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El equipo de 'Marco' en el Festival de Venecia.
«Enric Marco estaba tan contento con su personaje que no quiso dejarlo escapar»

«Enric Marco estaba tan contento con su personaje que no quiso dejarlo escapar»

Jon Garaño y Aitor Arregi compiten en Venecia con una película sobre Enric Marco, el sindicalista que fue desenmascarado tras asegurar haber sobrevivido a los campos de concentración nazis

Viernes, 30 de agosto 2024, 16:54

Engañó durante décadas a todo un país, incluida su familia. Y lo hizo con algo tan sensible como la memoria del Holocausto, afirmando haber sufrido en carne propia los horrores del campo de concentración de Flossenbürg. Enric Marco (Barcelona, 1921-2022) tenía tanto afán de protagonismo que cuando un historiador reveló su superchería en 2005 –a los 84 años–, en vez de desaparecer de la vida pública siguió acudiendo a los medios para defender lo indefendible.

'Marco. La verdad inventada' es el título del nuevo largometraje de los directores de 'Loreak', 'Handia' y 'La trinchera infinita', que compite en la sección Horizontes del Festival de Venecia. Aitor Arregi y Jon Garaño llevaban la friolera de 18 años detrás de Marco, que llegó a ser secretario general de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y presidente de la Asociación Amical de Mauthaüsen. Un sobrenatural Eduard Fernández, transmutado en el octogenario sindicalista, se prepara para recibir su cuarto Goya.

–Enric Marco se convirtió para ustedes en una obsesión.

–En estos 18 años siempre lo hemos tenido presente, aunque hemos ido haciendo otras películas. En 2006, el guionista Jorge Gil Munarriz ya nos plantea la historia y nos reunimos con Marco. Nos pareció un personaje muy interesante no solo por la mentira, sino por cómo reaccionó cuando se conoció su superchería. A los 84 años, cualquiera se hubiera escondido en casa. Y él fue a todas las teles y radios. ¿Por qué lo hizo?

Tráiler de 'Marco'.

–¿Por afán de protagonismo?

–Se creó un personaje, una nueva identidad, y no quería soltarla. Sintió que siendo el que no era conseguía la admiración y el cariño de la gente. Es algo que todos hacemos en cierta manera, intentamos mostrar nuestra mejor versión para que nos quieran o simplemente nos hagan caso.

–El sentido de su vida era ese personaje, sin él no era nadie.

–Era un señor que trabajaba en un taller. Tuvo muchas historias de joven, pero ninguna extraordinaria. Un hombre corriente que ansiaba ser un superhéroe. Esa gasolina del reconocimiento estructuró su vida. Yla mentira se fue haciendo cada vez más grande. Tuvo que ser muy cansado mantenerla durante tantos años y pregonarla a los cuatro vientos, en charlas en institutos y en el Congreso de los Diputados. Hacía falta una cierta inteligencia para que no te acabaran pillando.

–Marco reconoció su mentira pero la justificó diciendo que fue por una buena causa. Sabía conmover y logró mucho reconocimiento para los deportados.

–Trabajó mucho por la asociación, era el primero que iba a la oficina y el que la cerraba. Dio más charlas que nadie. Cuando reconoció que no había estado en un campo de concentración argumentaba que todavía podía ser válido. No pidió perdón y enrevesaba sus respuestas para terminar reivindicándose como alguien útil para los deportados españoles. Se ponía en el lado de los buenos. Es cierto que estuvo preso unos meses en una cárcel cuando fue a trabajar a Alemania, pero eso era incomparable a pasar por un campo de exterminio.

Aitor Arregi y Jon Garaño en el rodaje de 'Marco'.

–Le grabaron en una entrevista de 15 horas. ¿Qué tipo de persona se encontraron?

–Un personaje muy complejo. Un cuentacuentos que te atrapaba, sabía tocar la tecla justa. Seguramente porque durante toda su vida fue un superviviente. Aseguraba haber estado en la Columna Durruti, en la guerra de no se qué...

–Pero ya no le creían nada.

–Claro. ¿Por qué teníamos que creerle? Era un personaje incómodo, que fascinaba por la historia que hay detrás de esa necesidad de hacerse el héroe. Un ego importante que te generaba sensaciones encontradas. ¿Es un monstruo? No es alguien fácilmente catalogable.

–La película se contagia de la capacidad de fabulación del protagonista y mezcla ficción y documental. Hasta muestran la claqueta al inicio para mostrar el artificio.

–Queríamos que el espíritu de Marco estuviese formalmente en la película. Él contaba historias ficticias con elementos reales. Para huir de un mundo gris en la posguerra, Marco se inventó un personaje admirado por jóvenes universitarios. Y estaba tan contento de su creación que no quiso dejarla escapar. Nosotros creamos un nuevo Enric Marco en una ficción, porque toda película implica una manipulación. Lo que hacía él en sus charlas es lo que hacemos nosotros en la película. Por eso la cámara se ve más de lo habitual y hasta a veces se cae.

–El Enric Marco encarnado por Eduard Fernández se enfrenta en un momento dado al Enric Marco real, que aparece en un documental que ve en el cine.

–Ese lenguaje cinematográfico nos parecía muy interesante. Hay gente que cree que ese documental es una película que hemos hecho nosotros, pero es el Marco real (en el filme 'Ich bin Enric Marco' (2019)). También le hacemos dialogar con el Javier Cercas real en una charla que dio en Olot y que Marco reventó a los 95 años.

Jon Garaño y Aitor Arregi en el rodaje de 'Marco'.

–¿Eduard Fernández llegó a conocer a Marco?

–No. Eduard es la película, está presente en todos los planos. Es uno de los mejores actores europeos. Con muy poco te puede dar mucho, no le hace falta caer en histrionismos. Cogió la medida adecuada para resultar creíble, se acercó de manera humilde al personaje. En cada toma te daba nuevos matices. Y el equipo de maquillaje hizo un trabajazo.

–Enric Marco murió en 2022 con 101 años. Por edad no podría haber estado en Venecia, pero sin duda le hubiera encantado.

–Sin duda, ja, ja. Nos hemos planteado muchas veces qué hubiera pensado de la película. Estamos seguros de que hubiera ido a Venecia, no sé si a defenderla o a criticarla, y con una butifarra, como aparecía siempre. Nunca lo sabremos.

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