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«Se vende 600 obreros. Razón: Diego Roca».
Ese cartel cuelga en la planta de Vestas de Villadangos del Páramo (León) desde que el pasado mes de junio estallase un conflicto laboral que, si nadie lo detiene –y todo parece indicar que así ... será- se llevará por delante 570 empleos directos aunque su cierre repercutirá en más de 2.000.
En realidad, Diego Roca Mourín, director de la factoría leonesa, es una de las pocas caras visibles de la compañía danesa que, in extremis, intenta poner punto y final a una historia que inició en León en julio de 2006.
Ese mismo año inició su andadura en Vestas, aunque en la planta de Viveiro (Lugo), siendo el responsable –según explica en su perfil de Linkedin- de más de 300 trabajadores. Tras siete años y dos meses, llegó a León, en 2014.
Licenciado en Historia del Arte e Ingeniería Industrial, su reincorporación coincidió tras dejar atrás el primer bache que llevó a Vestas a presentar un ERE (2012) que contemplaba el despido de 140 trabajadores, que tras una tensa negociación no se llevaron a efecto, después de que la plantilla asumiera el exceso de capacidad productiva.
Su primera aparición en público, nada más aterrizar, coincidió con el anuncio de dos nuevas líneas de producción, que convertirían a Vestas Villadangos en la primera multiplataforma en el mundo. Fue el año en el que se pasó de dos a las cuatro líneas actuales y permitió elevar considerablemente la plantilla, hasta superar el medio millar.
Anders Runevad. CEO VESTAS
Tommy Rahbek Nielsen
Hoy, para la plantilla, es el culpable director del cierre de Vestas. Guardó silencio durante los últimos meses de su gestión a pesar de la sensación de intranquilidad que se instaló en la factoría leonesa en el mes de mayo ante la falta de producción. Sin embargo, no hubo movimientos.
Hoy su rostro se ha convertido en objeto de caricaturas, con pintadas de bigotes y pelucas, arde junto a los neumáticos del piquete que impide el paso a la planta leonesa. Su nombre salpica las calles del polígono industrial de Villadangos, y se corea en cada manifestación. Junto a él, otro hombre.
Jerónimo Corrral, 'el liquidador'. Licenciado en Derecho y experto en Recursos Humanos, su nombre está ligado a reestructuraciones de grandes compañías, como la de Jazztel. Un proceso en el que, como él mismo confiesa en un video como profesor de la Escuela de Negocios y Centro Universitario ESIC, «no contaremos lo mismo a empleados, a autoridades y a medios de comunicación».
Aterrizó en León el mes de marzo y el comité de Vestas lo tiene claro: su llegada fue el principio del fin. Su papel fue el de dilatar al máximo la negociación para lograr sacar adelante la producción y evitar que saltasen las alarmas sobre las verdaderas intenciones de la multinacional. El fracaso de su estrategia, tras estallar el conflicto laboral, empujó a la empresa a prescindir de su trabajo en julio. Pese a todo, su fotografía sigue empapelando las puertas de la factoría leonesa.
Tras su salida, en las negociaciones laborales Roca se hizo acompañar por Pablo Petri Pacheco, responsable de Recursos Humanos de Vestas España y un conocido por el comité de empresa, tras haber sido el encargado de negociar diversos acuerdos de la empresa, desde la carrera profesional pasando por los ascensos por categorías. De él destacan su saber estar y sus dotes de gran negociador y su gran experiencia.
Pedro Huarte Mendicoa
Carlos Molinero
Desde el comité aseguran que es una persona pausada, que sabe templar, tragar saliva, para dirigir siempre la conversación en busca de una solución, con la educación siempre por bandera. Su papel es clave en la interlocución con el comité de empresa y, hoy por hoy, es la cara visible de la danesa para negociar el ERE de extinción para la totalidad de la plantilla.
