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¿Por qué nos fascina tanto Marlon Brando?
Centenario del nacimiento de Brando

¿Por qué nos fascina tanto Marlon Brando?

El actor ha protagonizado al menos una decena de secuencias que han pasado a la posteridad y que todavía hoy influyen en la moda, el arte y en el propio cine

Miércoles, 3 de abril 2024, 07:07

Hay muchas personas que han visto la famosa escena en la que Janet Leigh es atacada en la ducha pero nunca han visto 'Psicosis' de Alfred Hitchcock. Y la de Audrey Hepburn y Gregory Peck paseando en moto vespa pero no conocen 'Vacaciones en Roma'. ¿Cómo puede ser? Hay momentos de la historia del cine tan icónicos que traspasan las propias películas en las que sucedieron y forman parte del imaginario colectivo. Marlon Brando ha protagonizado varios de esos, de los que todo el mundo recuerda, más allá del título en el que se incluyeron. Como el de Vito Corleone acariciando un gato. O el del pequeño Superman, junto a su padre, en la cápsula de escape.

Brando puso de moda, entre muchas otras cosas, el uso de sombreros y gorras como los que llevaba en sus películas.

Salvaje (1953)

Ellos y ellas (1955)

El rostro impenetrable (1961)

La jauría humana (1966)

Los últimos juegos prohibidos (1971)

El Padrino (1972)

Brando puso de moda, entre muchas otras cosas, el uso de sombreros y gorras como los que llevaba en sus películas.

Salvaje (1953)

Ellos y ellas (1955)

El rostro impenetrable (1961)

La jauría humana (1966)

Los últimos juegos prohibidos (1971)

El Padrino (1972)

Brando puso de moda, entre muchas otras cosas, el uso de sombreros y gorras como los que llevaba en sus películas.

Salvaje (1953)

Ellos y ellas (1955)

El rostro impenetrable (1961)

La jauría humana (1966)

Los últimos juegos prohibidos (1971)

El Padrino (1972)

Brando puso de moda, entre muchas otras cosas, el uso de sombreros y gorras como los que llevaba en sus películas.

Salvaje (1953)

Ellos y ellas (1955)

El rostro impenetrable (1961)

La jauría humana (1966)

Los últimos juegos prohibidos (1971)

El Padrino (1972)

Se cumplen 100 años del nacimiento de este actor nacido en Nebraska que comenzó trabajando en teatros y que, cuando debutó en la gran pantalla, logró traspasarla cuando aparecía en producciones como 'Un tranvía llamado deseo' o 'La ley del silencio'. «El cine tiene una inmensa capacidad para crear tendencias y para influir. Esa influencia comenzó cuando se convirtió en la actividad de ocio preferida de todo el mundo, allá por los años 20 del siglo pasado. En origen tiene que ver con el modo de consumirlo: una pantalla enorme, que nos supera y se impone de forma dictatorial, la oscuridad de la sala, no hay forma de escapar y apartar la mirada. Y que la conexión con la pantalla es puramente emocional», argumenta la historiadora Áurea Ortiz, que acaba de publicar el libro 'El arte de inventar la realidad' (Barlin Libros), cuando se le pregunta por la forma de impactar y de trascender de este arte.

Desde los años 20 del siglo pasado el cine es la actividad de ocio por excelencia. Eso hace que tenga una gran capacidad para crear tendencias e iconos.

«Si a esa capacidad del cine se une una personalidad muy fotogénica y carismática, como sucede con Marlon Brando, esos efectos se multiplican. Al misterio de la fotogenia no te puedo responder, ni yo, ni nadie. Hay gente fotogénica y hay gente que no lo es; hay quien, ante la cámara, embellece y hay quien palidece y se empequeñece, y no hay explicación científica ni lógica, de momento», apunta Ortiz para tratar de explicar la fascinación que producía Brando. «No tiene que ver con la belleza, hay gente muy guapa que no es fotogénica, que no da en pantalla. En el caso de Brando incluye el magnetismo de una personalidad muy fuerte, se percibe como alguien diferente y único y creo que eso le ha convertido en icónico», añade.

