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El secretario general el ministerio de Industria, Raúl Blanco junto con el director general de Industria y Pymes, Galo Gutiérrez durante su comparecencia ante los medios de comunicación para comentar el pre acuerdo alcanzado entre la empresa Vestas y los trabajadores.. Juan Lázaro
El Gobierno fuerza, sin consenso, un acuerdo de mínimos con Vestas para aliviar el 'daño laboral'

El Gobierno fuerza, sin consenso, un acuerdo de mínimos con Vestas para aliviar el 'daño laboral'

El secretario general de Industria, Raúl Blanco, confirma pasadas las nueve de la noche «un principio de acuerdo y vamos a trabajar en las próximas horas para estar en condiciones de firmarlo en los próximos días» | Junta y representación laboral no respaldan el acuerdo aunque aceptan mantener la negociación

J.C.

León

Miércoles, 19 de septiembre 2018

Una mínima esperanza para el futuro de Vestas en León. El secretario general de Industria, Raúl Blanco, confirmó pasadas las nueve de esta noche que «podemos anunciar un principio de acuerdo y vamos a trabajar en las próximas horas para estar en condiciones de firmarlo en los próximos días».

El secretario general explicó el retraso en que «los acuerdos son laboriosos« pero descartó hablar de »marcha atrás«. Ahora toca «perfilar las diferentes medidas y las diferentes garantías por todas las partes» agregó tras una reunión que se ha extendido durante casi cinco horas.

La comparecencia de Raúl Blanco fue una luz al final de un largo túnel que se extendió durante toda la jornada de este miércoles. En la planta 11 del Ministerio de Industria, en pleno Paseo de la Castellana de Madrid, reinó durante horas el desasosiego y la incredulidad. Ni las mediaciones al más alto nivel, ni el esfuerzo laboral por alcanzar un acuerdo, servían incialmente para fijar un marco de mínimos que permitiera suturar el conflicto laboral abierto en la empresa leonesa.

En realidad, todo lo sucedido a lo largo de esa intensa jornada fue un desencanto con mayúsculas salvado 'in extremis' por las partes, pero sin llegar a un acuerdo pleno que llegara a alcanzar a Junta y sindicatos, que inicialmente se han desmarcado del mismo.

El 'quiz' de la cuestión

Para el viceconsejero de Economía de la Junta de Castilla y León, Carlos Martín Tobalina, «no hay ningún acuerdo». Martín, que reconoció los esfuerzos del Ministerio por llegar a ese punto, consideró que ese acuerdo tiene que pasar «por una garantía real y cierta del compromiso por parte de Vestas de relocalizar la actividad en las instalaciones que va a cerrar».

«No podemos admitir una propuesta que vaya únicamente enfocada a una voluntad de traer inversión, tiene que haber una garantía real», incidió, condición que no se da para el empleo del mismo número de puestos de trabajo que se van a destruir con la decisión «unilateral» de Vestas. Es por eso que remarcó que «a las nueve y media de la noche no hay acuerdo». «La solución industrial no se ha garantizado».

Mientras el secretario de Política Sindical y Desarrollo Federativo de CCOO en Castilla y León, Juan Manuel Ramos, reconoció que las medidas de la empresa «son de garantía» pero la intención es «amarrar esa garantía» de industrialización, algo que por el momento no ha permitido que hoy se llegara a ningún tipo de acuerdo. «La sintonía es buena, la filosofía es buena y todas las partes estamos en aras de llegar a ese acuerdo que permita la garantía de reindustrialización, pero hoy no ha sucedido», lamentó Ramos.

El 'quiz' de la cuestión es que la multinacional danesa «no ha concretado» y aunque ha trasladado su compromiso con la provincia de León, no ha ofrecido «garantía efectiva y real» de reindustrialización. Por ello, los responsables sindicales valoraron «negativamente» la falta de propuesta de la multinacional, porque piden un compromiso «real y eficaz» de que todas las personas afectadas por el cierre de la factoría de Villadangos del Páramo mantendrán un puesto de trabajo y de que la reindustrialización en la zona será «un hecho».

Tras la reunión de este miércoles, en principio está prevista un nuevo encuentro el próximo viernes, siempre y cuando los documentos que se intercambien los agentes sociales tenga «una música positiva» ya que, si las propuestas «no escriben la letra de la música que queremos» no habrá nueva cita entre las partes para buscar una solución al «serio golpe» que el cierre de Vestas supone para la provincia de León.

