. El objetivo, frenar la deslocalización a China de tres de las cuatro líneas de producción.
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Sin embargo, Vestas no cede a la presión. La compañía danesa mantiene intacta su hoja de ruta, con una excepción. La dirección, que hasta ahora sólo garantizaba producción en el 2018, ha dejado abierta la posibilidad de continuar a lo largo del 2019. Eso sí, con condicionantes.
El principal, según ha trasladado al comité de empresa este lunes, los resultados que obtenga en la subasta energética en Europa, concretamente en Grecia, Francia e Italia, que tendrá lugar el próximo mes de septiembre.
A partir de entonces, trasladaron, se podrá dibujar o no un nuevo plan de producción en Villadangos del Páramo de cara al próximo año. Respuesta que ni gusta ni convence en el seno de la plantilla.
«Ellos juegan a esta situación», señala Ángel Santos, responsable de CCOO Industria, que advierte que en juego entra luego la voluntariedad de la compañía danesa que, en última instancia, tendrá la decisión de decidir el volumen de producción que destina a León.
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Pero no sólo de Vestas. Santos entiende que la continuidad de Vestas y su plantillas depende de la voluntad «política» y emplaza al Gobierno a obliga a la eólica a destinar un mínimo de kilovatios para la fabricación en plantas de España.
La intención de Vestas pasa por suprimir en julio la fabricación del modelo V-90 que incorporó en el año 2014 y la producción de los aerogeneradores de dos megavatios en el mes de julio.
Posteriormente, a finales de año suprimirán la producción de 'husb', es decir, el área de producción que se conoce como la nariz y los enganches para las orejas de los molinos. De esta forma, la actividad en la planta leonesa se reduciría a la construcción de nacelles–motores- del V112, el modelo con tecnología más avanzada.
Producción que en su conjunto, Vestas trasladará a su mega-fábrica de China «por cuestiones económicas, de rentabilidad y de mercado».
«Habrá que ir a Valladolid, Madrid y también a Europa porque desde los tres estamentos es necesario que se tomen decisiones para evitar el desmantelamiento de la planta de Villadangos», señaló Santos, que insiste en la necesidad de que la dirección ponga encima de la mesa un plan industrial sólido que garantice los 370 empleos fijos.
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La compañía ha iniciado la rescisión de los contratos de los 180 trabajadores de carácter temporal y que se harán efectivos en su totalidad al cierre de julio, a pesar de la obligatoriedad de la compañía a convertir a 90 de ellos en fijos.
Ahora el reto es lograr que Vestas blinde un compromiso para mantener los 370 empleos fijos y rechace la aplicación de cualquier expediente de regulación, aceptando tan sólo aquellas bajas que tengan carácter voluntario.
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Por su parte, la empresa habla de recolocaciones aunque sin dejar claro si llevarán a cabo en otros centros de Vestas ni tan si quiera a nivel Europa o mundial. «Ahí estamos, en el tira y afloja», remarcan desde el comité de empresa. A la espera de una respuesta favorable, la plantilla seguirá «unida y fuerte» al frente de una huelga en pro de su futuro.
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