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Santiago Segura regresa a los cines este 17 de julio con la cuarta entrega de su saga familiar. José Ramón Ladra
Santiago Segura: «Un día ceno con Wyoming y al otro con Bertín Osborne. ¿Por qué tengo que elegir?»

Santiago Segura: «Un día ceno con Wyoming y al otro con Bertín Osborne. ¿Por qué tengo que elegir?»

«Me llaman tibio y equidistante. Pues sí, no quiero contribuir a la división», afirma el director y protagonista de 'Padre no hay más que uno 4'

Sábado, 6 de julio 2024, 18:58

Santiago Segura (Madrid, 1965) vuelve a enfundarse la camiseta promocional. La cuarta entrega de 'Padre no hay más que uno 4' llenará los cines desde el 17 de julio con un humor blanco para toda la familia, en las antípodas de la saga Torrente que hizo popular al cineasta de Carabanchel. Si miramos a nuestro alrededor, aquel expolicía machista y racista está más vivo que nunca, reconoce Segura. De ahí que prepare una sexta entrega: 'Torrente presidente'.

–Se da por hecho que 'Padre no hay más que uno 4' va a ser un éxito de taquilla.

–Todo lo que la gente da por hecho a mí me agobia. El mundo del cine es inescrutable, todo es aleatorio y fortuito. Yo solo trato de hacer lo mejor posible mi trabajo. Cuando me dicen que tengo la fórmula del éxito respondo que no. 'Vacaciones de verano' hizo la mitad que 'Padre 3', y no es la mitad de buena. Pero mira, ahora lleva meses en Netflix entre las diez películas infantiles más vistas, porque los niños las devoran en bucle.

–Nunca se ha estrellado en la taquilla.

–Bueno, porque he tenido una flor en el culo. Mira El Tricicle: llenaba los teatros pero tras el 11-M tenían la mitad de espectadores. Ahora juega España y las salas se quedan vacías. El cine es muy frágil.

Tráiler de 'Padre no hay más que uno 4'.

–¿Y qué piensa cuando le llaman el salvador del cine español?

–Pesa mucho. Soy el pesado que hace siempre la misma película, el de las camisetas, el rey Midas... Y no me siento nada de eso. Soy un tipo que tiene la gran fortuna de hacer lo que le gusta y que conecta con la gente. Lo que me limpia de todo eso es ver a un espectador salir feliz de la sala, las risas durante la proyección son mi gasolina.

–Al público cada vez le cuesta más salir de casa.

–Por eso se hacen secuelas, porque le cuesta confiar en un producto nuevo. Si te lo has pasado bien con las tres partes de 'Padre...', es muy probable que también disfrutes con la cuarta.

–¿Por qué a estas alturas le afectan las críticas?

–Me da pena leer cosas desagradables sobre mi trabajo. También le pasaría a un mecánico, al que le afeas su labor en un motor. Un médico que da un diagnóstico erróneo, los gobernantes que deciden nuestro destino... Eso se puede criticar. ¿Pero el cine, que es lo más frágil que hay? Es tan fácil como ignorar una película. Estrenamos 'Padre 2' en plena pandemia para reabrir los cines. Y hubo quien dijo que era todavía peor que la primera. Si no es público objetivo, ¿a quién está aconsejando ese crítico? Claro que una mala crítica con un titular cabroncete da más clics que una buena.

–Usted por la calle solo recibe palmaditas en la espalda.

–Sí. Me llaman crack o me dan las gracias, que es algo que me llega al alma. Los buenos actores dramáticos reciben la admiración, pero el cariño nos lo llevamos los cómicos.

Santiago Segura en 'Padre no hay más que uno 4'.

–Cuando jugaba a provocar con sus cortos gore o los Torrentes, ¿podía llegar a pensar que iba a acabar en el humor blanco para toda la familia?

–No lo he pensado... Cuando hacía 'Evilio' tampoco sospechaba que iba a acabar siendo padre de dos niñas. La vida te va ofreciendo cosas. Mis hijas son una de las razones por las que hago cine familiar. Te preguntas si puedes hacer reír a los abuelos, a los padres y a los hijos.

–¿Seguir haciendo Torrentes sería triste?

–¿Por qué? Llevo dos años y medio pensando en un regreso de Torrente. Hace diez años ya de la última. ¿Por qué no va a regresar un personaje tan divertido? Cuando murió Peter Sellers leí que estaba escribiendo con Blake Edwards 'El romance de la Pantera Rosa', y me dio mucha pena no poder verla.

Santiago Segura fotografiado en su productora madrileña. José Ramón Ladra

–Suena a tópico, pero ¿ser padre le ha hecho mejor persona?

–No tanto ser padre, sino tener una estabilidad. Descubrir que eres un profesional de lo que te gusta: hago cine, teatro y televisión. Me siento un privilegiado. En mis inicios era mucho más cruel, una bestia. Si tenía que hacer reír a la gente a costa de algo o alguien me daba igual. Por una risa vendía a mi madre. Esa ansia destroyer ha desaparecido, porque la vida me ha tratado muy bien. No tengo que seguir pisando cabezas para trepar. Ya no estoy hambriento, lo que no significa que me haya adocenado.

–La edad también contribuye.

–Claro, y la testosterona baja. Mi único miedo es llegar a la edad de mis grandes ídolos –Billy Wilder, Fellini–, cuyas últimas obras perdieron un poco el contacto con el público. Tarantino quiere redondear su filmografía con una última película. A mí no me gustaría hacer tres bodrios que no fuera a ver nadie.

