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Santiago Segura incrementa su prole en esta cuarta entrega, que llega el 17 de julio a las salas.
'Padre no hay más que uno 4': Santiago Segura agota el humor blanco

'Padre no hay más que uno 4': Santiago Segura agota el humor blanco

La cuarta entrega de su saga familiar discurre por caminos trillados sin apenas espacio para la sorpresa y la perspicacia costumbrista

Martes, 16 de julio 2024, 10:50

Quién le iba a decir a Santiago Segura cuando José Luis Torrente recorría puticlubs y descampados que acabaría encarnando a un pulcro padre de familia numerosa con chalé en las afueras y Volvo 4x4. El cineasta de Carabanchel supo ver que el cine español no atendía a un público familiar que esperaba las películas de dibujos animados en la cartelera como agua de mayo. En el verano de 2019, 'Padre no hay más que uno' demostró que también se podía llevar a los críos a ver comedias familiares. Dos millones y medio de espectadores y casi 14 millones de euros de recaudación así lo avalaron.

Tráiler de 'Padre no hay más qu uno 4'.

'Mamá se fue de viaje', una cinta argentina de 2017 dirigida por Ariel Winograd y nunca estrenada en España, sirvió de inspiración. En ella, un gerente de recursos humanos volcado en su trabajo se veía de pronto a cargo de sus cuatro hijos cuando su mujer le dejaba al frente del hogar. Segura adaptó el enredo a la idiosincrasia española y se adjudicó el papel de desbordado pater familias. Las dos hijas reales del realizador, Sirena y Calma, pasaron a formar parte de una prole de ficción que en esta cuarta entrega llega a la media docena de críos.

'Padre no hay más que uno 4', desde el 17 de julio en salas, ha generado 278 empleos directos y 575 indirectos, según informan los títulos de crédito finales. Segura se atrevió a estrenar con los cines recién abiertos tras la pandemia y gracias a sus largometrajes la cuota del cine español salva los muebles anualmente. Solo por eso merece respeto eterno, aunque su anuncio de que da vueltas al regreso de Torrente indique que la fórmula del humor blanco se agota.

No hay espacio para las sorpresas en la cuarta entrega de unos enredos que vienen a ser la puesta al día de 'La gran familia' (1962), defensa de la familia numerosa (quince hijos más el abuelo) que Pedro Masó escribió combinando ternura y moralina a partes iguales. El personaje de Segura aquí no tiene problemas para llegar a fin de mes, sus cuitas pasan porque su hija mayor se va a casar al cumplir los 18 años con un cani sin oficio ni beneficio, su hijo se plantee preguntas existenciales como Woody Allen de niño en 'Annie Hall' o porque su mujer crea que tiene una amante. Pequeños conflictos domésticos que jamás harán sangre y que son exactamente lo que su público aguarda. Porque Santiago Segura sabe lo que se espera de él y no se desvía del camino trillado que agradece el espectador que se ríe de Leo Harlem haciendo de 'cuñao' (sale poquito), de Loles León en cabreo perpetuo o de Antonio Resines como representante de artistas enredándolo todo.

Cameo del primer Torrente

'Padre no hay más que uno 4' abusa de los diálogos y de las escenas en interiores. La música está omnipresente y algunos actores se pasan de rosca. Se echan de menos más gags físicos, como los que tienen que ver con golpes que reciben los niños como si fueran un dibujo animado. Los cameos o breves apariciones de actores célebres siguen funcionando –Antonio de la Torre y Mar Saura como padres estirados y pijos, Florentino Fernández de cura–, aunque no se les saca todo el provecho. En ese sentido, el mejor guiño de la cinta llega al final con la reaparición de una inolvidable actriz... del primer 'Torrente'.

Antonio Resines y Santiago Segura en 'Padre no hay más que uno 4.

Segura contempla con su mirada satírica la obsesión de los chavales por las redes sociales y la popularidad y los debates sobre la educación de los pequeños. No se corta un pelo cuando toca hacer 'product placement' (cada desayuno es una fiesta de marcas de leche, café y galletas) y confía en unos cómicos que actúan con el piloto automático puesto.

Alguien que vea 'Padre no hay más que uno 4' dentro de unas décadas no sabrá cómo era la vida de las familias en la España de 2024. Porque busca gustar a todo el mundo. Berlanga sostenía que un gag de 'Torrente' resumía el carácter español: su protagonista hurgándose los dientes con un palillo... que volvía a colocar en el palillero del bar. Ese sentido de la observación, esa mala leche costumbrista es la que se echa de menos.

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