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Po, el protagonista de 'Kung Fu Panda 4'.
'Kung Fu Panda 4' y el miedo a los cambios que implica la madurez

'Kung Fu Panda 4' y el miedo a los cambios que implica la madurez

Ocho años después, regresa el oso karateka para dar a los pequeños una última aventura antes de convertirse en líder espiritual

Iker Cortés

Madrid

Viernes, 8 de marzo 2024, 00:11

Po vuelve a escena con la cuarta entrega de 'Kung Fu Panda', la franquicia que Dreamworks Animation puso en marcha en 2008 y que contaba cómo, casi por casualidad, este oso, amante de las artes marciales, se convertía en el Guerrero del Dragón del Valle ... de la Paz, una tierra de la Antigua China habitada por animales antropomórficos.

El cuarto largometraje de esta saga, que en estos dieciséis años ha recaudado casi 2.000 millones de dólares en las taquillas de todo el mundo, comienza de forma un tanto tenebrosa, con un ejército de cabras trabajando en la cantera durante la noche, aunque el humor se abre paso con los balidos que lanza a modo de saludo el animal que traslada las rocas, de un lugar a otro del complejo, en una carretilla. El susto, que la música y la oscuridad ya anticipan, llega después, cuando del fondo del yacimiento parece surgir la silueta y la voz del terrible Tai Lung, a quien Po ya envió al reino de los espíritus, que asegura querer hacerse con el control de toda la región.

Ajeno a la amenaza que se cierne sobre el Valle de la Paz, Po -doblado nuevamente por Flo en la versión española- regresa a su aldea justo a tiempo para la inauguración del nuevo restaurante de noodles de su padre adoptivo, el señor Ping, y su padre Lee. Lo cierto es que al oso panda se le trata ya como un héroe: firma autógrafos, se hace fotos con sus fans… Por eso cuando el maestro Shifu le dice que tiene que ir pensando en convertirse en el líder espiritual del Valle de la Paz y elegir a su sucesor como Guerrero del Dragón, no se lo toma nada bien. El encontronazo con Zhen en la Galería de los Héroes, una zorra corsac, ladrona de guante blanco muy hábil y sigilosa, le pone en la pista: quien se está haciendo pasar por Tai Lung es en realidad la Camaleona, una supervillana capaz de convertirse en cualquiera que además ansía el Báculo de la Sabiduría de Po, que podría darle el poder de invocar a todos los maestros villanos que Po derrotó. El hambriento oso, con la ayuda de la astuta raposa, deberá salir del Valle de la Paz y acudir a Ciudad Enebro para acabar con la reptil en la que podría ser su última aventura.

Tres fotogramas de la ficción.
Imagen principal - Tres fotogramas de la ficción.
Imagen secundaria 1 - Tres fotogramas de la ficción.
Imagen secundaria 2 - Tres fotogramas de la ficción.

Este es el punto de partida de una ficción estupendamente animada, con secuencias de combate cuerpo a cuerpo fieles a las cintas de kárate que popularizaron Bruce Lee, Jackie Chan y compañía. «Queríamos cargarla de más acción, sobrepasar los límites con nuevas técnicas de cámara no exploradas hasta el momento en animación. Acción tipo GoPro, de la que se ve normalmente en películas de acción real. Queríamos trasladar esa energía dinámica al mundo de la animación», desliza Mike Mitchell, director de la película, en las notas de producción.

Acción brillante, comedia más simple

Lo cierto es que estas secuencias son lo mejor de una película sencilla y directa, que aborda asuntos como el camino hacia la madurez o el miedo a los cambios que conlleva. No es casualidad que a lo largo de esta nueva aventura, Po se adentre por vez primera en una gran ciudad -muy disfrutable ese escenario, «una especie de Times Square de Nueva York, pero ambientado en un ancestral mundo chino de fantasía», apunta Mitchell- , descubra que en el mundo no hay solo blancos y negros sino que está lleno de grises, o que su archienemiga sea, precisamente, una camaleona capaz de mutar en cualquier otro personaje de la ficción.

Con un humor que hará las delicias de los más pequeños, pero pocas veces llegará a los adultos -quizá esa reunión de los mafiosos del valle sea de lo más divertido del conjunto-, 'Kung Fu Panda 4' es, pese al esfuerzo que, según la productora Rebecca Huntley, han hecho por «crear una aventura que conectara con todas las edades», una cinta destinada fundamentalmente al público infantil que funciona por el contrapunto entre Po y Zhen. El uno, confiado, generoso y muy buena persona, la otra, desconfiada, egoísta y con un puntito canalla, conforman una estupenda pareja para una aventura con algún que otro giro de guion relativamente inesperado.

La otra trama, la que protagonizan los sufridos padres de Po en la búsqueda de su hijo para brindarle todo su apoyo, es tan simplona que tampoco hubiera pasado nada de no haber estado ahí. «Nuestro principal foco de atención era encontrar un equilibrio entre rendir homenaje a la nostalgia y el legado de películas anteriores e introducir nuevos y divertidos elementos apasionantes», asegura Huntley. En ese sentido la cinta no defrauda porque quienes ya hayan visto las otras tres entregas reconocerán este entorno tan familiar sin por ello perjudicar a quienes se acercan a la franquicia por vez primera.

En definitiva, 'Kung Fu Panda 4' es una película ideal para los enanos, con grandes dosis comedia y acción y alguna que otra enseñanza interesante, pero que a los mayores podría arrancarles algún que otro bostezo.

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