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A. Cubillas
Villadangos del Páramo
Martes, 11 de septiembre 2018, 09:53
De la planta de Vestas en la localidad leonesa de Villadangos a las oficinas de la empresa en la localidad de Aarhus, en Dinamarca, en bici y con el corazón de todos sus compañeros metido en una carta.
Es la gesta del trabajador Andrés Turienzo Llamazares, 'Piru', bañezano de 30 años y con más de siete de experiencia laboral en la factoría leonesa, que este martes ha iniciado el recorrido de los 2.500 kilómetros que separan ambos puntos.
La expectación era máxima a las puertas de la factoría donde los compañeros protagonizan desde hace más de dos meses un campamento permanente.
Bicicleta a punto, revisión de las provisiones y últimos minutos para recoger el aliento de compañeros y amigos, que le darán alas y fuerza para alcanzar su meta el 21 de septiembre tras 10 etapas de más de 250 kilómetros diarios.
«La fuerza está aquí, con sólo ver a este gente será suficiente para llegar a Dinamarca», asegura Piru minutos antes de emprender su marcha, en una primera etapa en la que estuvo acompañado por varios compañeros de Vestas.
La carta, en inglés y español, reivindica el derecho a seguir trabajando en una factoría rentable, pionera, eficiente y con futuro.
A las puertas Vestas, junto al campamento permanente establecido por la plantilla, 'Piru' ha sido despedido por sus compañeros, amigos y familiares. Lágrimas, aplausos y el corazón en un puño para arropar a un trabajador que espera lo mismo que todos sus compañeros: «Espero que la empresa tenga corazón y que recapacite».
La aventura ahora iniciada es el fruto de su cabezonería personal entremezclada con una buena dosis de rabia contenida y la creencia de que los milagros se pueden convertir en realidad, ha decidido dar un paso al frente. «Y lo único que yo puedo hacer a mayores de la lucha de todos los compañeros es andar en bici», sentencia.
Y de ahí el reto: recorrerá los 2.500 kilómetros que separan la planta de Vestas en el polígono industrial de Villadangos de las oficinas centrales de la empresa en Dinamarca. 2.500 kilómetros a través de media docena de países con un único deseo: «Conseguir que la planta no se cierre, que la empresa vea que tiene en León a los mejores trabajadores, a los más comprometidos y que no nos merecemos que se cierre una planta que es perfectamente rentable», sentencia.
Asegura, además, que la lucha de los trabajadores de Vestas es la lucha de todo León y de toda la provincia, una lucha «que es para defender a las personas porque detrás del cierre hay muchos trabajadores, muchas familias que se vienen abajo por una decisión injusta».
Cada jornada Andrés Turienzo recorrerá 250 kilómetros y estará asistido por una caravana de apoyo con otros tres trabajadores y su día a día podrá ser seguido a través de las redes sociales de la plantilla (Vestas en lucha).
Andrés espera poder entregar la carta a la dirección de Vestas, espera poder mirar a los ojos al presidente de la compañía para que así se de cuenta «que reivindicamos algo justo y que el mensaje le atraviese el corazón».
«Tengo la fuerza de todos mis compañeros y la fuerza de toda una provincia que está con nosotros, así que allí estaré», ha advertido antes de partir.
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