Es el tercero en escena del conflicto de Vestas León que fija en el lunes 27 de agosto su punto de inflexión. Comité y empresa habían alcanzado un principio de acuerdo que, sin embargo, dependía de la desconvocatoria de la huelga.
Pero nada más lejos de la realidad. Esa jornada, Roca y Petri se citaron con el comité de empresa. Les acompañabaTommy Rabbek Nielsen, jefe mundial de Manufacturing, es decir, responsable directo de Diego Roca. Fue el encargado de poner las cartas sobre las mesas y anunciar el inmediato e irrevocable cierre de la planta.
Su principal característica, su frialdad. «Frío como un danés», reconoce la parte social. Llegó a León acompañado de un traductor de inglés y, apoyándose en apuntes de su ordenador portátil, expulso la nueva hoja de ruta de Vestas. Ni un gesto ni un intento de acercamiento ante la fuerte contestación de los representantes del comité de empresa. Tenía el discurso bien aprendido. Su única intención era sólo trasladar las intenciones del consejo de administración. «Ni se inmutaba».
No se le ha vuelto a ver aunque estuvo presente en la reunión con el Gobierno el pasado lunes 3. A partir de esa fecha, entraron en escena dos nuevos nombres. Pedro Huarte Medicoa y Carlos Molinero Canal son los interlocutores de Vestas frente a las administraciones estatal y autonómica que, in extremis, han intentado en vano buscar una solución para evitar la deslocalización de la planta.
DIEGO ROCA
JERÓNIMO CORRAL
Pedro Huarte Mendicoa, director senior de Vestas Mediterránea –Sur de Europa y Latinoamérica- es el encargado de llevar el peso de la negociación frente a las administraciones, a las que traslada un discurso claro, contundente y conciso. «No hay marcha atrás». Por ello, en las reuniones insiste en la necesidad de que se rebaje el ruido y el radicalismo.
Es, como lo llaman desde el comité de empresa, el «pepito grillo». Su intención, según traslada en las reuniones, es la de llegar a acuerdos. «Señores hay que salir de aquí contento porque el cierre es irrevocable». Además, en las últimas reuniones insiste en que la apuesta de Vestas pasa por impulsa las plantas de Daimiel (Ciudad Real) y Viveiro (Luego). Planteamiento que encontró la conformidad del Gobierno.
En su discurso cuenta con un apoyo, su mano derecha, Carlos Molinero Canal, vicepresidenta senior de Vestas Mediterránea, encargado de abrir las reuniones y de repasar los puntos de día. Marca el ritmo de la reunión y sus intervenciones se limitan a apoyar las intervenciones de Mendicoa, si así se lo requieren.
En un tercer plano se sitúa Diego Roca, que en las últimas semanas ha enarbolado la bandera de la defensa de los trabajadores y profesionalidad. Su actitud es de resignación e incluso ha asumido el papel de víctima porque su nombre es uno de los 360 afectados por el ERE. Traslada su preocupación y su interés por que la planta de León mantenga la actividad. «Ahora hace de llorona». Pero no importa, el comité de empresa recuerda que cuenta con una vicepresidencia asamblearia en Dinamarca y, por tanto, su nombre estará ligado en el futuro más inmediato a Vestas.
Pablo Petri Pacheco
En cualquier caso, Diego Roca ya no acompaña a Pablo Petri Pacheco en las negociaciones del ERE que arrancaron este viernes y que cuenta a su lado con Manuel de los Mozos, uno de los abogados de Vestas.
Un conflicto que observa desde la lejanía, en la distancia Anders Runevad, el CEO de Vestas, el director ejecutivo y presidente de la multinacional danesa desde septiembre de 2013. Tres años después, aparece en la lista de la revista 'Fortune' que recoge los hombres y mujeres de negocios del año, compartiendo, entre otros, con el creador de Facebook en el número uno del ranking. En su perfil, la publicación destaca las ganancias por encima de los 907 millones de dólares.
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