Una batalla sangrienta «por el Reino de León»

Con todas las medidas necesarias y sin hacer públicos los horarios de la recreación con mucha antelación para evitar masificaciones, Villadangos ha vuelto a vivir ese momento bélico que enfrentó en 1111 a los partidarios de Urraca de León y a los de Alfonso I de Aragón.

El combate fue tan sangriento, que más de 900 años después el lugar en el que acaeció ha mantenido la denominación de La Matanza.

Villadangos regresa un año más al pasado para recrear la guerra que se vivió en sus tierras. Con una emocionante representación teatral que este año se ha movido de la plaza del Ayuntamiento al patio del colegio Santiago Apostol, la localidad leonesa celebra un fin de semana de actividades y recreaciones que dejan boquiabiertos a todos sus asistentes.

Se trasladaron este año a ese fatídico otoño de 1111 cuando Alfonso I de Aragón se enfrenta a Doña Urraca de León, su esposa, quien estaría arropada por los aliados gallegos. Un año antes, las tierras gallegas estaba en manos de Alfonso, pero los aliados de Doña Urraca habían reconquistado Lugo y con dirección a León hicieron una parada en Villadangos del Páramo.

Pero la localidad había sido el lugar elegido por Alfonso I, el batallador de Aragón, para tender una emboscada a la que un día había sido su mujer. La historia cuenta que las fuerzas de la reina no poseían más de 250 caballeros, mientras que el rey disponía de un ejército de casi 700 caballeros y 2.000 soldados de a pie dispuestos a dar su vida por Alfonso.

Arcos, espadas, palos y cualquier arma sirvió para intentar frenar al Batallador de Aragón, pero todo fue en vano. Tal y como recrean en Villadangos, donde fieles a la historia, Alfonso sigue venciendo de manera aplastante entre la expectación de los vecinos de la localidad.

La batalla, conocida como La Matanza, por toda la sangre que se derramó sirvió al menos para salvar la vida del joven hijo de Urraca, Alfonso, quien fue perseguido por las tropas de su padre sin ningún éxito.

Años más tarde el joven Alfonso, hijo de Urraca, volvió a Villadangos, para recordar al pueblo su sacrificio por el Reino de León y entregar así el pendón que hoy lucen con orgullo los leoneses de esta localidad, que un año más celebra sus fiestas en torno a la batalla.