Perspectiva femenina

–Hay muchas comidas familiares en 'Padre no hay más que uno 4', con abuelos, padres y nietos reunidos. ¿Es usted un tipo familiar?

–A ver. Me gusta la familia idílica que me he creado en la película. Es como una segunda familia para mí. Mis padres han fallecido, solo tengo un hermano y no tengo mucha relación con mis dos sobrinos. Me relaciono más con la familia de mi mujer. La familia de la película son mis dos hijas de verdad y otras tres que adoptaría; Loles León, por la que siento cariño real; y no puedo imaginar una mujer mejor que Toni Acosta. Luego leo que hago películas terribles, porque solo saco a una familia normativa y no hay perspectiva femenina. A mí me encanta la diversidad, pero soy un hombre. Puedo intentarlo, como en 'Sin rodeos', donde Maribel Verdú decía basta ya. Me puedo poner en los zapatos de otro, pero no porque me lo impongan. ¿Creen que en el cine me voy a mover por cuotas?

Santiago Segura junto al equipo de la película.

–¿Ve películas o series donde esa diversidad está metida con calzador?

–A veces, cuando no es algo orgánico. Y me molesta. Hay familias donde no hay ningún miembro de color. A mí me flipa Larry David, es el único al que le permiten reírse de todo eso.

–¿Sigue sabiendo cómo se vive a pie de calle en Carabanchel?

–He ido hace poco y ha cambiado mucho. La fisonomía del barrio, las tiendas, hay muchos más inmigrantes... En Carabanchel viví mi infancia, pero desde hace 27 años, desde 'Torrente', vivo en el centro de Madrid. Voy a comprar, en el metro... Hay días que no me para nadie y otros estoy media hora haciéndome fotos. Me parecería muy triste no poder ir en el metro.

–¿Sus hijas han visto 'Torrente'?

–No. Una, la de 16, porque pasa, y la pequeña de 10 porque no le dejo. Preguntaban qué eso de Torrente... 'Una cosa que no puedes ver, hija'.

–¿Le alegra contribuir a que este país esté menos crispado?

–Me alegra que me lo digas. Ojalá pudiera hacerlo. A veces me llaman tibio y equidistante. Pues mira, sí, porque no quiero aportar nada a la división. Un día puedo estar cenando con Bertín Osborne y otro con Wyoming. ¿Por qué tengo que elegir?

–¿En este país le obligan a elegir entre Bertín Osborne y El Gran Wyoming?

– Espero que no. Como si me obligan a elegir entre papá y mamá. A Wyoming le quiero como un hermano, me cae de puta madre. Tiene unas ideas totalmente distintas a Bertín Osborne, con quien tengo menos confianza. He ido a cenar tres o cuatro veces con él y es un tío con el que se puede hablar. Yo aprecio en las personas el sentido común y la lógica. El otro día me decían: 'paso de hablar con alguien que no piense como yo'. ¡Pero qué declaración de principios es esa! Hay mucha gente así.

Santiago Segura en 'Torrente, el brazo tonto de la ley' (1998).

–Eso lo fomentan las redes sociales y el algoritmo.

–Ya. ¿Te enriquece hablar con gente que opina lo mismo que tú? ¿Te enriquece ver siempre las mismas películas? El algoritmo es listísimo, te hace vivir en una realidad paralela donde todos nos odiamos. Y eso es mentira.

–¿Le han ofrecido alguna vez entrar en política?

–No. Conmigo pincharían en hueso. En esta democracia me cuesta decidir mi voto, elegir una representación. A veces votas a lo menos malo. Jamás me metería en política. Yo hago películas, no quiero más responsabilidad.

Ambición

«La ansiedad destroyer de mis inicios ha desaparecido, por una risa vendía a mi madre»

–Tiene millones de seguidores en redes, ahí si tiene una responsabilidad.

–Por eso intento no influenciar, quiero ser lo contrario a un influencer. Si pudiera hacer ver que ese de ahí no es tu enemigo, sino que solo piensa distinto... Si tomáis un café a lo mejor mañana piensa como tú.

–Este sigue siendo un país de Torrentes.

–En la primera parte decía que José Luis Torrente era un dinosaurio en extinción, los últimos coletazos del bicho fuera del agua. Han pasado 27 años y sigo viendo cada vez más el torrentismo.

Crispación

«Para los políticos discutir en el Congreso es un cachondeo, pero la gente se encabrona»

–800.000 españoles han votado a Alvise, un personaje que podría salir en la saga Torrente.

–Bueno, es un voto desesperado. No es que voten un programa, sino que no quieren lo que hay y no se les ofrece otra cosa. Yo les pediría a los políticos que no se insulten, la gente no quiere verles encabronados, sino solucionando cosas. Veo las discusiones en el Congreso y me deprimo. Para ellos es un cachondeo, pero la gente se encabrona.

–Va a tener mucho material para 'Torrente presidente'.

–Sí, sí. Va a ser brutal. Te dicen '¿a que no hay huevos?'. Sujétame el cubata... Me apetece rodarla para acallar a esos que sostienen que hoy no se podría hacer. No debemos temer la corrección política o la cancelación. Veo a Larry David o Ricky Gervais y se pasan quinientos pueblos. No te puedes ofender por la ficción, si la vas a prohibir, aunque sea una burrada, mal vamos. No pongas barreras a mi imaginación.

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