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Óscar Martínez da vida a Antonio Dumas en 'Bellas Artes'. R. C.
'Bellas Artes', una sátira del mundo del arte sin sustancia

'Bellas Artes', una sátira del mundo del arte sin sustancia

La nueva serie de Gastón Duprat y Mariano Cohn sigue los pasos del director, un tanto caduco, de un museo de arte contemporáneo al que da vida Óscar Martínez

Iker Cortés

Madrid

Domingo, 28 de abril 2024, 00:41

Gastón Duprat (Bahía Blanca, Argentina, 54 años) y Mariano Cohn (Villa Ballester, Argentina, 48 años) no paran. Desde que se estrenó la fantástica 'Competencia oficial' (2021), la cinta que hacía una ácida sátira del mundo de la interpretación, la dupla ha participado en diez proyectos ... en apenas cuatro años; ocho de ellos son series en la que ambos están acreditados como creadores.

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La última acaba de llegar en exclusiva a Movistar Plus+ (en Latinoamérica se podrá ver por Star+), se llama 'Bellas Artes' y está protagonizada por el bonaerense Óscar Martínez. Estructurada en seis capítulos de algo menos de media hora cada uno, la comedia sigue los pasos de Antonio Dumas, un prestigioso historiador de arte y gestor cultural, culto y sofisticado, pero también un tanto cretino, cínico y engreído, como bien describen los primeros compases de esta ficción ambientada en el mundo del arte.

La serie da comienzo con la pugna entre dos mujeres, más bien jóvenes, y el experimentado Dumas por convertirse en director del Museo Iberoamericano de Arte Moderno. «Le habrán dejado llegar hasta aquí por su trayectoria, pero no creo que lo consideren seriamente para el puesto», dice una de ellas, antes de que el argentino franquee las puertas de una de las oficinas del Ministerio de Cultura, donde tendrá lugar la prueba de selección final que evaluará de los tres candidatos aspectos como creatividad, liderazgo, inteligencia emocional, capacidad lúdica, resiliencia o equidad de género. «¿Está hablando en serio? ¿Pero desde cuándo los concursos son así?», inquiere, sorprendido, Dumas. La culpa, le contesta la funcionaria, la tiene la consultora holandesa «experta en headhunting y recursos humanos» a la que el ministerio contrató para diseñar esta modalidad de concurso más moderna y acorde con los tiempos que corren. Vaya, ya salió la palabra. Moderno, justo lo que Dumas no es.

Pese a que las otras candidatas hablan de «visibilizar a las minorías sexuales, raciales y de colectivos periféricos soslayados» y de «romper con los esquemas preexistentes y obsoletos» para hacer «un museo de todes y para todes», al final el discurso más tradicional de Dumas, que se refiere al museo como «el gran foro de discusión social, el lugar de las ideas y la reflexión», son las que convencen al jurado. Incluso aunque él mismo les anima a decantarse por una de las dos mujeres que «encarnan todos los lugares comunes de la corrección política». «Soy», dice de sí mismo, «el peor candidato: viejo, hombre, blanco, de ascendencia europea y heterosexual. Cualquiera de ellas es una elección menos arriesgada y más conservadora».

Tres fotogramas de la serie.
Imagen principal - Tres fotogramas de la serie.
Imagen secundaria 1 - Tres fotogramas de la serie.
Imagen secundaria 2 - Tres fotogramas de la serie.

Basten estas pinceladas para apuntar por dónde va el humor de una serie que, en esta ocasión, escribe el arquitecto, guionista y curador de arte argentino Andrés Duprat –no en vano, es el director del Museo de Bellas Artes de Argentina– y que retoma algunas de las obsesiones de la pareja creativa. Desde el asunto de la vejez, ya visto en 'Nada', la ficción protagonizada por Luis Brandoni en el papel de un crítico gastronómico, hasta el clasismo que destilan buena parte de los personajes de 'El encargado' o ese puntito 'snob' del que tanto se ríen en títulos como la propia 'Nada' o la ya mentada 'Competencia oficial'.

Tras asumir su cargo, Dumas deberá afrontar un buen puñado de conflictos laborales: problemas gremiales, presiones políticas, encontronazos con artistas amadrinados por la propia ministra de Cultura o exposiciones y performances imposibles. El propio Andrés Duprat explica en las notas de producción que buena parte de las situaciones descritas están «basadas en experiencias que viví personalmente o que me han sido referidas en décadas de trabajo como curador de arte».

Un envoltorio magnífico

A través de ellas se tocan asuntos como la contraposición entre el arte vanguardista y moderno y lo más tradicional, la cancelación cultural y la separacion de la obra y el autor, las penurias y miserias que atraviesan muchos de estos recintos museísticos y la impostura que rodea al mundo del arte y también a sus protagonistas. Y, sin embargo, la visión se antoja un tanto manida, carente de fuerza e insustancial, tanto en temática como en personajes. Todo gira en torno a Dumas. Da igual que entre los secundarios estén actores y actrices como Koldo Olabarri (es el comisario de arte), Ana Wagener (da vida a la ministra de Cultura), Aixa Villagrán (es la secretaria de dirección) o Dani Rovira (encarna al hijo de Dumas) porque sus tramas, aunque apuntan alto –la del hijo y el nieto, a los que jamás hace caso, es de las más interesantes– carecen de la profundidad suficiente. Quizá la segunda temporada ya anunciada y en postproducción arregle esto.

Curiosamente, el envoltorio de 'Bellas Artes' es magnífico, no solo porque diseño de producción ha logrado convertir dos grandes estructuras situadas en Ávila y El Escorial en un gran museo, con obras reales, sino por una fotografía de Kiko de la Rica que resulta una delicia para los sentidos, que subraya no solo la belleza de los espacios sino también su inmensidad. Una pena que la plasticidad de buena parte de las imágenes tengan un contenido tan flojo.

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