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El personaje más cambiado, Pip, el protagonista. RC
Disney vs Dickens. ¿Qué aporta la enésima adaptación de 'Grandes Esperanzas'?

Disney vs Dickens. ¿Qué aporta la enésima adaptación de 'Grandes Esperanzas'?

Un producto bien ejecutado que respeta muy poco la esencia de la novela y trata de espectacularizarla con algunos aciertos y bastantes fallos

Jueves, 27 de julio 2023, 11:18

A veces es un gran error leerse un clásico, de quinientas páginas en este caso, justo antes de ponerse a ver una adaptación actual. Se tiende a ser inclemente con los adaptadores, pero esto es un tanto injusto: de 'Grandes Esperanzas' se han hecho decenas ... de versiones, desde David Lean a Alfonso Cuarón, así que en lugar de velar por la exactitud de la traducción página-pantalla, deberíamos quizás agradecer que se intenten cosas nuevas con los mimbres proyectados por Dickens.

'Grandes Esperanzas' fue su penúltima novela, una de las más violentas y ampliamente considerada como una de las mejores. Varios de los temas conocidos del escritor inglés se repiten aquí de formas nuevas, con un profundo poso de bondad y respeto a la dignidad de los demás, incluso en los ecosistemas más malsanos (en este caso, Londres). Habla de clases sociales, de campo y ciudad, de ignorancia y educación, de las expectativas de la vida, del dinero, de la suerte, de la culpa y del resentimiento.

En ambos formatos, un joven llamado Pip vive en lo más pobre de lo más pobre. Su familia tiene una herrería en un poblado lleno de barro cerca de los pontones, los barcos que alojan prisioneros peligrosos —hay una triste correlación, también en Inglaterra, con la actualidad—. Resumiendo, recibe una misteriosa herencia y se prepara para convertirse en gentleman, desclasándose por completo y haciendo de impostor en el mundo de los ricos. El contacto pasado el tiempo con las personas del poblado revelará un abanico espectacular de culpabilidades y reflexiones. Bastante mejor exploradas en el libro que en la serie de FX/Disney, que no quepa duda. Donde en el texto hay espacio de sobra para desarrollar esas complejidades, en la serie parece que se abren muchas vías y luego se cierran abruptamente. Pensando mal incluso puede haber sido por malos cálculos de producción.

Miss Havisham y Estella, en su bellísimo mundo detenido RC

En esta adaptación los personajes se parecen a los del libro lo que un huevo a una castaña. Comparten sus nombres, pero ya desde el principio los guionistas cambian personalidades y tramas, inventan derroteros inútiles (que alguien me explique lo de la fusta), le dan mucha más relevancia a algunos personajes (Jaggers, Compeyson) y se la arrebatan por completo a otros (el bueno de Herbert Pocket). Como veremos, el único acierto es la creación de un totalmente renovado Jaggers, el abogado más respetado y temido de la ciudad, que sin escrúpulos antepone siempre los fines a los medios.

El libro está escrito en estricta primera persona: profundizamos muchísimo en lo que piensa y siente Pip, los demás personajes impactan en su vida y nosotros leemos la extensión de ese impacto. La serie en cambio no tiene narrador en primera persona, convierte esta perspectiva en multipolar, omnisciente: vemos mucho más de la vida de Estella, de Magwitch —eliminando gran parte de su interés y misterio—, y por supuesto de Jaggers. Verles en soledad es algo que la novela no nos permitía, pero en general poco de lo nuevo que nos muestran es relevante. Se ha querido explicar y exagerar el carácter de Estella, incomprensiblemente haciendo que se autolesione y sueñe con tirarse por la ventana.

El impredecible Jaggers, interpretado por 'Bashy', la mejor adición a la serie. RC

Esto es un problema que veo con la adaptación: se ha intentado reforzar la parte más escabrosa y turbia, en un intento por hacerla más oscura y adulta (incluso han manifestado que intentaban corregir la autocensura de Dickens, que no escribió en la novela sobre drogas o movimientos políticos de la época como el cartismo). Pero no sé si el camino escogido es el correcto. Aparecen ciertas perversiones sexuales, asesinatos, suicidios y miserias morales que no sé si aportan demasiado. El Pip del libro es mucho más inocente, mientras que el de la serie genera rechazo por ser condescendiente y vanidoso (el punto positivo es verle pasar por las penurias que le tienen reservadas los guionistas). El espíritu del Pip que retratan traiciona bastante al del personaje original, que es el que más profundamente llegamos a conocer cuando leemos. Puede que en el mundo de hoy alguien como él, primitivamente bueno aunque marcado por las barreras sociales, no tenga encaje.

Intentando obviar que existe un texto canónico, la serie de alguna manera va mejorando y funciona, y aún siendo tremendamente clásica tiene algunos muy buenos momentos fílmicos. Es un descenso a los infiernos para Pip, mucho más exagerado que en la novela, de la mano tramposa de Jaggers (un excelente Ashley Thomas 'Bashy', que también es rapero). Él salva la serie, y los guionistas le regalan grandes líneas que él enuncia con firmeza y clase. Olivia Colman, gran reclamo de marketing, también hace un digno retrato de Miss Havisham: un personaje detenido en el tiempo como su palacio en ruinas, invadido por los árboles y los charcos. Y el tercer puesto del podio es para Matthew Needham, que conocimos en 'La casa del dragón', siempre excelente a la hora de mostrarse repugnante. No puedo decir que los demás me hayan fascinado, y me entristece especialmente que no se haya trabajado nada bien la relación de Pip con Joe Gargery, tan central para Dickens. El showrunner ya adaptó 'Cuento de Navidad', creó 'Peaky Blinders' y, ojo, 'Quién quiere ser millonario'. Su padre al parecer fue herrero, como Gargery, lo más cercano a un padre que tiene Pip. Ojalá se hubiera esforzado en conseguir la compleja y bellísima relación que tienen los dos a lo largo de la novela y se hubiera dejado de tanta sangre y burdeles.

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