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Los protagonistas de 'Asalto al Banco Central'. RC
'Asalto al Banco Central': ¿Qué pasó tras el 23F?

'Asalto al Banco Central': ¿Qué pasó tras el 23F?

Basada en hechos reales, con alguna licencia creativa confesa, la nueva serie dirigida por Daniel Calparsoro, un fluido thriller político, es número 1 en Netflix con un reparto nacional entregado

Sábado, 23 de noviembre 2024, 02:30

Fueron 37 horas agónicas, en las cuales no estaba en juego, únicamente, salvar a un notable número de rehenes en el atraco a una oficina bancaria en el centro de Barcelona. El futuro político del país estaba en el aire tras el sopado de realidad que supuso el fallido golpe de estado del 23F en 1981. Las emociones estaban a flor de piel. La democracia parecía débil en un escenario tumultuoso. Tres meses después de la maniobra en el Congreso de Tejero y sus compinches, un grupo de encapuchados entró en la sede del Banco Central en la ciudad condal poniendo contra las cuerdas a los poderes del estado. Más de 200 personas retenidas a cambio de la liberación de los golpistas encerrados entre rejas. ¿Un simple robo perfectamente coordinado o algo más gordo? 800 millones disponibles en el interior del edificio, once hombres armados y la atención de todo el país. ¿Una cortina de humo? 'Asalto al Banco Central', última apuesta del estajanovista Daniel Calparsoro, expone una versión de los hechos, dejando entrever algunas hipótesis sobre un caso real con demasiadas sombras.

Empleando imágenes de archivo, la serie nos sitúa de lleno en una época convulsa plagada de secretos, algunos todavía sin desvelar. 'Asalto al Banco Central' es lo mejor de Calparsoro, abonado al thriller. Los cinco episodios disponibles en Netflix se ven del tirón, «te los meriendas de una sentada», como gusta decir el seriéfilo recalcitrante, aunque no haya grandes muestras de violencia ni giros espeluznantes. Funciona la colección de personajes, no todos reales, así como la conexión con los hechos reales, mostrando, amablemente, algunas teorías que pueden cuadrar perfectamente, o, como público, deseamos que así sea. Firma el guion Patxi Amezcua, quien simpatiza igualmente con el género. De su cosecha es también, como realizador además de firmar el libreto, '25 kilates', un intenso filme rodado en nuestras fronteras con carácter independiente. En su día se paseó por festivales como el de Málaga, pomposo escaparate del cine español, donde dejó un buen sabor de boca. Es difícil hacer creíble una historia de hampones en nuestra cinematografía, pero Amezcua se atrevió con el tema en su ópera prima. La gran ciudad es el escenario de un relato protagonizado por buscavidas, timadores, matones, mafiosos y policías corruptos. Un sujeto que se dedica a cobrar deudas a morosos pretende abandonar su retorcida ocupación, en la que emplea métodos poco ortodoxos, pero una bolsa de joyas, valorada en más de 300.000 euros, se cruza en su camino.

Amezcua cuenta con un par de estimables thrillers como director, 'Séptimo' e 'Infiesto', que co-protagoniza Isak Férriz, uno de los principales rostros de 'Asalto al Banco Central' -también interpreta a un investigador, esta vez de la brigada anti-atracos-. No es la primera vez que el guionista colabora con Calparsoro. Su mano está en la serie 'Operación Marea Negra' y en las películas 'El aviso' y 'El correo'. En esta última figura María Pedraza -en el actual estreno, una joven periodista vasca con principios-, mientras Miguel Herrán se dejó ver en 'Hasta el cielo', completando el reparto estrella de una serie coral que resuelve con oficio su máximo responsable, quien dio un puñetazo en la mesa en los años 90 con una propuesta modesta, hoy de culto, 'Salto al vacío'. El director donostiarra, algo domesticado desde entonces, pero efectivo y profesional a rabiar, con una filmografía en constante crecimiento, no para de rodar, principalmente historias protagonizadas por individuos que se mueven entre el bien y el mal en el mundo del crimen. El lanzamiento de Netflix da un paso más allá, preocupándose por unos acontecimientos que supusieron un desafío a la democracia española: la política está presente inevitablemente.

Las claves del suceso

Los atracadores del Banco Central amenazaron al gobierno con la posibilidad de cargarse a los rehenes de un bombazo si no accedían a sus peticiones. Leopoldo Calvo-Sotelo era el presidente por aquel entonces, tras la dimisión de Adolfo Suárez. Felipe González calentaba en el banquillo como jefe de la oposición para tomar las riendas de la supuesta transición. El asalto comenzó el 23 de mayo de 1981, poco después de las 9 de la mañana. El banco, situado en el número 23 de la Plaza Cataluña, acogía a numerosos clientes, además de los empleados de la sucursal. José Juan Martínez Gómez, conocido como El Rubio, por su afición al tabaco, encabezaba al grupo de asaltantes. Herrán, apoteósico en 'Modelo 77', interpreta al cabecilla, quien siempre ha asegurado que el verdadero propósito de la operación era obtener documentos relacionados con el 23F. Tras cumplir con 30 años de cárcel salió a la calle en 2016 pero sus declaraciones no forman parte del relato oficial. La serie se atreve a meter en el ajo al teniente general Emilio Alonso Manglano, director del Cesid.

'Asalto al Banco Central' toma el libro homónimo de la periodista Mar Padilla, publicado por Libros del KO, como principal fuente de información. Amezcua se ha documentado a fondo para elaborar el guion y no se corta a la hora de abrir melones que no siempre encuentran una respuesta firme. Es de agradecer que Calparsoro haya afrontado un proyecto que no ha tardado en cosechar críticas por su contenido, además de sembrar muchas dudas sobre nuestra historia. No es de extrañar, conociendo cómo funcionan los poderes fácticos por estos lares, que al final del último episodio rece un texto que indica cómo, hasta la fecha, no se ha podido demostrar la participación de ciertos personajes reales, nombres de peso, en los hechos que se narran.

La ambientación resulta algo artificial, acorde al audiovisual de nuevo cuño, pero la contextualización es clara. Cabe resaltar el buen trabajo del nutrido casting, con roles secundarios de lujo como el fotógrafo interpretado por Hovik Keuchkerian. Formalmente, la serie no pretende romper la pana, pero cuenta con algunos momentos de tensión incontestables y, como hemos anticipado, el ritmo es constante. Bascula entre la realidad y la ficción con arrojo y se deja de pretenciosidades. Sumamente entretenida, no ahonda en la conspiración todo lo que cualquier espíritu crítico puede desear pero se atreve a hurgar mínimamente en la herida siendo un producto de lo más comercial. Se agradece el concepto de thriller político para el gran público, desenterrando un asunto importante, aparentemente olvidado.

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