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La imagen es desoladora para los vecinos de Urdiales del Páramo. La plaza acordonada y parte de la iglesia que conocen desde bien pequeños hecha escombros en el suelo.
La localidad leonesa trata de reponerse del tremendo susto que vivieron este martes, cuando la torre ... de la parroquia se vino abajo de forma sorprendente, aunque sin causar daños personales.
El párroco y la alcaldesa reconocen la complicada solución para evitar el colapso del inmueble. «Corren peligro las casas que hay cerca; como caiga encima, se va todo abajo», explica Gregoria Majón. La regidora entiende que «no se puede coger un martillo y tirarlo porque se vendría todo abajo y quitarlo pro piezas es muy complicado». Lo primordial ahora es «que no pase nada, que la tiren y el otro tema -su reconstrucción- ya se verá».
Nadie se había percatado en la localidad del posible deterioro de una iglesia que llevaba décadas erigida como hasta ahora, a pesar de que el material empleado para su construcción no era el más apropiado. «Hace cien años las cosas se hacían como se hacían: con un ladrillo regulín, poco, y tierra y adobe de tapia». En la tierra se ha ido filtrando la humedad con el paso del tiempo y las heladas han llevado a los materiales a «reventar».
Derrumbe en Urdiales del Páramo
Los bomberos acudieron en las horas siguientes al desprendimiento de la torre, aunque nada pudieron hacer ante el riesgo de derrumbe. También se intentó con una grúa de 60 metros, pero sin suerte. «Se puede caer ahora, dentro de un rato o mañana. Ha dilatado mucho, sigue cayendo tierra y cada vez las fisuras son más grandes», expone Manjón, ante unas grietas que se pueden contemplar a primera vista. «Hay que esperar a los técnicos, el papeleo nos vamos a saltar todo lo que podamos».
También se quiere evitar que el derrumbe conlleve daños en el interior, especialmente en la parte trasera donde reposa un lienzo de gran valor.
Tras una reunión en el Obispado, un par de grúas más grandes acudirán a Urdiales este jueves para el desmontaje de la torre, aunque el mal estado que presenta y el peso del cemento y las campanas hacen prever el colapso total. Por lo que en el pueblo ya se piensa en su reconstrucción.
La alcaldesa ha pedido a las administraciones que se involucren con un pueblo «pequeño, con una economía que da para lo que da» y lamenta que solo Suárez-Quiñones y Alfonso Cendón se hayan puesto en contacto con ella hasta ahora. «Los planes provinciales dan para lo que dan y tenemos otros tres pueblos. La Diócesis está comprometida a colaborar. Pediremos en todos los sitios, espero que como está la Iglesia de por medio le hagan más caso que a la alcaldesa de un pueblo».
El disgusto sigue presente entre los vecinos y su párraco, quienes no dejan de acercarse a la plaza de la iglesia a la espera del trágico final que le espera a su campanario.
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