Borrar
Las 23 noches más oscuras de Villadangos

Las 23 noches más oscuras de Villadangos

Tras el levantamiento militar de julio de 1936, varias zonas de Villadangos situadas a ambos lados de la nacional que hoy atraviesa el polígono industrial de la localidad fueron escenario de la represión donde se fusilaron a 72 personas, posteriormente trasladadas al cementerio por los propios vecinos durante los 23 días en los que se produjeron los asesinatos

N. Brandón

Villadangos

Lunes, 6 de septiembre 2021, 09:18

Fueron los 23 días más oscuros de Villadangos. Entre agosto y octubre de 1936, en el cementerio de la localidad se enterró hasta en 23 ocasiones a civiles fusilados en los montes cercanos. Allí, comenzó la desaparción a la que les forzaron con el golpe de Estado por sus ideas de «progreso y libertad». Así lo recoge la memoria elaborada por Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, entidad que se encargará de intentar recuperar del camposanto de la localidad los cuerpos de estas personas cargadas de dolor e injusticia.

Octubre fue el mes más sangriento con 50 víctimas

Durante los primeros meses de la Guerra Civil las prácticas extrajudiciales operaban con total impunidad. Villadangos del Páramo fue tristemente uno de los parajes a los que eran trasladados los represaliados para ser fusilados durante los conocidos como paseos o sacas, en los que se sacaban de sus casas a personas acusadas de ser republicanas. Según Ana Cristina Rodríguez Guerra, historiadora de la Universidad de León, también Valverde del Camino, Casasola, Campo de Fresno, Montearenas en Ponferrada, o el depósito de máquinas de la azucarera de León fueron otros de los escenarios donde se hacía esa «limpieza» en la que se jugaba con la desaparición de las víctimas, eligiendo para su asesinato puntos alejados de sus residencias y aumentar así el sufrimiento de las familias. Así, los fusilados procedían de pueblos como por ejemplo Sahechores, Folgoso de la Ribera o Mansilla de las Mulas, aunque muchos pasaron antes por el campo de concentración de San Marcos.

Según la memoria elaborada por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, aunque los fusilamientos se producían en el monte del pueblo junto a la N-120, lo que hoy es el polígono industrial, los propios vecinos se encargaron de trasladar los cadáveres tiroteados hasta el cementerio y los testimonios de las personas más mayores aseguran que «nadie quedó sin enterrar». Por estos hechos se habla de esa «sensibilidad» del pueblo de Villadangos hacia la infamia contra la que actuaron dentro de sus opciones, sin abandonar los cuerpos. Allí fueron apilados en fosas comunes, sin una verdad que ahora sería justo devolver junto a la reparación del dolor de sus familiares. Porque aunque fueran enterrados, no tuvieron dignidad. Investigadores como Miguel García Bañales han recogido que según los registros civiles hay hasta 71 víctimas enterradas en las fosas del cementerio, aunque podrían ser más.

Las personas vivas más ancianas de Villadangos recuerdan cómo de niños vieron algún carro cargado de cadáveres camino del cementerio. Esos carros eran los utilizados por los vecinos que recogían a los fusilados en el monte para enterrarlos luego junto a los muros del cementerio, no se sabe si dentro o fuera. Para su búsqueda y enterramiento, tal y como recoge la memoria de la ARMH, jugó un papel fundamental el párroco del pueblo Manuel García que, junto al médico de Villadangos Tomás del Riego Cabezas, «conciliaron en Villadangos ante incluso algunos militares para que no hubiese ni víctimas ni represalias», dicen algunos los testimonios recogidos en el pueblo. Dada la cercanía de la estación del Ferrocarril al campo de fusilamiento, los propios trabajadores daban aviso a los vecinos de aquellas noches en las que se habían escuchado los tiros para que se pudieran recoger los cadáveres.

Los fusilados procedían de pueblos como por ejemplo Sahechores, Folgoso de la Ribera o Mansilla de las Mulas, aunque muchos pasaron antes por el campo de concentración de San Marcos.

Las sacas efectuadas en esta zona conocida como el monte de Villadangos comenzaron el 25 de agosto de 1936, con el asesinato de Evaristo Fuentes Fuentes. Octubre fue el mes más sangriento con 50 víctimas, y ya en noviembre parece ser que concluyen los fusilamientos en la zona con otras cinco muertes, aunque a finales de los años cuarenta se asesinan aquí a otras cuatro personas.

Para situar con exactitud los puntos del monte en los que se asesinaba a los represaliados, el cronista oficial de Villadangos, Cayetano Sánchez Fuentes, recibió el encargo de delimitar su ubicación tras una reunión con familiares de las personas desaparecidas.

Así, establece que a zona llamada Pozo Mulgar, junto a la Senda de la Sortija, y a parte del Camino de la Estación, son los únicos lugares que se ubican bajo el actual Polígono Industrial. De hecho, se ubican en zonas, ampliamente edificadas en la actualidad, y «donde no hay constancia de haberse localizado restos óseos algunos». Si bien el mencionado Camino de la Estación difiere del actual trazado de la LE-413 al norte de la Carretera N-120, al sur mantiene su mismo trazado hasta el Barrio de la Estación de Villadangos, explica Sánchez en su informe.

Imagen del mapa delimitado por el cronista de Villadangos

Limitados al norte por la propia N-120 encontramos los parajes de Val de Hulleros y Vallemedio, al sureste y noroeste del Camino de la Estación, respectivamente. En el caso de Vallemedio, actualmente se encuentra prácticamente ocupado en su totalidad por los accesos de la Autopista AP-71 y sus edificios e instalaciones. Tampoco en las obras de la misma, se comunicó la aparición de ningún resto. Bordeando por el este al Polígono, y saliendo después del término municipal hacia el este, se encuentra la Vereda de Raposeras.

Villadangos del Páramo fue tristemente uno de los parajes a los que eran trasladados los represaliados para ser fusilados durante los conocidos como paseos o sacas

Así, en los primeros días de la guerra en Villadangos el horror adoptó una forma inimaginable desde la distancia del paso de las décadas. Si finalmente se consiguen recuperar los restos de estas víctimas, podría cerrarse una historia que nunca debió comenzar.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

leonoticias Las 23 noches más oscuras de Villadangos