Por su parte, el vicesecretario general de UGT en Castilla y León, Evelio Angulo, negó la existencia de un principio de acuerdo aunque apostilló que las negociaciones no se han roto, sino que la intención es «pelear» por mantener el tejido industrial en la misma fábrica de Villadangos y aprovechar las inversiones públicas que se han desarrollado en los últimos años para el mantenimeintod de la actividad industrial.

Angulo aclaró que van a «pelear», sin entrar en la negociación de las condiciones que están abordando la representación unitaria de los trabajadores para pactar las posibles condicinioes de salida o recolocación de los trabajadores porque recordó que la Fundación Anclaje está «para solucionar problemas de esta índole», dijo. «Aquí hablamos de la industrializaci´no de una comarca y una provincia en concreto», sentenció.

Intensa jornada

Los ministerios de Industria, Comercio y Turismo, y de Transición Ecológica, anunciaron a primera hora de la tarde una convocatoria pública para dar a conocer un pacto con la empresa matriz.

En el mismo se pretendía avanzar «una salida» que permitiera ganar tiempo y en cierta medida aliviar el daño laboral que la desaparición de la factoría de Vestas pudiera suponer a la localidad de Villadangos del Páramo y por extensión a toda la provincia leonesa.

Todo, sin embargo, resultó ser un inicial brindis al sol. Fue anunciar ese acuerdo y tropezar de lleno en el mismo. La razón, según la parte sindical, la falta de concreción del mismo y su nulo realismo ante la situación que se vive en estos momentos.

Un planteamiento «escaso y ruín»

Para los sindicatos la propuesta del Ejecutivo y de la compañía era «escasa y ruin». «Casi irrisoria después de días de mucho trabajo en silencio», llegaron a asegurar.

Vestas remarcaba de nuevo su intención de no retirar el ERE y rechazaba de lleno, «con el respaldo de Cecale», su negativa absoluta a que la palabra «garantizar» figurara en el acuerdo. La empresa no quería garantizar empleo por tiempo limitado, no quería garantizar mantenimiento de la planta a la espera de un tercer comprador y en ningún caso quería garantizar recolocaciones concretas.

Así las cosas los minutos se hicieron horas y las negociaciones entre las partes, que inicialmente se preveían cortas al estar precedidas de «mucho trabajo entre bambalinas en los últimos días», se convirtieron en eternas.

Así las cosas la situación era de bloqueo al más alto nivel. Bloqueo por un desencuentro en principio irreconciliable. Vestas insiste en que no cesará en el ERE y que la planta en León se cierra «sí o sí» sin abrir ni siquiera un abanico de tiempo asumible para la búsqueda de nuevos compradores. «Y así es imposible», se ha advertido con cierta resignación por parte de los sindicatos.

Presión sin efecto

Para éstos «parece mentira que el Gobierno no pueda presionar a la empresa hasta alcanzar un acuerdo que permita continuar con la actividad hasta conseguir una empresa de futuro que se pueda hacer cargo de la planta de Villadangos. Lo que no queremos es que la empresa despida primero y desmantele la planta. Si se hace eso no hay futuro alguno mientras que si se ofrece la continuidad de la factoría al menos sí podrá haber la posibilidad de que un tercero siga produciendo», se ha advertido desde la representación laboral.

Al final, y con el tiempo casi a cero, las partes han cerrado un acuerdo que permite «seguir hablando». No es mucho pero, al menos, la cuerda que une a las partes sigue sin romperse.

Fue el pasado viernes cuando la dirección de Vestas comunicó a los representantes de los trabajadores que la salida de los empleados se producirá entre el 8 de octubre y el 31 de diciembre. En ese instante la empresa insistió en que la opción de retirada del ERE no estaba en ningún caso sobre la mesa.

Previamente, la empresa había notificado un ERE de extinción para 362 empleados. Entonces los gobiernos central y autonómico habían exigido a la dirección de la compañía dar «viabilidad» a la planta leonesa con un nuevo plan industrial. Vestas, mientras, da la espalda «a cualquier opción sensata de futuro», según la parte sindical.

En su conjunto la caída de Vestas supondrá la pérdida de 2.000 empleos. Más de 600 se van con la propia factoría y el resto responde a las más de 40 empresas asociadas a la empresa.

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