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En 'Atlantic City' (1980), de Louis Malle, Susan Sarandon se quita el olor a las ostras que vende frotándose con limones mientras escucha la 'Norma' de Bellini y es espiada por su vecino Burt Lancaster. En 'Matria', Ramona, la protagonista, agarra un bote de ambientador ... bajo la fregadera y se rocía para camuflar la peste a conservera y batea de mejillón.
No cabe ni un ápice de lirismo en el día a día de esta trabajadora y madre, que el director Álvaro Gago presenta frotando el suelo de un almacén de pescado como si le fuera la vida en ello. Ramona tiene a su cargo a otras limpiadoras a las que exige tomarse tan en serio su labor como lo hace ella. Nerviosa, con genio, contestona, Ramona enlaza un empleo con otro porque no le da la vida. Y cuando el patrón le dice que va a ganar menos por trabajar lo mismo lo manda –literalmente– a tomar por culo.
María Vázquez, la actriz viguesa a la que hemos visto en 'Mataharis', 'Fariña' y 'Quien a hierro mata', obtuvo el premio de interpretación en el reciente Festival de Málaga por su deslumbrante composición de una mujer al límite en la ópera prima de Álvaro Gago. Ella es el alma de una cinta en la que su protagonista está presente en todas las escenas. El director pega la cámara a su rostro y a su nuca para mostrar la desquiciante cotidianidad de una heroína que no recibe ni un ápice de cariño en la hora y media de metraje.
Ramona sabe que su hija, fruto de una relación anterior, trabaja en vez de estudiar y está llamada a repetir su destino. Su actual compañero es un alcohólico y el resto de hombres que la rodean son igual de zafios. La música de 'Matria' solo suena en dos ocasiones, dos raros momentos de calma de una mujer en proceso de tocar fondo, sin asideros, que ha descubierto que la vida no es como esperaba.
Hablada en gallego, 'Matria' es deudora del cine urgente y febril de los hermanos Dardenne, que no entienden su obra sin el compromiso social. Gago sabe comunicar el frenesí de una vida sin alicientes –ese móvil que no para de sonar–, pero descuida los personajes secundarios, que carecen de entidad más allá del estereotipo. La labor de María Vázquez es sobresaliente, pero al final de 'Matria' seguimos sin saber demasiado de la protagonista, capaz de despedirse del trabajo por una injusticia, pero incapaz de abandonar al cenutrio con el que convive.
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