Brando ha vestido todo tipo de uniformes: desde segundo de a bordo en un navío del siglo XVIII hasta altos rangos del ejército americano durante la II Guerra Mundial

En ‘Sayonara’ (1957) interpreta

a un comandante de la aviación

norteamericana enviado a Japón

Brando es un teniente del

ejército alemán en ‘El baile

de los malditos’ (1958)

En ‘Rebelión a bordo’ (1962)

Marlon Brando es el segundo

oficial de a bordo

En ‘Morituri’ (1965) interpreta a un

joven pacifista alemán que trabaja

para el Servicio Secreto Británico

Brando interpreta a un

comandante en ‘Reflejos

en un ojo dorado’ (1967)

Brando ha vestido todo tipo de uniformes: desde segundo de a bordo en un navío del siglo XVIII hasta altos rangos del ejército americano durante la II Guerra Mundial

En ‘Sayonara’ (1957) interpreta

a un comandante de la aviación

norteamericana enviado a Japón

Brando es un teniente del ejército alemán

en ‘El baile de los malditos’ (1958)

En ‘Rebelión a bordo’ (1962) Marlon

Brando es el segundo oficial de a bordo

En ‘Morituri’ (1965) interpreta a un

joven pacifista alemán que trabaja

para el Servicio Secreto Británico

Brando interpreta a un comandante

en ‘Reflejos en un ojo dorado’ (1967)

Brando ha vestido todo tipo de uniformes: desde segundo de a bordo en un navío del siglo XVIII hasta altos rangos del ejército americano durante la II Guerra Mundial

En ‘Sayonara’ (1957) interpreta

a un comandante de la aviación

norteamericana enviado a Japón

Brando es un teniente del ejército alemán

en ‘El baile de los malditos’ (1958)

En ‘Rebelión a bordo’ (1962) Marlon

Brando es el segundo oficial de a bordo

En ‘Morituri’ (1965) interpreta a un

joven pacifista alemán que trabaja

para el Servicio Secreto Británico

Brando interpreta a un comandante

en ‘Reflejos en un ojo dorado’ (1967)

Brando ha vestido todo tipo de uniformes: desde segundo de a bordo en un navío del siglo XVIII hasta altos rangos del ejército americano durante la II Guerra Mundial

En ‘Sayonara’ (1957) interpreta

a un comandante de la aviación

norteamericana enviado a Japón

Brando es un teniente del ejército alemán

en ‘El baile de los malditos’ (1958)

En ‘Rebelión a bordo’ (1962) Marlon

Brando es el segundo oficial de a bordo

En ‘Morituri’ (1965) interpreta a un

joven pacifista alemán que trabaja

para el Servicio Secreto Británico

Brando interpreta a un comandante

en ‘Reflejos en un ojo dorado’ (1967)

Estrella de Hollywood asociada a decenas de escándalos y excentricidades, lastrado por una infancia inestable y una insurgente adolescencia, llegó a la interpretación casi por rebote después de haber sido expulsado de una academia militar. Allí descubrió un oficio que afrontó a golpe de impulsos. Muchos de sus rodajes resultaron complicados por su comportamiento irregular, por sus desafíos. También lo fueron sus relaciones personales, estuvo casado en tres ocasiones y tuvo once hijos. Abanderado de una masculinidad vulnerable (mucho antes de que las nuevas masculinidades se convirtieran en tema de conversación recurrente) acabó con la figura del galán asociada al cine clásico y presentó una serie de personajes que se caracterizaban por su contundencia, su genio, su prestancia. Como el revolucionario Emiliano Zapata de '¡Viva Zapata!', el atormentado Fletcher Christian de 'Rebelión a bordo', el descreído Christian Diestl de 'El baile de los malditos' o el reprimido Weldon Penderton de 'Reflejos de un ojo dorado'.

