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Los más escépticos creen que el destino no existe y otros, en las antípodas de estos primeros, consideran que ya está escrito, sin posibilidad de ser modificado. Quizá, al desarrollar esta cuestión, se entraría en un debate existencialista con demasiados cabos sueltos y una diversidad de opiniones que lo harían inabarcable.
De lo que no cabe duda es que quien no creyese en el destino en Laguna de Negrillos ahora, al menos, duda. Porque el destino, caprichoso, ha querido volver a unir a esta pequeña localidad leonesa, con una tradición muy autóctona, singular y arraigada, como la de sus danzantes y el San Sebastián que taconea cada Corpus, con un país remoto, Japón.
Este lunes, un grupo de once danzantes y músicos viajan desde esta localidad leonesa hasta Osaka. ¿El motivo? Participar en la Expo Universal de la ciudad nipona durante esta semana. Desde el miércoles y hasta el domingo, este grupo de danzantes de Laguna de Negrillos llevará su «ancestral» tradición y su paloteo a Japón. Con tres exhibiciones de media hora cada mañana además de «amenizar» durante las tardes, sin un horario estricto, las esperas y las colas en el pabellón de España, mostrarán la tradición lagunesa en este escaparate mundial.
Pero, ¿de dónde nace esta relación? En 1973, el grupo de danzantes de Laguna de Negrillos recibió una noticia muy especial: realizarían una gira de unos 20 días llevando su tradición a distintas ciudades de Japón. La ilusión fue máxima y, durante seis meses, al acabar los duros trabajos en el campo, ensayaban para llevar todo preparado al dedillo. Pero de aquel ofrecimiento empezaron a dejar de escuchar y aquel sueño se fue desvaneciendo.
«No sabemos que sucedió exactamente. Era una vida diferente, otros tiempos y suponemos que atendería a criterios económicos, pero se dejó de oir hasta que se perdió», relata Manuel Rodríguez, uno de los músicos que estará con los danzantes de Laguna de Negrillos, ahora sí, en Osaka.
52 años después se presenta esta oportunidad: «Cuando nos hablaron de Japón, ya nos sonaba». De hecho, el padre de Manuel era el encargado de preparar a aquel grupo medio siglo atrás, pero en él estaban abuelos, padres y tíos de los integrantes del actual grupo de danzantes. «Vamos a rematar la faena. Nuestro grupo de whatsapp, de hecho, se llama 'Japón y la danza, un sueño cumplido», explica Manuel Rodríguez.
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Pero, ¿por qué la danza de Laguna de Negrillos? El primer argumento es que han sido invitados por la Consejería de Turismo de la Junta de Castilla y León , que será, explica, la primera comunidad que tenga resencia propia en la Expo de Osaka. A ello se suma que el paloteo de la danza de Laguna de Negrillos se «asemeja» a un baile tradicional japonés «y por esa similitud podemos captar su atención». Además, entre todos los paloteos de Castilla y León, el Corpus de Laguna de Negrillos es el único con la declaración de Interés Turístico Regional.
«Vamos a representar a Laguna, a León y a España», insiste Manuel Rodríguez, que considera que es «un orgullo» y un «homenaje» a ese grupo de 1973. Y, mientras en la Casa de Cultura de Laguna de Negrillos realizan uno de sus últimos ensayos, varios de los miembros del grupo de danzantes de 1973 les ven, emocionados.
«Ya nos hemos visto allí», declaran, y creen que las faldas blancas de las vestimentas de los danzantes «van a quedar bien» en la Plaza del Sol, el centro neurálgico del pabellón de España en la Expo de Osaka. «En el pueblo están ilusionados. Nos animan, nos dicen que todo va a salir bien y que les mantegamos informados por redes sociales o como sea».
Y es que la danza no es en Laguna de Negrillos algo sin importancia. «Es nuestra seña de identidad», insiste Manuel Rodríguez, que explica que se vive como «una ceremonia» en cada casa, donde toda la familia se implica. «Es difícil encontrar una casa que no haya tenido contacto directo con la danza», expone.
Salen, de forma regular, tres veces al año: en el Voto (en el último fin de semana de abril), San Isidro y el Corpus. «Pero antiguamente salía en el Sábado de Pascua o en la Inmaculada. La danza salía siempre que le pedía», exponen.
Ahora es más complicado, porque «muchos han tenido que irse a trabajar fuera», pero «con esfuerzo e ilusión» mantienen un grupo estable y ensayan cuando pueden reunirse. Cuentan con más de 60 danzantes de todas las edades, incluso de tres años, para que esta tradición ancestral, «de origen antiquísimo y probablemente de carácter guerrero», siga viva. Quien sabe, si dentro de unas décadas, otro grupo de danzantes vuelve a tener un escaparte mundial como una Expo Universal y se acuerden de los que hoy remataron la faena que chafaron a sus padres, tíos y abuelos. Pobre entonces de aquel quien no quiera creer en el destino.
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Abel Verano
Fernando Morales y Álex Sánchez
Sara I. Belled y Jorge Marzo
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