Borrar
Un fotograma de 'Un lugar cualquiera: día 1'. Gareth Gatrell
'Un lugar tranquilo: día 1', fantástica y humana

'Un lugar tranquilo: día 1', fantástica y humana

La nueva entrega de la serie cambia de tono y se decanta por equilibrar la tensión con la poesía en un cuento casi mudo que apunta al cine clásico con un agradecido mensaje humanista

Miércoles, 3 de julio 2024, 19:32

Se cuenta, con suma ligereza, que las segundas partes nunca suelen ser buenas. ¿Y las precuelas? El negocio de las franquicias, en plena y absurda ebullición, también apuesta por los orígenes de las historias, dando un salto en el tiempo para estirar el chicle y amasar más pingües beneficios. La dependencia de la taquilla de spin-offs y demás derivaciones, remakes, reboots y series multipantalla en paralelo, resulta preocupante, pero a veces nos encontramos con deliciosas excepciones, como 'Un lugar tranquilo: Día 1', un estreno sorprendente, creativamente hablando, que mira al cine clásico y se toma su tiempo. Tras el éxito de las dos entregas iniciales, la nueva propuesta va por otros derroteros, apostando por una narrativa muy diferente, con momentos líricos y algunas situaciones de tensión encomiables. Ya conocemos la premisa: la Tierra ha sido invadida por unos seres aberrantes que se guían por el sonido para cazar a los humanos. Los mastodontes ciegos no son capaces de ver, pero cuentan con un radar excepcional, cual Daredevil, para descubrir a sus presas y darles matarile. Ante este panorama infernal solo queda hablar entre susurros, callarse del todo y caminar como un ninja. Cualquier ruido llama la atención de los depredadores extraterrestres, cuyos sentidos parecen superar a la alta capacidad de un murciélago avispado o al mismísimo Spider-Man.

'Un lugar tranquilo: Día 1' narra la aparición de los temibles monstruos alienígenas en nuestro planeta. Caen del cielo, pero no se sabe de dónde vienen ni la razón de sus actos. Ni falta que hace. Estos hechos ocurren con anterioridad a la película original, protagonizada por Emily Blunt, que se convirtió en una de las sorpresas de la temporada en 2018. En esta ocasión la reina de la función en Lupita Nyong'o, desde ya coronada como uno de los grandes rostros del cine de terror reciente, con títulos como 'Nosotros' o 'Little Monsters'. Aquí se enfrenta a un rol difícil, una mujer con una enfermedad en fase terminal que se niega a morir sin un mínimo de épica. Comer pizza por última vez es un capricho terrenal que le sumerge en un viaje que comienza con una tormenta de polvo y escombros que podemos respirar desde el patio de butacas. La angustia se contagia desde la gran pantalla, gracias al ejercicio tras la cámara -y al guion- de Michael Sarnoski, un tipo que sabe lo que quiere contar y cómo, como ya demostró en su recomendable ópera prima, 'Pig', protagonizada por el omnipresente Nicolas Cage en un rol inspirado. Un debut sugestivo, imperfecto pero arriesgado y revelador que ya apuntaba las virtudes de un cineasta preocupado por la gramática cinematográfica.

Un cuento mudo

'Un lugar tranquilo: Día 1', con la ciudad de Nueva York como escenario, es un cuento melancólico, prácticamente mudo, que podría no tener diálogo alguno en gran parte del metraje. Tras la presentación del personaje principal y el inicio brutal de la invasión que vino del cielo, con una niebla que impide ver pero no sentir, Nyong'o, expresiva a rabiar sin la necesidad de la palabra, vive momentos casi insoportables intentando sobrevivir a una amenaza física que le mantiene el alerta mientras el cáncer le corroe por dentro. La lucha es interior y exterior y, hasta bastante avanzada la acción, no aparece el segundo protagonista de la aventura (Joseph Quinn, visto en 'Overlord'), además de un gato entrañable que está siempre donde tiene que estar, el tercero en discordia. Dos roles muy diferentes, junto al genial minino, se encuentran en el espacio-tiempo y acaban congeniando, gracias a una empatía necesaria, máxime en la época actual ante la adevrsidad.

El filme es claramente una muestra fantástica de cine humanista, de género con mensaje, sin recado moral, en el cual hay que aceptar algunas reglas internas, no siempre fáciles de asimilar, para que el artefacto de entretenimiento funcione. Tardamos en ver las facciones de las criaturas letales, aunque ya las conocemos, como en 'Alien', pero pronto se abren la puertas de 'Aliens', cambiando la niña a la que protege Ripley por un felino mientras los violentos engendros se multiplican alrededor. Los bichos fallan en los planos generales, parecen pulgas saltando, es la parte menos interesante visualmente de una posible metáfora que vaticina la posibilidad de que el apocalipsis llegue de la mano de bestias tozudas y salvajes sin control, cuya cara puede ser el nuestra. Hagan sus apuestas.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

leonoticias 'Un lugar tranquilo: día 1', fantástica y humana