Marlon Brando «se percibe como alguien diferente y único y creo que eso le ha convertido en icónico»

Áurea Ortiz

Historiadora de arte y crítica de cine

«Cuando llegó 'El padrino', la leyenda de Brando ya estaba alimentada y cualquier cosa que hiciera iba a tener repercusión, mucho más si es pieza clave en la que es considerada una de las mejores pelis de la historia del cine, una película que, en su momento era una novedad: nadie había visto contar así una historia de gangsters. Para 'Un tranvía llamado deseo' hay un componente erótico clarísimo: Brando exuda sexualidad y un lado salvaje que traspasa la pantalla. Y en el caso de 'Salvaje' su forma de moverse, su actitud, refleja esa rebeldía como nadie. Una rebeldía muy distinta de la de James Dean, por ejemplo, mucho más vulnerable y frágil. Brando no. Brando siempre es rotundo», indica Áurea Ortiz.

Momentos icónicos en la vida de Marlon Brando

Repasamos a continuación diez imágenes de Brando que han quedado para la posteridad, como iconos de una época, como personajes eternos, o como retratos de una decadencia en la que también entró irremediablemente el intérprete.

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Un tranvía llamado deseo (1951)

Su interpretación de Stanley Kowalski le valió la primera de las ocho nominaciones al Oscar. Para la posteridad ha quedado la forma en que Brando lucía la camiseta de tirantes, empapada en sudor, lo que provocó todo tipo de connotaciones sexuales y un aumento considerable de las ventas de la prenda.

Julio César (1953)

Se puede recordar a Brando en la película 'Julio César' en la que interpreta a Marco Antonio por el discurso que da ante un pueblo enfurecido o también por el peinado que lucía y que ha dado nombre a un corte de pelo, «a lo César».

Salvaje (1953)

Dicen que fue el propio Brando el que escogió la ropa que llevó en 'Salvaje' y que todavía hoy se sigue comercializando, como la chupa de cuero, la 618 de Schott, con solapas triangulares y tachuelas, o la gorra con visera. Cambió completamente el concepto de masculinidad que hasta entonces habían defendido otras estrellas en el cine. También llamaba la atención que condujera su propia moto, una Triumph 6T Thunderbird, que volvió a ponerse de moda tras mostrarse en el filme.

La ley del silencio (1954)

Rod Steiger y Marlon Brando comparten una escena icónica para la historia del cine, en un coche donde ambos ponen las cartas sobre la mesa. Y en ella Brando pronuncia esta frase: «Pude haber tenido clase. Pude haber aspirado al título. Pude haber sido alguien, en vez de un vago, porque eso es lo que soy, admitámoslo». El American Film Institute la eligió como la tercera mejor de la historia del cine (solo por detrás del «Francamente querida, me importa un bledo» de Clark Gable en 'Lo que el viento se llevó' y la también pronunciada por Brando en 'El Padrino', «Le haré una oferta que no podrá rechazar»).

La casa del té de la luna de agosto (1956)

La caracterización de Brando como japonés fue tan buena que nadie reconocía al actor detrás del personaje de Sakini, el que se encargaba de actuar como intérprete del capitán Fisby que acude a Japón para americanizar un pueblo. Muchos espectadores pidieron que les devolvieran su dinero de la entrada porque creían que Brando no aparecía en la película.

El Padrino (1972)

Brando tenía 48 años cuando rodó 'El Padrino' y sin embargo gracias al maquillaje se transformó en un mafioso de avanzada edad. Él quería que Vito Corleone pareciese un bulldog, así que para realizar la audición se colocó algodón entre los carrillos y los dientes. Para el rodaje un dentista le fabricó una prótesis especial. Famoso es también el gato que el personaje acaricia en una de las secuencias y que en realidad no estaba previsto que apareciese en pantalla. El felino merodeaba por el set, Brando lo incorporó a su regazo y logró una de las imágenes más icónicas y repetidas de la historia del cine.

