Antón Álvarez | C. Tangana
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Antón Álvarez | C. Tangana
«Me gusta preguntarme quién soy pero no quiero una respuesta que me restrinja»Miguel Aizpuru
Viernes, 27 de diciembre 2024, 00:08
Antón Álvarez (Madrid, 1990) ha dejado atrás sus diversos nombres artísticos que ha empleado a lo largo de su carrera musical: Pucho, El Madrileño o, el más conocido, C. Tangana. Así, con su retirada indefinida de los escenarios ha recuperado su verdadero nombre y, con su productora, Little Spain, da el salto al audiovisual, un mundo que siempre le había interesado, como bien se vislumbraba en sus rompedores videoclips. Ahora, se estrena tras la cámara, pero también frente a ella, ya que Álvarez es un personaje más en la cinta que aborda la vida, obra, arte y misterios de Yerai Cortés, joven virtuoso y renovador de la guitarra flamenca.
– Aparte de dirigir este documental usted sale también en escena casi sin ningún complejo.
– Para mí más que un documental es una película, lo del documental lo asocio a un registro informativo o a un reportaje. Esto es una peli emocional como podría ser cualquier otra con guión. El hecho de que yo aparezca también lo aleja más de lo que tradicionalmente es el género. Haber salido en escena me ha gustado, me hace gracia, aunque confieso que también me dio vergüenza.
– Un director que se expone.
– Sí, yo realmente no sabía si ese era mi lugar, pero el caso es que lo elegí. Y creo que tiene su punto.
– Es innegable que es una forma de narrar ambiciosa y hasta cierto punto atrevida.
– Pone al espectador en la tesitura de que va a ver algo un poco valiente, algo que se atreve. El espectador se pregunta: 'a ver qué me están proponiendo estos'.
– La temática también es variada: ¿Es una cinta sobre el flamenco? ¿Es la historia de Yerai Cortés? ¿Es un retrato del pueblo gitano?
– Más gente me ha dicho lo del retrato gitano pero yo nunca sentí que fuese así. Lo veo más como un retrato generacional, de la vida de nuestros padres y de una generación como la mía que trata de tomarse la vida de otra forma. ¿Cómo nos enfrentamos a los secretos familiares? ¿Cómo afrontamos las relaciones de pareja? El retrato estricto es ese. La peli va sobre las historias particulares y no me he planteado si quienes salían eran gitanos o no, de hecho muchos de ellos no lo son.
– Pero no negará que las identidades son un elemento crucial.
– Sí, eso seguro. Yerai se siente un poco como yo: nos queremos hacer muchas preguntas pero las respuestas nos dan miedo. Me gusta preguntarme quién soy pero no quiero una respuesta que me restrinja lo que soy.
– ¿Ve paralelismos entre su vida como artista y la de Yerai Cortés?
– Sí, hay algunos. Empezando por la curiosidad, por la capacidad de salir de tu zona de confort y busca algo más que el mundo del que vienes. Yo no vengo de un mundo tan ortodoxo como el flamenco, que es una música muy tradicional que ha sobrevivido porque la gente se ha esforzado mediante formas que pueden parecer arcaicas. Pero vengo del mundo del hip hop, que en su época también era un movimiento muy cerrado. Yo quise trascender esas líneas rojas. Yerai va a ser un flamenco toda su vida, igual que yo voy a ser un rapero, pero tenemos ese punto de unión en querer curiosear más allá.
– El protagonista de la cinta habla de una doble vida, la que lleva en Madrid con su carrera profesional y la que tiene cuando vuelve a casa en Alicante.
– Sí, pero hay que entender que esta doble vida de la que habla Yerai le ha ayudado, le ha inspirado para ser el artista que es. Luego también sus padres, dos personajes fascinantes, cuentan un poco la vida de su hijo. No es un biopic al uso, pero sí que es una película que va a los puros sentimientos.
– En el barrio de Yerai Cortés, la música y el arte flamenco tienen una importancia descomunal.
– Sí, y Yerai pone en juego su vida por la música. Por eso al final se consigue una película que le puede gustar a alguien a quien no le interese demasiado el flamenco. Porque lo importante es lo que le pasa a Yerai, esas historias fuertes y emocionantes que le provocan que escriba canciones. El momento en que las interpreta yo lo veo como el momento del alivio. Es decir, fíjate todo lo que le ha pasado a esta persona hasta llegar a poder componer algo así.
– La música está grabada en directo y la calidad es excepcional.
– En eso hemos trabajado mucho e intentamos que todo el entorno se meta dentro de las canciones. Toda la propuesta musical está diseñada para que el espectador se sienta dentro de la escena y de la secuencia que se está escuchando. Podría aburrir con un montón de cosas técnicas, pero solo diré que hay que ir al cine para disfrutar la experiencia inmersiva completa de esos momentos musicales.
– La inmersión en la historia es sin embargo gradual, con elipsis que se van completando según avanzan los testimonios.
– Lo que intentamos era que el espectador viviese cómo se desvela la historia de la misma forma que lo hizo Yerai, que tenía momentos de confusión en que no sabía quién era Tania o de qué hablaban en su familia. Poco a poco, la historia te va llevando y te acompaña hasta darte cuenta de lo que pasa.
– ¿Hasta qué punto ha ayudado la confianza ciega que estos padres tienen en su hijo y en su talento?
– Pues piensa que para hacer esta película hemos hurgado en las heridas de una familia. Así que tanto María como Miguel han sido muy generosos y nos han dejado contar la verdad, se han entregado al proceso, que en algún momento ha sido muy complicado. Me quedo con que para ellos ha sido también terapéutico. Por ejemplo, fuimos todos al Festival de San Sebastián y nos dimos un abrazo, siendo conscientes de que la película era una victoria colectiva. Hemos removido cosas en esta familia, pero hemos logrado que hablen de cosas que no habían hablado y que haya un cierto sentido de aceptación o de redención. Y podemos tomarnos una cervecita todos juntos tranquilamente en San Sebastián.
– ¿Y para usted? ¿Qué ha supuesto en su vida esta película y, en general, su salto al cine?
– Estoy orgulloso a la par que agradecido hacia la gente del cine. Creía que me iban a tratar con más desconfianza y resulta que me he sentido súper acogido. Creo que es porque todo el mundo es consciente de lo que cuesta hacer una película, todos han pasado por el proceso y valorar que otro lo esté intentando. La música es mucho más competitiva.
– ¿Va en serio con esto del cine?
– Me lo voy a tomar en serio y a ver qué ocurre. A ver si la semana que viene no me da por pasarme a la gastronomía o a la arquitectura (ríe). En principio, quiero demostrarme cosas en el terreno del cine.
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