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Isabel Coixet junto a Laia Costa, protagonista de 'Un amor', en el Festival de San Sebastián. EP
Isabel Coixet: «Mi sueldo siempre es más bajo que el de un hombre»

Isabel Coixet: «Mi sueldo siempre es más bajo que el de un hombre»

La directora catalana aspira por primera vez a la Concha de Oro con 'Un amor', adaptación de la novela de Sara Mesa «sobre esas microagresiones que nos van jodiendo en la vida cotidiana»

Oskar Belategui

San Sebastián

Martes, 26 de septiembre 2023, 12:34

Isabel Coixet (Barcelona, 1960) aspira por primera vez a la Concha de Oro con 'Un amor', adaptación de la exitosa novela de Sara Mesa que plantea temas como el deseo femenino, el falso mito de la reinvención vital en un medio rural dibujado aquí como ... una pesadilla o las microagresiones cotidianas que sufren las mujeres por parte de una galería de hombres que la directora retrata con perspicacia. Laia Costa, ganadora del Goya por 'Cinco lobitos', es una traductora que trabaja con refugiados y que, hastiada de su contacto con el sufrimiento, escapa a un desvencijado caserón en un pueblo de mala muerte sobrevolado por buitres.

En vez de tranquilidad y humanidad, la protagonista encuentra un casero machista (Luis Bermejo), un vecino que va de aliado sensible pero suelta un 'mansplaining' tras otro (Hugo Silva) y una familia con niños que alberga el mal (Ingrid García-Jonsson y Francesco Carril). Tanta soledad la llevará a acabar enganchada a un misterioso y lacónico vecino (Hovik Keuchkerian), que se ofrece a arreglarle las goteras a cambio de sexo sin compromiso. 'Un amor' es una película tan áspera e incómoda como la novela, con personajes a lo que es difícil asirse. También es el mejor trabajo de Coixet en los últimos años, salvo cuando se deja llevar por marcas de estilo que no necesita una cinta que pide contención y sequedad. El filme llegará a las salas el 10 de noviembre.

-¿Se le ha pasado alguna vez por la cabeza la idea de irse a vivir al campo?

-La mitad del año vivo en un pueblo de 800 habitantes en Francia. No tengo nada mitificado el mundo rural. En mi pueblo hay 18 librerías, y todos sus dueños están peleados. Un microcosmos que refleja a pequeña escala las pulsiones y dinámicas de una gran comunidad. Eso me permite contar de una manera mucho más directa y sin subterfugios lo que pasa.

-Muchos se habrán sentido frustrados al intentar empezar una nueva vida en el campo.

-Me hace mucha gracia esa expresión que se dice ahora: 'Hay que estar bien en la piel de uno'. Tengo 63 años, en muy pocos momentos de mi vida he estado bien en mi piel. Y tampoco me parece tan mal. La búsqueda es un motor de cambio. Y la curiosidad, eso me da vidilla. Habrá quien haya yoga, pilates y meditación. No tengo juicios de cómo la gente resuelve sus vidas. Lo único que no hay que hacer es imponer tu estilo de vida a los demás.

Tráiler de 'Un amor'.

-La veo muy escéptica con el coaching, la autoayuda y esas cosas.

-Escéptica con los resultados. Hay una corriente que pasa por toda mi vida y que está en la película: soy muy consciente del mapa del horror del mundo. Sé qué pasa en Yemen, Afganistán y en muchos barrios de mi ciudad. Y soy consciente de que eso no lo voy a arreglar. Pero sí podemos arreglar cosas que nos van jodiendo y minando en la vida cotidiana. Las microagresiones. La vecina que te pasa por la cara su vida perfecta, diciéndote implícitamente que vives en una casa de mierda y no vas a llegar a nada en la vida; el tipo que llegas a un hotel y te pregunta si viajas sola; el hombre que te suelta si no has tenido miedo tras dormir sola en una casa aislada. Si pudiéramos ahorrarnos todas esas cosas la vida sería mejor. Un mundo menos raro, como decía la canción de María Jiménez.

-'Un amor' es un título irónico, no hay amor ni humanidad en este paisaje humano. Sería mejor hablar de deseo o de sexo.

-Tu cuerpo dice una cosa y tu cabeza y tu corazón dicen otra, se trata de armonizarlo. Yo he sido la protagonista en muchos momentos de mi vida. Me he obsesionado con alguien sabiendo que esa persona no va a darme lo que quería, pero allí he ido. Me dicen que Nat es un personaje con el que es difícil de empatizar, algo que me sorprende.

«A mí me han dicho en mi ciudad: 'No es contra ti, ¿eh?, pero mejor que no te vean con nosotros'»

-La propia Sara Mesa afirma que es uno de los personajes más odiados de la literatura reciente.

