Pilar López de Ayala: «Llegué a dudar de si era actriz»

Ahora regresa con 'El molino', un drama de Alfonso Cortés-Cavanillas con Asier Etxeandia e Imanol Arias presentado en Málaga, en el que interpreta a una ingeniera encargada de construir un parque eólico en un pueblo. López de Ayala, que confiesa no haber visto todavía la película, también ha rodado con Javier Rebollo 'En la habitación del sultán'. Esta vez parece que sí, que vuelve para quedarse.

– ¿Alguna vez ha fantaseado con la idea de irse a vivir al campo?

–No, soy bastante urbanita. Me gustan los pueblos y la tranquilidad que se respira, que se valore la hora de la siesta y se conozcan todos. Me siento muy cómoda allí. Pero llevo cinco años sin trabajar y no he fantaseado lógicamente con la idea de irme a vivir a un pueblo, he estado demasiado tranquila en mi casa. Solo me lo he planteado en momentos de mucha actividad.

–El ecologismo no se contempla igual en el campo que en la ciudad.

–El debate de las energías renovables aparece en la película, el choque entre lo tecnológico y lo rural. El público se puede sentir muy identificado con los habitantes del pueblo.

–¿Qué tiene que tener un proyecto para que se embarque en él?

–Un guion y un personaje interesantes y un director al que le apetezca contar conmigo. Esto es lo más interesante que he recibido en estos cinco años.

–¿Este es el regreso definitivo?

–Ojalá. Mi sueño es trabajar y no parar de rodar. Yo nunca he querido parar, pero no me siento capaz de aceptar proyectos que no me estimulen simplemente por seguir en activo. Ojalá que después de estas dos películas vengan muchas más.

–¿Y si le ofrecen una serie?

–Si es de calidad, me encantaría. Cuando hablo de proyectos englobo películas y series.

–Cuando se fue a estudiar cine a Estados Unidos no hubo hartazgo ni cansancio, las cosas salieron así.

–Necesitaba aprovechar el tiempo, vivir otras experiencias que yo intuía que iban a ser enriquecedoras. No recibía ofertas y me fui a estudiar fuera, como tanta gente que cursa un máster. Me pidieron los sentidos estudiar cine y me fui a una universidad pública de Los Ángeles. Una experiencia maravillosa de la que aprendí muchísimo y que me ha servido para ampliar mi mirada respecto a mi profesión. No lo lamento en absoluto.

–Quizá le ha hecho más exigente a la hora de aceptar papeles.

–Para nada. Ya tuve un parón de tres años después de 'Juana la Loca'. Mi nivel de exigencia es aceptar proyectos que me hagan sentir bien. Crecí haciendo televisión, donde me forjé como intérprete. Siempre soñé con trabajar con directores que admiraba, con hacer películas de cine de autor, con arte y verdad, que indagan en la condición humana. Durante unos años cumplí ese sueño.

–¿Ha llegado a alguna conclusión de por qué dejaron de llegar esas películas?

–No. Los momentos bajos forman también parte de la vida de un actor y hay que saber asumirlos con resignación. Todo pasa. Después la vida da un vuelco y tienes más actividad.

–Un actor tiene que vivir para ser actor.

–Por supuesto. Las cosas pasan por algo, estoy segura de que todas las vivencias de estos años conllevan un aprendizaje. Con los años adquieres capacidades, yo me siento más fuerte para acometer proyectos que con quince años hubiera acometido de otra manera. Mis recursos como actriz se han depurado. Soy más madura y tengo una seguridad que no tenía antes, puedo acceder a personajes más complejos.

–¿Ha tenido en algún momento la sensación de que su carrera se ha frustrado?

–Por supuesto. Cuando no te llaman durante tiempo sufres crisis de identidad, no sabes si eres actriz o qué eres. Los actores si no estamos trabajando corremos el riesgo de sufrir esas crisis.

–Usted, que tiene un Goya y una Concha de Plata.

– Sí. El tiempo pasa y no suena el teléfono, las cosas no son como piensas que deberían ser.

–También se supone que un actor debe estar todo el día en los medios. Y en redes sociales.

–Yo no estoy en redes ni soy muy dada a conceder entrevistas si no son para hablar de mi trabajo. Te quedas un poco aislada, pero no me siento olvidada, ¿eh? Sigo sintiendo el cariño y el respeto de la gente y eso me hace sentir muy bien. En este país hay grandísimas actrices, de mi generación, anteriores y posteriores a mí. Y está claro que no hay nadie imprescindible. La extrañeza que observo a mi alrededor me parece un indicativo de que la gente no me ha olvidado.

–Antes de 'Al salir de clase' participó en otra serie, 'Yo, una mujer', de Ricardo Franco, con Concha Velasco. Ha trabajado con gente de mucho talento que ya no está.

–Ricardo Franco fue el primero que me dio trabajo, le recuerdo con mucho amor porque supo cuidarme y entender a la niña que yo era todavía. Tengo muy buenos recuerdos de aquel rodaje.

–¿Qué le parece que las actrices cuenten ahora con más protocolos y medios contra el abuso sexual?

–Afortunadamente el mundo evoluciona. Las mujeres nos vemos reflejadas en historias dirigidas por mujeres, que las cuentan de otra manera. Me parece un mundo más justo y me hace sentir mejor. Los que se beneficiaban antes de estas situaciones de abuso se están replanteando su situación, y eso nos protege a todas. Todo mi apoyo a las víctimas de abusos. Es importante que se creen espacios seguros para denunciar en un marco legal antes que públicamente.

–¿Ha conocido a muchos hombres que se beneficiaban de esas situaciones?

–Pues sí. A mí no he pasado directamente, pero lo he visto en compañeras. Me parece repugnante. Las relaciones ahora se establecen de otra manera.