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Los protagonistas de 'Hit Man'. RC
'Hit Man', ¿genialidad o tontunez?

'Hit Man', ¿genialidad o tontunez?

La última película del director de 'Antes del amanecer' es una comedia sobre la identidad, menos negra de lo deseado, clásica y tontorrona dependiendo del color del cristal con el que se mire

Viernes, 14 de junio 2024, 09:11

'Hit Man. Asesino por casualidad', obviemos el terrible subtítulo en castellano a partir de ahora, es lo último de Richard Linklater, un tipo inquieto que rara vez erra en el tiro y sabe moverse entre géneros (de la trilogía abierta por 'Antes del amanecer' a experimentos como 'Tape' o 'Boyhood', pasando por 'School of Rock'). Su nueva propuesta es una comedia, pero también un thriller. Por supuesto, bajo su apariencia de película tontorrona se esconde algo más: un nivel de lectura, supuestamente existencial, que contenta sobremanera a la crítica y que quizás, fuera de contexto, sin la patena de cine autoral, no convenza tanto a la audiencia. De entrada, aún basándose en un personaje real y sus circunstancias, el punto de partida puede resultar inverosímil. Es difícil creer que Glen Powell es un frikazo, un nerd de catálogo, colocándole unas simples gafas y el pelo pegajoso a lo Clark Kent con una camisa de cuadros.

El actor de 'Top Gun: Maverick' es el rey de la función. Encarna a un profesor maniático que suelta grandes chapas a su alumnado sin demasiado éxito (hasta que muta en un hombre sexy). Carisma cero, todo lo contrario a lo que vendrá después. Hay un momento bochornoso, avanzada la acción, en el cual dos estudiantes comentan airosas: «¿desde cuándo el profe está bueno?». Aceptada esta transformación de tebeo malo, el sainete fluye adecuándose a la fórmula de grandes clásicos del séptimo arte, la excusa perfecta para ser aplaudida por los cinéfilos con carnet que mentan a Howard Hawks a la primera de cambio.

Entre la astracanada y la genialidad

El protagonista, bien llevado por Powell, lleva una existencia anodina. Vive solo en su casa, con sus gatos, a los que alimenta metódicamente. La monotonía le da seguridad, rodeado de estanterías de libros que le dan cobijo (y al polvo acumulado). Las rutinas se rompen cuando, por un casual, le invitan a ser otra persona, el gancho perfecto para pillar a gente que desea contratar a un asesino en serie. No hay truculencia a pesar de la premisa, es todo blanco, más limpio que una patena, aunque la idea daba para escarbar en nuestro lado oscuro sin demasiado esfuerzo. Linklater decide moverse entre la parodia y los tics del formato con sapiencia, arriesgándose al bostezo por momentos. Lejos de la unánime crítica benévola, el que esto escribe tira de un tópico tremebundo y se atreve a afirmar que si esta comedia romántica viniera firmada por un ente desconocido, otro gallo cantaría (en otros tiempos, directa a DVD). Sin duda, se mueve entre la astracanada y la genialidad, según nos de el aire como público entregado (o no).

Coprotagonizada por Adria Arjona, en la piel de una femme fatal de manual de manera consciente, 'Hit Man' plantea un juego de roles a la vieja usanza, un enredo in crescendo, sin giros sorprendentes, que funciona desde la simpatía pero no aguanta un asalto si nos adentramos en su mensaje final, al servicio de quien compre una idea amoral que abraza el sistema. Eso sí, con diálogos y una planificación muy por encima de la media. El sujeto aburrido y despistado se disfraza de diferentes personajes, con una facilidad pasmosa, para engatusar -una maniobra harto discutible- a quienes quieren contratar a un sicario que elimine a un ser humano que quizás no merezca morir violentamente. La policía convence al protagonista de que realice tan curiosa labor para salvar vidas. Comienza así el espectáculo, inspirándose libremente en Gary Johnson, el hombre de las mil caras, un señor ingenioso que, en la realidad, no era tan atractivo como Powell, quien firma el guion junto al director. Una mujer, perseguida por un marido maltratador, se cruza en su camino y se cree su papel de infiltrado para cortejarla. A partir de esta situación queda en manos del espectador el entrar en la historia y dejarse llevar por una labor de dirección precisa. No es 'Contraté un asesino a sueldo' de Kaurismaki, tampoco 'El asesino' de Fincher. No le hace falta, para lo bueno y lo malo. 'Dos chicas a la fuga', de Ethan Coen, jugaba hace poco en una liga similar, como más diversión, y recibió mil y un varapalos, también hay que decirlo. Ambos filmes dan para un singular programa doble de tarde.

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