-Ya. Qué fáciles son esos juicios morales, decir que no aguante a ese casero. ¿Por qué no se folla a su vecino, que tendría la vida más fácil? Porque la vida no es como queremos que sea.

Laia Costa y Hovik Keuchkerian en 'Un amor'.

-¿Detecta ya al vuelo a esos hombres que van de sensibles y son más machistas que nadie?

-Es mi personaje favorito, amo odiarle. Hugo Silva ha hecho un trabajo maravilloso, se basó en un par de personas que conoce. El que te impone tu ayuda, el que todo el rato te dice que no sabes cómo llevar tu vida… Yo lo he vivido. Las cosas que le han pasado a Nat me han pasado a mí. No me considero débil, ni vulnerable. Quizá si extremadamente sensible hasta un punto enfermizo, de acuerdo. Pero a mí me han dicho en mi ciudad: 'No es contra ti, ¿eh?, pero mejor que no te vean con nosotros'.

-Entiendo que lo dice por su rechazo al independentismo catalán. ¿Ahora cómo contempla todo aquello?

-Me la refanfinfla. He alcanzado un grado de agotamiento que, para salvarme, llego al pasotismo, es lo único que me puede salvar. Los coletazos están ahí. Es muy difícil cuando alguien en quien confiabas te dice 'mejor que no te vean con nosotros'. ¿En nombre de qué? ¿Para salvar qué? Gente sin agallas, ruin y mezquina.

-No sé si es futbolera, ¿pero qué opina de todo lo que ha pasado con el caso Rubiales?

-Estaba un bar en Carcassonne y vi por la tele a un señor que se tocaba el paquete repetidamente. Estoy convencida de que ellas tienen razones para su protesta, esto es solo la punta del iceberg de muchas cosas. Yo no soy de abrazar y besar desde niña, algo muy mal visto en España. Esta imposición del contacto humano falso no me gusta.

-Es la primera vez que compite por la Concha de Oro. ¿A estas alturas le dan igual los premios?

-Sí. Yo vengo aquí a enseñar mi película. He estado en muchos jurados para saber que se quedan cosas muy buenas sin premio, soy muy escéptica. Ganar o perder no me va a quitar el sueño.

«'Barbie' es un anuncio estupendo para vender las muñecas y sanitizarlas»

-Hace tres años sacó un libro titulado 'No te va a querer todo el mundo', una máxima que supongo rige su vida.

-Una máxima que me gustaría tener perfectamente asimilada. A veces te sorprendes sintiéndote mal, pero no me recreo en ello. Me duele un rato, me pongo la tirita y para adelante.

-Desde el principio ha hecho cosas que no eran habituales en España: rodar fuera, en inglés, con actores extranjeros…

-Ya, cosas que caían mal y ahora todo el mundo quiere hacer. Es el problema de ser una pionera, cuando la gente va, yo ya he vuelto. He dicho las cosas que he querido y soy muy feliz rodando.

Laia Costa protagoniza 'Un amor'.

-¿A veces no le dan ganas de quedarse a vivir en Francia?

-Lo bueno de ser extranjero es que puedes contemplar con distancia la realidad del país en el que vives y la del tuyo. En las discusiones políticas en Francia no opino, pero me voy enterando de cosas.

-«Creo que me estoy volviendo una mala feminista», afirmaba en su libro.

-Es un concepto de Roxane Gay, la autora de 'Bad feminist'. Quiere decir que me gusta ir por libre, el mundo etiquetas nunca me ha gustado. Yo veía a los cinco años que me trataban diferente porque era una niña. No necesité leer a Simone de Beauvoir para darme cuenta de las cosas. La palabra empoderamiento me pone muy nerviosa, no me gustan la eme y la pe juntas. El poder lo tienes o no. ¿Qué es poder? El dinero. Y las mujeres todavía no tenemos ni el poder ni el dinero, no podemos equivocarnos tanto como los hombres. Solo hay dos directoras a las que les han dado 100 millones de dólares: Greta Gerwig en 'Barbie', una franquicia meritoria, que en el fondo es un anuncio estupendo para vender las muñecas y sanitizarlas, y Patty Jenkins en 'Wonder Woman'. Las demás nos conformamos con las migajas. Soy muy afortunada por seguir haciendo películas, pero siento que después de catorce largometrajes sigo teniendo presupuestos pequeños. Mi sueldo es siempre más bajo que el de un hombre. La única vez que conté con un presupuesto un poco grande no cobré mi sueldo. 'Un amor' la he rodado en cinco semanas. Un día lo comentaba con Icíar Bollaín, cada vez tenemos menos tiempo. Siento que hay algo que no está bien.

-¿Qué haría usted con 100 millones de dólares?

-Producir películas de gente que considero que tiene mucho talento y permitir equivocarme, porque con cinco semanas de rodaje no puedes dudar ni en un plano.

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