Superman (1978)

Cuentan que hizo todo lo posible para no participar en 'Superman' como padre del protagonista y por eso pidió todo tipo de excesos, como un elevadísimo caché (casi 4 millones de dólares por menos de diez minutos en pantalla) y un porcentaje de la taquilla. Pero los productores aceptaron. Para complicarlo todo más se negó a aprenderse su papel y le tuvieron que escribir las líneas en los pañales del bebé con el que compartía plano. La leyenda de Brando se alimenta con historias como esta. Es recordada la estética futurista que porta en el filme con una túnica que ha sido objeto de subasta en varias ocasiones.

Apocalypse Now (1979)

Marlon Brando se presentó en el rodaje de la película de Francis Ford Coppola con 40 kilos de más y la cabeza rapada, un aspecto que aunque en su momento no se ajustaba al personaje terminó por ser definitivo para que fuese recordado hasta la actualidad. Entre otros elementos el actor lucía en el filme un Rolex GMT-Master, que fue subastado años después por una elevada cantidad de dinero.

Cristobal Colón: el descubrimiento (1992)

Brando rodó en 1992 en España algunas secuencias de 'Cristóbal Colón', donde daba vida al inquisidor Torquemada. Pasó por, entre otras localizaciones, Talamanca del Jarama, en el Castillo de Sigüenza o en el Alcázar de Segovia. Ni el papel ni la película final resultaron memorables.

La isla del doctor Moreau (1996)

Inclasificable película de Richard Stanley en la que Brando hizo gala de una serie de excentricidades que lastraron la película. Impuso que el actor dominicano Nelson de la Rosa, de 71 centímetros de altura, le acompañara en todas las escenas. El equipo de vestuario creó réplicas del vestuario para que ambos fuesen conjuntados, algo que sirvió años más tarde de inspiración al cómico Mike Myers para crear a Mini Yo. También Brando pidió que su personaje sufriese alergia al sol y por eso, en exteriores, debía estar impregnado en crema blanca, lo que permitía que un doble hiciera algunas de sus tomas.

AUX STEP FOR JS

Brando participó en 40 películas, en un videoclip de Michael Jackson y en una serie de televisión basada en 'El Padrino'. También prestó su voz a un videojuego sobre la saga.

Solo en una ocasión se puso tras la cámara también, en 'El rostro impenetrable', después de que Stanley Kubrick abandonase el rodaje por desavenencias con el actor, que era el protagonista. Su trabajo fue bien recibido y logró incluso la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián.

La activista indígena, Sacheen Littlefeather, posa con el discurso que pronunció al recoger el Oscar de Marlon Brando. R.C.
Imagen - La activista indígena, Sacheen Littlefeather, posa con el discurso que pronunció al recoger el Oscar de Marlon Brando.

A la lista de imágenes asociadas a Brando que pasaron a la posteridad hay que añadir la de Sacheen Littlefeather, una joven apache activista por los derechos de los indios norteamericanos, subiendo a recoger el Oscar que el actor ganó por 'El Padrino'. En realidad acudió a la ceremonia para anunciar que Brando rechazaba el premio por la discriminación que sufrían los indígenas en Hollywood.

Tras 'El Padrino' rodó 'El último tango en París', célebre por las fuertes escenas de sexo entre el intérprete y María Schneider, en especial una en la que se usaba mantequilla para practicar sexo anal y que generó gran interés para un público que hacía colas en los cines para verla. Años más tarde la actriz aseguró que aquel elemento no estaba en el guión, que se sintió ultrajada y violada y que las lágrimas que derramó eran reales por la violencia que se ejerció sobre ella sin aviso previo.

Los últimos años de vida de Brando se vieron empañados por macabras noticias, como el hecho de que su hijo Christian asesinase al novio de su hermana Cheyenne. Para cubrir los gastos legales, el actor tuvo que volver al cine y publicar su autobiografía. Cheyenne terminó suicidándose.

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